El equipo de artificieros de los Mossos d'Esquadra atribuyó en un primer momento el origen de la explosión de Alcanar (Tarragona) a una avería del compresor de un frigorífico. La chispa provocada por el refrigerador, unida a una "atmósfera explosiva", fue la hipótesis que manejaron los investigadores para explicar el suceso. Horas más tarde se produjo una segunda explosión entre los escombros de la vivienda que, unida a los atentados de Barcelona y Cambrils, recondujeron las conjeturas de los agentes: el escenario era en realidad el almacén en el que los asesinos almacenaban sus cargas.
La casa de Alcanar es el punto de partida de los episodios que tuvieron lugar en Cataluña el pasado 17 de agosto. La célula yihadista utilizaba esta vivienda como laboratorio para elaborar las cargas explosivas. Se trataba de una propiedad de una entidad bancaria, si bien los terroristas la habían ocupado, logrando uno de ellos empadronarse en esta dirección: calle Montecarlo F, número 9, Alcanar.
La célula yihadista elaboraba y almacenaba en esta casa el polvo TATP, más conocido como la madre de Satán, un artefacto explosivo de gran poder destructor. También guardaban decenas de bombonas de butano con las que pretendían potenciar la deflagración. Sus planes originales pasaban por volar la Sagrada Familia o atentar contra los asistentes a un partido entre el F.C. Barcelona y el Betis. Finalmente optaron por los atropellos masivos de La Rambla y Cambrils.
La cronología de los hechos
La explosión se produjo a las 23.16 del 16 de agosto. Hasta el lugar se trasladaron una dotación de Bomberos y otra de la Policía Científica de los Mossos d'Esquadra. A la mañana siguiente -9.40-, dos artificieros de la Policía Autonómica tomaron el testigo en las investigaciones.
Según les comunicaron sus compañeros que habían trabajado durante la noche, todos los indicios apuntaban a que la deflagración se había producido a causa de una "atmósfera explosiva" que se habría iniciado con una chispa del compresor de un frigorífico. Los artificieros examinaron la zona y encontraron el refrigerador entre los cascotes, en un lugar que, atendiendo al entorno, podía ser el foco de la explosión. El compresor del frigorífico presentaba daños por una onda de sobrepresión. Los bomberos, además, alertaron de que en la vivienda se había localizado una veintena de bombonas de butano.
En la explosión resultó muerto el imán de Ripoll Abdelbaki Es Satty, aunque sus restos no serían encontrados mucho más tarde. También resultó herido otro individuo, Mohamed Houli Chemlal, que inmediatamente fue trasladado al hospital. Ante las preguntas de los agentes, Chemlal aseguró que trapicheaban con el gas de las bombonas de butano para ganarse un dinero extra. Según su versión, trasladaban el gas de las bombonas españolas a bombonas francesas, con otro aplique, para vendérselas a ciudadanos franceses de cámpings de la zona. Sus explicaciones encajaban con aquella "atmósfera explosiva" que, prendida por el chispazo del frigorífico, habría provocado la deflagración.
Con esta hipótesis se prosiguió con las labores de desescombro. Los agentes encontraron dos latas de disolvente y consideraron que la vivienda podía ocultar un laboratorio de drogas. Según sus atestados, nada hacía pensar que tras la deflagración podía ocultarse un almacén explosivo, como finalmente ocurrió.
La segunda explosión
A las 16.53 se produjo una segunda explosión en la vivienda, que hirió a 15 personas, una de ellas en estado grave. Este episodio prácticamente coincidió con el atropello masivo de La Rambla. El jefe del equipo de los artificieros recomendó parar la actuación para retomarla al día siguiente. Más tarde descubrirían la realidad de aquella vivienda.
La explosión de Alcanar truncó los objetivos de los terroristas y optaron por su plan alternativo, el que finalmente perpetraron: arrollar con un vehículo a la muchedumbre de La Rambla y repetir el mismo atentado en Cambrils. En total mataron a 16 personas.
Se vieron obligados a cambiar sus planes porque la casa de Alcanar se convirtió en un hervidero de agentes, dejando los explosivos fuera de su alcance. Actuaron a las pocas horas de que se produjese la deflagración en la vivienda, temiendo que los investigadores pudieran llegar hasta ellos.
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