La crisis de Turquía irrumpe en la foto de Doñana: Merkel y Sánchez no sólo hablarán de inmigración
- Los dos jefes de Gobierno compartirán no solo una reunión de trabajo sino una noche en el Palacio de las Marismillas y un paseo para comprobar la recuperación del lince ibérico.
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Angela Merkel visita España por primera vez este sábado desde que Pedro Sánchez es presidente del Gobierno y lo hará ya con un acuerdo bajo el brazo. La agenda de la reunión que ambos jefes de Gobierno compartirán en el Palacio de las Marismillas, en el parque natural de Doñana, residencia estival de varios presidentes españoles, incluirá como plato fuerte la migración, asunto candente en la actualidad europea y, particularmente, en la de España y Alemania.
Pero no sólo tratarán ese asunto. La crisis monetaria de Turquía estará sobre la mesa de esta cumbre veraniega después de que la lira cayera desde el jueves un 20%. El gobierno de Erdogan ha anunciado el cambio hacia una nueva senda económica aunque aún no ha planteado los pasos a seguir.
La situación es delicada, disparada la tensión con Estados Unidos en las últimas horas. Trump ordenó este viernes aumentar los aranceles del acero y el aluminio un 50% y un 20% respectivamente. La detención del pastor protestante estadounidense Andrew Brunson, para el que la fiscalía turca pide 20 años de prisión por considerar que tiene lazos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, endureció las relaciones entre ambos países, que según tuiteó Trump, "no son buenas en este momento".
La debilidad de la moneda turca está provocada por una economía basada sobre todo en el consumo interno, con un alto déficit comercial y necesitada de inversiones extranjeras, que con la presión de Estados Unidos serán más difíciles de atraer. Merkel y Sánchez deben analizar la situación y ver cómo se posicionan. Turquía es un socio muy importante de cara a la inmigración. En enero de este año la UE acordó pagar 3.000 millones de euros “para que los inmigrantes irregulares que lleguen a Europa sean conducidos a Turquía".
Merkel aterriza en España con el compromiso del nuevo Gobierno español de garantizar la entrada en vigor de un pacto clave para ella en Alemania, y más de cara a las elecciones el 14 de octubre en Baviera, el más importante de los Estados federados.
Gracias a ese acuerdo, Alemania podrá devolver a los inmigrantes interceptados en su frontera y registrados previamente en España como solicitantes de asilo. El pacto supone que los inmigrantes que quieran ingresar a territorio alemán desde la frontera con Austria, donde desde julio se llevan a cabo controles fronterizos, pero que estén inscritos como solicitantes de asilo en España, puedan ser devueltos en un plazo de 48 horas, informa EFE.
El tema es clave para Merkel, muy presionada por la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), hermanada con la Unión Cristianodemócrata (CDU) que preside la canciller y que llegó a poner en peligro la continuidad de su gran coalición de Gobierno con sus exigencias de endurecer la política migratoria. Y todo ello además en medio de un aumento del flujo migratorio a las costas españolas consecuencia del cierre de las rutas del Mediterráneo central y oriental.
La visita de Merkel es toda una deferencia hacia Sánchez, ya que hay pocos precedentes de que, tan temprano en el mandato de un presidente Español, un canciller alemán viniese a pasar un fin de semana de verano para mantener reuniones de trabajo y de ocio. La canciller podría haber ido a Doñana para una reunión, pero en vez de eso, hará noche y visitará el domingo las zonas de conservación y recuperación del lince ibérico. La jefa del Gobierno alemán ha pasado de ser la principal valedora de Mariano Rajoy en Europa, con quien además compartía familia política, a dar la impresión de querer cimentar una imagen de excepción con el presidente que desalojó a su predecesor con una moción de censura.
Para Sánchez, que ya no critica a la canciller sino que apuesta por un eje de cooperación prioritaria, ve en esta visita la ocasión perfecta para engrandecer su imagen de estadista. En los planes de Moncloa está tejer dos alianzas complementarias y en paralelo. Por una parte, con París y Lisboa, donde Emmanuel Macron y Antonio Costa pueden cimentar una alianza de comunes intereses en materia de política económica y monetaria, pero también algunos asuntos más sociales, como la inmigración.
Por otra parte, Sánchez busca un entendimiento estratégico con Merkel, consciente de que con Alemania se puede hacer mucho en Europa pero, contra ella, casi nada.
El ministro de Exteriores alemán, Heikoo Maas, abonó el terreno para el éxito de la reunión con unas declaraciones que vienen a calcar las prioridades de España en materia migratoria. Maas ha pedido más cooperación entre países para acoger a los que llegan a la frontera sur y su reparto entre países en función de las posibilidades de cada uno.
Según él, es absurdo pretender que "los rescatados en el Mediterráneo son refugiados españoles o italianos", porque eso "no funcionará en el largo plazo", según él.
De ahí su apuesta por distribuir a los que llegan a las costas europeas "entre los países de la UE estén preparados para acogerlos". "No podemos dejar en la estacada a los países de llegada, como Italia o España, necesitan nuestro apoyo", ha remachado, en una entrevista en el diario alemán Rhein-Neckar-Zeitung, recogida por Europa Press.