El corazón de Valencia convertido en un gran mercadillo. Esa es la sorpresa con la que se encontraron centenares de turistas y valencianos en la plaza del Ayuntamiento este domingo. Los tenderetes generaban una estampa cuando menos polémica para la tercera capital del país, que ha apostado en los últimos años por el turismo de calidad.
La iniciativa estaba amparada por el Gobierno municipal de Joan Ribó (Compromís), al que apoyan el PSOE y Valencia en Común. El objetivo era "promocionar los mercados de venta no sedentaria". Entre las 9:00 y las 15:00 horas, símbolos de la arquitectura de la ciudad como el edificio de Correos, el Ateneo Mercantil, el Teatro de Rialto o el propio edificio consistorial quedaron ensombrecidos por montones de bragas y calzoncillos, medias, bisutería, fundas de teléfonos móviles o colonias de imitación repartidas por casi 200 tenderetes.
Por ello, varias personas han criticado en las redes sociales que mientras se promocionan lugares como la Ciudad de las Artes y las Ciencias o el Oceanogràfic para fomentar el turismo, se prive a la plaza del Ayuntamiento de su aspecto habitual y se fomente la venta de productos falsificados.
"A algunos les molesta que la plaza del Ayuntamiento sea utilizada por los vendedores que día tras día salen a la calle, llueve o truene, a ganarse honradamente su jornal", respondía a estas críticas Carlos Galiana, regidor de Comercio, en su cuenta de Facebook. "Parece que las bragas y los calzoncillos no son dignos de nuestras calles", solo está "bien si esto se da en Notting Hill o Portobello Road", añadía.
Carlos Galiana ha señalado que el Área de Comercio del Ayuntamiento ha querido dar "más protagonismo en la ciudad" a la venta ambulante, algo que genera una importante actividad económica" y ha estado muy olvidada "por parte de la administración local en la anterior etapa". Además, Galiana cree que hay que aprovechar que "la plaza del Ayuntamiento se convierte en una zona para peatones" cada último domingo de mes.
Permisividad con los manteros
Los críticos con llevar la venta ambulante a la zona noble de la ciudad consideran que esta iniciativa pueda dar pie a que los manteros proliferen en las calles más céntricas de Valencia, como está ocurriendo ya en Barcelona. En la Ciudad Condal, la alcaldesa Ada Colau ha intentado que los manteros no sean criminalizados y ha buscado alternativas para ellos, por ejemplo, promoviendo una cooperativa para que participen en el comercio justo.
En Valencia, hubo una propuesta similar, con la que se pretende legalizar a los manteros que no comercialicen productos falsificados. El Consistorio quiere que puedan trabajar de forma legal y paguen impuestos "muy similares" a los vendedores de los mercadillos, pero para ello deberán disponer de documentación que garantice que están en España de manera legal.