Los agentes confirmaron sus sospechas cuando encontraron un pulsador oculto en el reposabrazos del coche. Al accionarlo, un motor activaba un mecanismo de relés y poleas que corría por debajo del vehículo y que abría una cerradura. El cierre de una trampilla que daba acceso a un cofre oculto. En realidad, todo el frontal derecho de aquel Citroen C5 era un escondite para transportar grandes cantidades de dinero en metálico.
En el lado izquierdo, un embellecedor ocultaba otro escondrijo más rústico. Entre las dos caletas se podía transportar tantos billetes de 500 como los que caben en cualquier bolsa de deportes de 40 litros. Varios millones de euros.
Fue en diciembre de 2017 cuando los agentes tuvieron conocimiento de la existencia de aquel coche. El vehículo que la red de Sito Miñanco usaba presuntamente para mover grandes cantidades de dinero dentro del país procedente del tráfico de drogas.
Desde hacía meses, los agentes habían colocado un micro en el Saab que el capo gallego solía utilizar en alguno de sus desplazamientos. En una charla con uno de sus presuntos subalternos, el narco es informado de que Juan Antonio Fernández, alias Chus, “había tenido un accidente al trasladar dinero en un vehículo con un habitáculo oculto para estos menesteres desde Algeciras a Galicia, vía Portugal”, reflejan los informes policiales.
La Policía Nacional confirmó incluso la visita de Miñanco a casa del conductor, donde se encontraría el vehículo accidentado, con el dinero todavía oculto en los laterales.
En busca del coche
El 5 de febrero de este año arrancó la llamada operación Mito, que se saldó con la detención de 29 personas vinculadas presuntamente con el histórico capo gallego. Desde ese mismo instante, los agentes se afanaron el localizar el vehículo. El coche con los cofres preparados que aparecía en sus conversaciones.
Consultaron registros, bases de datos, y confirmaron que la persona que supuestamente conducía el vehículo, había tenido un accidente en fechas coincidentes y había sido atendido por la aseguradora AXA. La empresa explicó a los agentes que, en lugar de llevar el coche a un taller, el vehículo fue trasladado a la casa particular del afectado. Eso confirmaba la versión de las escuchas. Tres días después, el investigado pidió una nueva grúa para trasladar el coche desde su casa en Baredo (Baiona) hasta un taller en Pontevea de Teo (La Coruña), a 100 kilómetros de distancia.
Según la investigación, el coche había sido vendido, prácticamente de inmediato, a una segunda empresa: un desguace del municipio pontevedrés de La Estrada, que fue donde los agentes localizaron finalmente el coche. Cuando llegaron, el motor y las ruedas habían desaparecido, pero el chasis permanecía intacto. Así que los miembros del Grupo Operativo de Inspecciones Técnicas (GOIT) de la Policía Nacional pudieron trabajar hasta confirmar sus sospechas.
40 litros de capacidad
En un primer momento, los agentes localizaron un cofre, oculto en el lateral izquierdo del coche. El habitáculo quedó visible cuando la Policía retiró una tapa removible con un pequeño tornillo. Debajo, estaba el hueco, con una capacidad de 19 litros.
El segundo cofre apareció en el lateral contrario, pero con un sistema más sofisticado. Los cables para abrir la cerradura estaban ocultos en la moqueta del suelo del copiloto, y dentro había un rastrillo de metal con mango para sacar el dinero que se escondiera en el fondo.
Los investigadores trabajan con la tesis de que, tras el accidente, la red de Sito Miñanco trató de deshacerse del coche de una forma rápida. Por ello buscaron un taller de confianza que hiciera pocas preguntas, despiezara el vehículo y lo vendiera en el mercado de repuestos. Sin embargo, la Policía Nacional llegó antes. Eso sí. Cuando lo encontraron, el dinero ya no estaba.