La imagen duró poco más de un segundo. Una cabezada interrumpida por el sobresalto de quien sabe que no debe caer en el sueño. Pero el sopor del magistrado Julio de Diego en el juicio de la operación Gürtel ha abierto una guerra entre los principales encausados. Una batalla que se libra desde hace varios meses -casi desde que Francisco Correa declaró en ese mismo juicio- y que tiene ahora en la cabezada del magistrado uno de sus nuevos escenarios.
El pasado 14 de agosto, el diario El Mundo adelantó unas imágenes en las que se podía ver al magistrado De Diego casi vencido por el sueño en una de las sesiones del juicio. La escena duraba apenas 20 segundos y se acompañaba con algunas fotos en momentos indeterminados, pero dos días después, el exalcalde de Majadahonda, Guillermo Ortega, presentaba un escrito para intentar invalidar la sentencia que le condenaba a 38 años y tres meses de cárcel con el argumento de que uno de los magistrados (De Diego, lógicamente) no había prestado atención suficiente al juicio, por lo que su decisión debía ser desechada.
Tras la presentación del escrito, el magistrado pidió amparo al Consejo General del Poder Judicial considerando que la denuncia respondía a una medida de presión en su contra. Pero el CGPJ no lo atendió, considerando que la independencia del juez no se podía ver comprometida al estar el juicio ya sentenciado. De hecho, el organismo ha abierto unas diligencias informativas para analizar la conducta de De Diego durante el juicio. Un trámite que parece rutinario siempre que se presenta una denuncia de este tipo.
En cualquier caso, la semana pasada se abrió una nueva brecha en el conflicto. La defensa de Álvaro Pérez Alonso, presentó un escrito para sumarse a la denuncia. Pero se da la circunstancia que en una postura diametralmente opuesta a la de Guillermo Ortega. Lo que Álvaro Pérez quiere, delegado en su letrado Javier Vasallo, es defender al juez de los ataques de Ortega. Se de la circunstancia de que Pérez, conocido como El Bigotes, salió absuelto de ese juicio, por lo la anulación de la sentencia, podría comprometer de nuevo su inocencia.
Así, el escrito presentado por su defensa recuerda que el juicio se alargó durante 18 meses, con 162 sesiones "algo que tomado como referencia, hace intrascendente e irrelevante que se traigan a colación única y exclusivamente unas grabaciones ilícitamente obtenidas sobre cuatro sesiones y un tiempo irrisorio de duración". El escrito de Álvaro Pérez al CGPJ duda incluso de que las grabaciones al magistrado estén hechas en un momento del plenario y no en un receso del mismo.
El escrito, presentado la pasada semana, pide que se tenga a Álvaro Pérez como interesado en las mismas diligencias informativas que se siguen en el órgano disciplinario de la judicatura tras la denuncia de Guillermo Ortega.
Hace solo unos días, se vivió otro escenario de enfrentamiento directo, entre Álvaro Pérez y su exjefe al frente de las empresas de Correa, Pablo Crespo. En el juicio por la pieza de la Fórmula 1 abierta en Valencia, Crespo vinculó a Álvaro Pérez con la compra de una moto para que la usara Ricardo Costa. Además negó la versión de su compañero -con el que ha compartido celda durante meses- sobre la intervención de Francisco Camps en los pagos a la trama corrupta y la justificó por su intención de ayudar a Ricardo Costa.
Se da la circunstancia de que Álvaro Pérez mantiene una oposición frontal dentro de prisión desde hace meses tanto con Crespo como con Francisco Correa. De hecho, en enconamiento es tal que Pérez fue cambiado de módulo en la prisión de Valdemoro tras las quejas de Crespo y Correa que le acusaban de perjudicarles a la hora de servir la comida, que era el trabajo que El Bigotes tenía encomendado en su día a día carcelario. Ante las reticencias y cansados de las quejas, el respomsable de la prisión decidió trasladar a Álvaro Pérez de módulo y separar así -todavía más- a los principales encausados en todo el caso Gürtel.