Podemos presentó el viernes en Madrid su propuesta para "exhumar el franquismo, no sólo a Franco" del Valle de los Caídos... de hecho, del "Valle de Cuelgamuros", que fue el término con el que insistentemente se refirieron al conjunto monumental erigido en la sierra madrileña los dirigentes del partido morado.
El plan es una actuación integral pero la medida estrella del mismo es la demolición de la gran Cruz que lo preside, y la idea que defienden los de Pablo Iglesias es utilizar sus escombros, una vez derruida, para "crear otro monumento de dignificación y respeto a las víctimas".
Al acto acudieron Ione Belarra, portavoz parlamentaria de Unidos Podemos; Miguel Urbán, eurodiputado y coordinador del Área de Memoria Democrática y Antifascista de Podemos; Jordi Guixé, director del European Observatory on Memories y autor del informe; y Alicia Torija, profesora, activista y experta en Patrimonios Culturales. Sólo esta última se desmarcó de la propuesta de derribar la cruz, pues su idea es que "como si fuese un símil médico, hay que dejar el esqueleto entero, sólo debemos sacarle la sangre fascista al mausoleo".
Urbán quiso destacar que esta discrepancia es la prueba de que "éste es un informe abierto a la participación de la gente, de las víctimas, a las que nunca se ha considerado interlocutor válido". Aunque él se dijo defensor "absoluto" de "demoler la Cruz unida a la espada, que es la muestra clara del homenaje a lo que los fascistas llamaban la cruzada nacionalcatolicista". Y, es más, el cartelón que presidía la convocatoria era un croquis de Cuelgamuros... sin cruz.
Primo de Rivera y la basílica, también
La postura del partido morado, ahora que el Congreso ha aprobado el Real Decreto Ley para exhumar los restos del dictador Francisco Franco, es "no perder la oportunidad que se ha abierto, no queremos que el Gobierno se contente con sacar a Franco, hay que sacar a Primo de Rivera y hay que desacralizar todo el conjunto".
Esto significaría eliminar la basílica benedictina del Valle, para lo que el Gobierno tendría que revisar los acuerdos de 1979 entre el Estado y la Santa Sede. Pero eso, lejos de suponer una dificultad para los de Pablo Iglesias, es un acicate. "Es que no estamos hablando de reconciliación, sino de justicia", defendió Urbán, con el texto del informe delante.
El eurodiputado recordó que el abad de la basílica, Santiago Cantera, "ha puesto todo tipo de problemas para exhumar al dictador", razón que carga de razones a Podemos para defender la secularización del templo. Según los acuerdos del 79, los templos católicos son inviolables y cualquier actuación administrativa sobre ellos ha de contar con el permiso de la Iglesia. Y además, la basílica forma parte del conjunto exaltador del "nacionalcatolicismo", como repitieron hasta la saciedad los dirigentes morados.
La idea es que la mayoría que logró "desalojar a Mariano Rajoy de la Moncloa", como dijo Belarra, "sea la misma que apoye esto" y éste sea el inicio de un camino "para romper la impunidad del franquismo y de otras políticas que vayan más allá", detalló Urbán. Porque para Podemos "recuperar el Valle para la democracia" no es más que un símbolo, el inicio de algo mucho más profundo.
Los dirigentes del partido que sustenta a Sánchez en el Gobierno quieren comprometerlo en este empeño. Y así, le exigen que se abra a discutir su plan. De hecho, esta misma semana que empieza ya hay reuniones concertadas para comenzar a discutirlo con representantes del Ejecutivo, según confirmaron a EL ESPAÑOL fuentes oficiales de Podemos.
Un cementerio civil dividido en tres
La dignificación de las víctimas con la que la formación morada quiere "resignificar o reciclar" el Valle de los Caídos se sustanciaría en la identificación "uno a uno" de todos los cadáveres que alberga el conjunto monumental. Para ello hará falta una ingente cantidad de dinero y recursos humanos que quieren comprometer en los presupuestos de 2020. "Hay que eliminar la simbología fascista, desacralizar el lugar y convocar un concurso público internacional con arquitectos, historiadores y demás profesionales que definan cómo debe quedar el nuevo Cuelgamuros", explicó Urbán.
Y el plan contempla que cada uno de esos cuerpos, una vez identificado, sea diferenciado entre tres grupos: los muertos en la guerra, las víctimas de la represión franquista y los que fallecieron durante la construcción del mausoleo. Los herederos de quienes sean identificados podrán hacerse cargo de los restos de sus familiares y, en caso de que no sea así, o no se encuentre a los deudos, Podemos prevé un cementerio civil "sin símbolos de ningún tipo", para lo que se utilizarían los escombros de la Cruz.
"No hay proyecto democrático sin proyecto antifascista", concluyó Urbán, "porque la memoria es un arma política para el presente ante la oleada totalitaria que nos invade en Europa".