La vuelta del verano supuso, entre otras cosas, el regreso de Pablo Iglesias a la actualidad política tras el nacimiento prematuro de sus mellizos. Con él, regresaron las encuestas electorales que confirmaban, sin remisión, la caída de apoyos de Podemos en las preferencias de los ciudadanos. Iglesias no logró su principal objetivo durante el debate y votación de la moción de censura que desalojó a Mariano Rajoy, la entrada de su partido en el Gobierno de Pedro Sánchez. Así, la capacidad de capitalizar "las políticas del cambio" se vio reducida, de modo de la dirección de la formación morada adoptó la táctica de mantenerlo débil por el flanco de los ministros con problemas y rehén por el de las iniciativas parlamentarias maximalistas.



Tanto que en este primer mes de curso político ya ha pedido la dimisión de tres ministros -Carmen Montón, Dolores Delgado y Pedro Duque-, ha forzado la ampliación de las mesas de negociación de los Presupuestos y ha marcado el paso del Consejo de Ministros, que este viernes aprobaba un Real Decreto -otro más- contra la pobreza energética, comprando hasta en el nombre de la norma la terminología de la formación morada.

El principal sostén del Ejecutivo en el Congreso sabe que tiene ventaja si juega bien sus cartas. Fuentes internas de Podemos reconocen que es su debilidad en los sondeos la que marca este paso de "apretar pero no ahogar". La idea de los dirigentes del partido es mantener a Sánchez en Moncloa siempre que éste vaya pagando el peaje. Y hacer públicos todos esos pagos. 

1. Dolores Delgado, "credibilidad cero"

El escándalo alrededor de las cintas grabadas por el ex comisario José Villarejo a la ministra de Justicia durante una comida privada junto con el ex juez Baltasar Garzón, reveló claramente la estrategia de Podemos para sobrevivir como socio del Gobierno.

Los de Iglesias tardaron toda una mañana en decidirse, pero después tiraron con saña desde primera hora de la tarde contra la ministra Delgado como habían hecho una semana atrás con la ex de Sanidad, Carmen Montón, en el momento en el que su máster pasó de "regalado" a "plagiado".

En esa mañana dubitativa, Pablo Echenique pedía "esperar las explicaciones" de la titular de Justicia. Pero si los de Iglesias señalaron a Delgado como "una ministra con credibilidad cero", en palabras de Ione Belarra, no fue por sus tres versiones distintas en pocas horas para explicar la publicación de las cintas, sino por su relación con "Villarejo el tipejo", como lo definió el líder morado al pedir su salida del Gobierno.

2. Vida privada... o no

El caso es que la hemeroteca muestra una doble vara de medir en Podemos cuando se trata de revelaciones sobre la vida personal de un político: privadas eran las conversaciones en un chat de Telegram en las que el propio Iglesias expresaba sus deseos de "azotar hasta que sangrase" a Mariló Montero, periodista y presentadora entonces de las mañanas de TVE. La argumentación para defender la "honorabilidad" del líder fue que se trataba de una conversación privada que, además, se había "extraído de un móvil robado".

Pero privado era también el chat de los policías municipales de Madrid que criticaron con saña a la alcaldesa, Manuela Carmena. El partido morado entonces elevó el tono públicamente en defensa de la primera edil madrileña y el Ayuntamiento llegó a personarse en el caso acusando a dos agente por presuntos delitos de odio. Tras archivarse, el caso se acaba de reabrir y el consistorio lo ha celebrado: "Hay que investigar a esos policías que atacaban a la alcaldesa porque eran servidores públicos".

3. Sánchez, rehén de Iglesias

Fue la táctica de "apretar pero no ahogar" la que había evitado una semana antes que el escándalo de la tesis doctoral oculta y presuntamente plagiada por el presidente del Gobierno se tradujera en una ofensiva total. Pero la exigencia de dimisión regresó a los pocos días cuando OKdiario revelaba que Pedro Duque había adquirido dos viviendas a través de una sociedad interpuesta. La posible elusión fiscal del titular de Ciencia y Universidades y sus explicaciones contradictorias fueron lo de menos para Podemos, la clave estaba en la palabra del presidente: "Él dijo que alguien que haga eso no podría estar en su ejecutiva, entendemos que tampoco en su Gobierno", respondió Belarra a preguntas de EL ESPAÑOL.

4. Pedir siempre más

Pero que haya dos ministros a los que el partido morado no les da credibilidad no pone en riesgo la sociedad de gobierno: "Hemos venido a conseguir que el PSOE haga políticas para la gente", explicó el eurodiputado Miguel Urbán a este periódico, "si hay que elegir entre Duque y leyes para parar los desahucios, yo lo tengo claro".

Salía Urbán de la presentación del plan de la formación de los círculos para la resignificación del Valle de los Caídos. Otra de las iniciativas con las que Podemos le quiere marcar el paso al Ejecutivo. "No podemos contentarnos con exhumar a Franco, es la oportunidad histórica para reformar las leyes de Memoria, juzgar los crímenes del franquismo y dignificar la democracia", dijo. Para empezar, los de Iglesias proponen que al sacar a Franco también se exhume a José Antonio Primo de Rivera, se desacralice la basílica y se derruya la cruz de Cuelgamuros.

Y es que la estrategia no sólo incluye las críticas públicas al Gobierno sino la atribución de sus éxitos y la exigencia de ir más allá en cada medida.

5. Guionista del Ejecutivo

Iglesias se apuntó públicamente el tanto de que Sánchez se viera obligado a hacer pública su tesis después de ser acusado de que se la escribió el jefe de gabinete del exministro Miguel Sebastián

Después aprovechó que Sánchez se subiera a su propuesta de limitar los aforamientos a través de una reforma constitucional para exigir que se incluyera al Jefe del Estado entre las autoridades a desproteger. Y, finalmente, endureció su posición negociadora para sacar adelante los Presupuestos: salario mínimo de 1.000 euros ya mismo, impuesto especial a la banca, otro para gravar a las grandes fortunas, intervenir el mercado del alquiler...

La semana pasada, Belarra, Echenique e Iglesias en persona presentaban éstas y otras exigencias para aprobar los Presupuestos Generales del Estado: un documento de 54 páginas, de las cuales la mitad contenían medidas "completamente nuevas" para negociar, según admitió el mismo secretario de Organización. Algo imposible contando con que en una semana, el 15 de octubre, Sánchez debe llevar su proyecto a Bruselas para pasar el visto bueno de la Comisión.

6. Borrarse de las rectificaciones

También son achacables a la presión izquierdista de Podemos todas las medidas que el Gobierno ha tenido que ir rectificando -que no han sido pocas- en estos tres meses y medio: se recibió al Aquarius con fanfarrias y un mes después, en plena crisis migratoria, se tuvo que devolver 'en caliente' a 116 subsaharianos que habían entrado en Ceuta ilegalmente.

Se paralizó la venta de 400 bombas a Arabia Saudí -enemigo exterior número uno de los de morado- y después se cambió de bando ante el riesgo de perder miles de millones y de empleos en las corbetas de Navantia. Se anunció un impuesto al diésel, se dio marcha atrás y se volvió a confirmar. Se acordó revalorizar las pensiones con el IPC y la ministra Nadia Calviño lo rebajó a los pocos días...

¿Y si cae el Gobierno? Iglesias siempre podrá decir que fue porque Sánchez no pudo, o no quiso, hacerle caso.