¿Debe el presidente del Gobierno viajar en un avión oficial a un acto privado? ¿Deja de ser el presidente del Gobierno cuando no está trabajando? A Pedro Sánchez le ha llegado el turno de responder a esas preguntas, como antes tuvieron que afrontarlas otros socialistas como José Luis Rodríguez Zapatero o Alfonso Guerra, el vicepresidente de Felipe González, muy criticados por usar para fines privados aviones públicos.
El jefe del Ejecutivo se desplazó el viernes a Castellón en un avión oficial del Ejército, pero en su agenda oficial, que distribuye a los medios de comunicación día a día y semanalmente, no figuraba ningún acto salvo el Consejo de Ministros que había presidido por la mañana. Además, en ese viaje, como en el de vuelta, le acompañaba su esposa, Begoña Gómez.
Sánchez había mencionado el martes en el Congreso de los Diputados que mantendría en Castellón un "encuentro informal" con Ximo Puig, el presidente de la Generalitat valenciana, pero su equipo aseguraba que se enmarcaba dentro de una visita privada cuyos detalles no podían desvelar. Finalmente, el propio Sánchez se encargó de difundir en las redes sociales una imagen suya, junto a su esposa, en el Festival Internacional de Benicassim (FIB), donde fue a ver a The Killers, uno de sus grupos favoritos.
"El presidente mantuvo una agenda oficial en Castellón", explica su equipo a este periódico. "Visitó el Ayuntamiento, donde firmó el libro de honor acompañado de las autoridades autonómicas y locales. Después mantuvo una reunión con el presidente de la Generalitat Valenciana Ximo Puig en la sede de la Generalitat en Castellón, la Casa de los Caracoles. El presidente se desplazó en el avión oficial. Por la noche acudió al FIB", confirman.
El presidente viajó el aparato en el que se desplaza habitualmente para actos oficiales. Pero PP y Ciudadanos no han tardado en criticar que en el viaje a Castellón pesaba más la naturaleza privada que la pública y que sus dos encuentros eran, en realidad, una excusa para utilizar medios públicos a gastos pagos.
En realidad, los dos actos que mantuvo por la tarde fueron muy breves y protocolarios, sin apenas contenido político ni justificación propia al margen de que el presidente se encontraba en la zona. En el Ayuntamiento de Castellón participó en una recepción de apenas unos minutos y firmó en el libro de honor del consistorio.
Con Puig se reunió unos minutos en la sede de la Generalitat en Castellón a pesar de que las reuniones oficiales las está manteniendo a cuentagotas con los presidentes autonómicos y todas en Moncloa. De momento, sólo ha recibido a tres: Íñigo Urkullu (Euskadi), Quim Torra (Cataluña) y Alberto Núñez Feijóo (Galicia) en estricto orden de aprobación de sus estatutos de Autonomía. Este lunes irá a Moncloa la andaluza Susana Díaz y el miércoles el asturiano Javier Fernández.
La reunión con Puig, de la que se desconoce el orden del día y de cuyo contenido no se informó ni antes ni después, más parece un gesto de cortesía por la visita de Sánchez a una comunidad con presidente socialista. La alcaldesa de Castellón, Amparo Marco, también es socialista.
Zapatero y Guerra
En 2009, Zapatero fue duramente criticado por tomar un avión similar, el de los viajes oficiales, para acudir en Dos Hermanas (Sevilla) exclusivamente a un mitin del PSOE que se enmarcaba en la campaña de las elecciones europeas de ese año.
Zapatero incumplió así el Código de Buen Gobierno, promulgado en 2005 por su Gobierno, donde se indica que los cargos públicos "se abstendrán de realizar un uso impropio de los bienes y servicios que la Administración General del Estado pone a su disposición por razón del cargo". Aunque en el entorno del entonces jefe de Gobierno lo justificó por motivos de seguridad y aseguró que el presidente lo es las 24 horas del día, en el PP se apresuraron a decir que en ocasiones como esas en el pasado se había dispuesto del personal de seguridad pero a bordo de un avión privado alquilado por el partido.
Un ejemplo aún más flagrante sigue en la memoria de muchos de los que, desde la oposición, critican el gesto de Sánchez. En 1988, el entonces vicepresidente socialista Alfonso Guerra se desplazó desde Faro, en el Algarve (Portugal), donde se encontraba con su hijo, en un avión fletado por el Gobierno para llegar a tiempo a una corrida de toros en Sevilla. En ese caso se trató de un avión Mystère, que dio nombre a la polémica.
El tren de alta velocidad que une Madrid con Castellón tarda aproximadamente 2 horas y 45 minutos. El trayecto, si se cubre en automóvil, está en torno a las cuatro horas de duración. Fuentes conocedoras de los dispositivos de seguridad de Moncloa aseguran que los equipos del presidente suelen preferir el avión para viajes así poniendo numerosas trabas a dispositivos más reducidos o el uso del transporte público en el que el jefe del Ejecutivo esté muy expuesto al público, pero el coste es infinitamente mayor en un avión oficial que por otras vías.