Pedro Sánchez tiene un problema con el techo de gasto. Aprobarlo solo es posible con mayoría absoluta en el Congreso y en el Senado. Por ello, el Gobierno del PSOE necesita al PP, que tiene mayoría en la cámara alta. Pero en Podemos han encontrado la forma de cambiar esa aritmética: derogar la ley de estabilidad presupuestaria para que la izquierda pueda aliarse y sacar adelante un techo de gasto propio y alternativo.
En un primer intento, el pleno del Congreso de los Diputados ya tumbó la propuesta de techo de gasto del Gobierno. Ahora, las negociaciones a varias bandas continúan y se aceleran para intentar sacar adelante una propuesta conjunta. Pero, pase lo que pase, el PP tiene capacidad de veto en el Senado, como ya se ha dicho.
Para desenmarañar esta situación, Podemos tiene claro qué hay que hacer: acabar con la famosa ley de estabilidad presupuestaria y sostenibilidad financiera. Así, se soslayaría ese hipotético veto del PP. Y, unidos, PSOE y Podemos podrían iniciar una senda de colaboración con el techo de gasto para continuar después con la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, auténtica prueba de fuego de esta legislatura. Esta es la opción preferida por las fuentes de Podemos consultadas por este diario.
No parece, en todo caso, que el Ejecutivo de Sánchez esté por la labor de una iniciativa tan compleja. Más aún si se tiene en cuenta que PSOE y Podemos necesitarían también el apoyo de otras formaciones para sacar adelante el techo de gasto. La opción más probable ahora mismo es que el PSOE opte por intentar un acuerdo con el PP en esta materia, para después negociar con Podemos los Presupuestos. Cosas de gobernar con solo 84 diputados.
Las propuestas de Podemos
La pasada semana, Unidos Podemos remitió un documento al Gobierno donde presentaba sus propuestas para huir de la austeridad. La formación liderada por Pablo Iglesias propone renegociar el objetivo de déficit del próximo año para situarlo por encima del 1,8 % del PIBacordado con Bruselas -aunque podría reducirse al 1,3% si finalmente el Congreso no aprueba la senda-, al considerar que cumplir esa meta implicaría realizar ajustes.
Entre otras medidas, plantea un impuesto a la banca, la imposición de un tipo mínimo efectivo de sociedades del 15 % -ambas opciones ya anunciadas por el Gobierno-, un impuesto de solidaridad de las grandes fortunas, eliminación de las sociedades de inversión de capital variable (sicav), supresión de las deducciones fiscales de los planes de pensiones privados o incremento del tipo marginal del IRPF en los tramos más altos. Medidas, todas ellas, de marcado carácter ideológico.
Para mejorar los ingresos de la Seguridad Social abogan por anticipar el incremento del salario mínimo interprofesional a 1.000 euros, que los autónomos coticen en relación con los ingresos, luchar contra el fraude en cotizaciones, destapar la base máxima de cotización o eliminar bonificaciones. Propuestas que a priori una formación como el PSOE podría apoyar. Pero la aritmética parlamentaria es demasiado compleja.