José Umbral era un artista. Un hombre que grabó seis discos, que llegó a ganar el Festival de la Canción de Benidorm en 1981 antes de marcharse con su guitarra a hacer las Américas y que dominaba como pocos el flamenco, la copla malagueña y la canción melódica. Lo que pocos sabían, solo un puñado de personas que controlaban su trabajo, es que José Luis R. M., que así se llamaba en realidad, era además un agente encubierto, inspector de Policía que durante años utilizó su carrera como cantante para realizar trabajos para la Seguridad del Estado.
Umbral, fallecido hace apenas tres semanas tras pelear con una larga enfermedad, logró aunar en secreto dos de sus grandes pasiones: el cante y el Cuerpo Nacional de Policía. Tanto es así que compuso incluso la música del himno del Cuerpo, presentado en 1999. En aquellas fechas, el Ministerio del Interior aseguró que la composición musical era obra de un exagente que trabajó durante años en la Jefatura Superior de Policía de Madrid. Allí arrancó Umbral su trabajo como encubierto. Pero hay mucho más.
Quienes le conocieron y guardaron durante años el secreto, mantienen sin entrar en detalles que el cantante y agente prestó importantes servicios al Estado. Era común, por ejemplo, que su guitarra amenizara las fiestas organizadas para agasajar a distintas delegaciones diplomáticas que llegaban a España. El ambiente era distendido, había alguna copa de alcohol y llegado el momento, todo el mundo quería conocer al artista. Así nacía una buena oportunidad para conseguir información importante. Su condición de agente encubierto le permitía actuar con total seguridad en esos encuentros.
En otras ocasiones, los movimientos del cantante para sus conciertos eran la excusa perfecta para que un equipo de agentes operativos le acompañara y entraran en determinados municipios del País Vasco, por poner un ejemplo, sin levantar sospechas.
Una carrera musical labrada a pulso
José Umbral -o mejor, José Luis R.M.- nació en Coín (Málaga) pero residió la mayor parte de su vida en Madrid, donde llegó en los años 70 después de haber cumplido el servicio militar. Fue entonces cuando, tras estudiar en la capital, ingresó en la Policía y comenzó a compaginar su trabajo y su carrera como cantante. Pronto pidió una excedencia para dedicarse en exclusiva a la canción y, en 1981, ganó como intérprete el Festival de Benidorm con la canción "Y te quiero".
Ese fue uno de los puntos más importantes de su carrera musical, que Umbral forjó al margen de la Policía. Además, comenzó a aparecer en las revistas del corazón por su relación sentimental con la presentadora Silvia Tortosa, con la que se casó en 1982. Poco después, Umbral se marchó a México a probar suerte. Allí estuvo cuatro años, compuso temas para artistas locales además de potenciar los suyos propios y participó en dos telenovelas. Luego, volvió a España cuando llegaban los años 90.
Fue entonces cuando sus antiguos compañeros le comentaron que sería buena idea volver al Cuerpo. En un principio, Umbral pensaba que recuperar su trabajo era imposible ya que su excedencia habría caducado con el paso del tiempo. Sin embargo, una modificación de la norma mientras estaba en el extranjero había cambiado los plazos e hizo posible su reingreso.
En lugar de volver como un agente al uso, sus superiores pensaron que sería bueno aprovechar su situación como cantante. Umbral era una cara conocida, un artista con una carrera ya formada, con una importante red de relaciones en ambientes del espectáculo y al que nadie vinculaba en aquellas fechas con operación policial alguna.
Para todos, el compositor pisaba los escenarios como había hecho toda la vida, mientras para unos pocos, extraía información de utilidad para la Seguridad del Estado, tenía acceso a distintas élites gracias a los círculos en los que se movía y era capaz de captar datos importantes para los equipos de Inteligencia.
Una doble vida
La situación de Umbral como agente de Policía era tan confidencial que ni siquiera sus más allegados lo supieron durante un tiempo. Cuentan quienes trabajaron con él que, en una ocasión, su familia comenzó a mostrarle su inquietud por la vida que llevaba como cantante. Entendían que había llegado el momento de sentar la cabeza, dejar los escenarios y buscar más estabilidad. Fue entonces cuando Umbral pidió a su jefe directo en el Cuerpo que visitara a su familia para tranquilizarla y para dar fe de que su aparente agitada vida se debía a que compaginaba los escenarios con su trabajo encubierto en la Policía.
La última vez que el nombre del intérprete apareció en las publicaciones de sociedad fue en 2015. En esa fecha, la revista Hola publicaba que José Umbral había amenizado el 74º cumpleaños de la presentadora María Teresa Campos, de quien era amiga desde hacía años, además de mantener una estrecha relación con su pareja, Edmundo Arrocet. En esas fechas, explican fuentes de la propia Policía, José Manuel había cesado ya en el cuerpo aquejado de una dolencia. El pasado 26 de octubre, medios especializados en el mundo del espectáculo anunciaban su fallecimiento en Madrid. Fue un día triste para quienes le conocieron. Y sobre todo, para quienes compartieron con él esa vida en secreto.