"A día de hoy, creo que no tiene que dimitir. Pero claro, no sé qué se va a publicar mañana". Quien así habla es un ministro que ha hablado estos días con la titular de Justicia, Dolores Delgado, que vive su peor semana desde que dejó su puesto como fiscal y llegó al Gobierno.
El futuro de Dolores Delgado pende de las noticias del día siguiente. La defensa que de ella han hecho sus compañeros y el presidente del Gobierno ha ido por etapas. Delgado no es un miembro del PSOE, por lo que no goza de una plataforma territorial o sectorial que la apoye con firmeza dentro del partido. La posibilidad de que salgan nuevas grabaciones comprometedoras hace que más de uno no haga apuestas por su continuidad.
Este miércoles se produjo un rearme del PSOE y el Gobierno, que salió a defenderla con más claridad. El presidente, Pedro Sánchez, evitó respaldarla directamente o confirmar que seguirá con seguridad en el Ejecutivo, pero enmarcó las grabaciones dentro de una coacción al Gobierno, como hiciera hace días la propia ministra.
"Este Gobierno no acepta chantajes. Hemos venido a limpiar, estamos limpiando y vamos a seguir limpiando", porque la misión del Ejecutivo es "luchar contra la corrupción, esté donde esté".
El argumentario del PSOE
El argumentario del PSOE incluye dos puntos fundamentales: desacreditar al excomisario José Manuel Villarejo, ahora en prisión, y a la oposición por servirse de él para tratar de tumbar al Gobierno. PP y Ciudadanos han reclamado elecciones inmediatas, como muchos medios de comunicación, y Sánchez ve en esos movimientos no la plasmación de una exigencia ética sino el simple acoso y derribo.
"Pasa el tiempo y te acabas inmunizando", explica otro ministro distinto al anterior. "Basta ya de hipocresía. Ellos tuvieron a un ministro que utilizó a la Policía como instrumento político y no dimitió", explican en referencia a Jorge Fernández Díaz y las grabaciones sobre la conocida como Operación Cataluña.
"No van a parar hasta echarnos. Si hoy se va la ministra de Justicia, mañana irán a por cualquier otro", explica un miembro de la Ejecutiva socialista con gran proyección. Aceptar la caída de Delgado, que ha irritado a colectivos LGTBI por sus comentarios sobre Fernando Grande-Marlaska, el ministro de Interior, pero también a Podemos, por Villarejo, podría ser una opción si Sánchez tuviera claro que actuaría como torniquete que evitaría nuevas dimisiones.
Políticamente asumible
Pero en el PSOE y en el Gobierno creen que lo conocido hasta ahora sobre Delgado es asumible políticamente. Y que la alternativa es arriesgarse a que, con tres ministros caídos en tres meses y alguno más que pueda ser puesto en el punto de mira, a Sánchez no le quede más remedio que convocar elecciones. Más aún sin Presupuestos y con un diálogo con la Generalitat que difícilmente podrá pasar de los gestos.
Mientras tanto, en el PP se preparan para un adelanto electoral porque "el Gobierno se cae a trozos", según fuentes de la dirección nacional. En el equipo de Pablo Casado piensan que Pedro Sánchez "aguanta a Delgado única y exclusivamente para no caer él". Sin embargo, la ofensiva que ya han iniciado no va a frenarse. "Hace mucho que el PP no está en la oposición, pero el PP es mucho PP en la oposición", aseguran.
Los conservadores esperarán a que el presidente del Gobierno vuelva de su viaje por Estados Unidos para ver cómo actúa con su ministra de Justicia. "Si la mantiene, seguiremos pidiendo su dimisión hasta que no tenga más remedio que sacarla". Los conservadores ven al Ejecutivo socialista "sin rumbo" cuyo único objetivo es "mantenerse como sea en Moncloa. Pero va a ser impsoible con un escándalo cada día".