Juan Carlos I hizo su entrada en el hemiciclo y los diputados, senadores, presidentes autonómicos, alcaldes y demás personalidades rompieron a aplaudir. En total, fueron 103 segundos los que el monarca emérito fue agasajado con palmas por casi todos los que se sentaban, casi apretujados, en las bancadas del hemiciclo. Su cálida bienvenida duró más que la del rey actual, también muy aplaudido, pero durante menos tiempo por la irrupción del himno nacional.
Todos aplaudieron a Juan Carlos I, el rey que sucedió a Francisco Franco pero apadrinó la Transición. Todos menos los diputados de Unidos Podemos, que pusieron cara de pocos amigos pero que, pese a todo, permanecieron de pie y en silencio. Felipe González, al lado del monarca, tampoco se sumó. Tanto es así que daba la impresión de que pensaba que le estaban aplaudiendo a él.
Hasta hace una semana, no estaba claro que Juan Carlos I fuera a acudir a los actos con motivo del 40 aniversario de la Constitución. Su figura ha sido siempre contestada por los antimonárquicos, pero en los últimos años también ha sido cuestionada por otros sectores sociales que ven en su vida privada y en sus gestiones con trasfondo económico la prueba de que la imagen beatífica que a veces se dibuja de él no es sino una pantalla.
"Si no fuera por la inviolabilidad, estaría preso"
No son pocos los diputados del PSOE y del PP que creen que Juan Carlos I es ahora una figura tóxica. "Y si no fuera por la inviolabilidad que Sánchez quiere quitar para el jefe del Estado, Juan Carlos podría estar preso", lamenta un exministro y referente socialista nada sospechoso de querer cambiar la forma de Gobierno.
Juan Carlos volvió a reinar, que no a gobernar, este jueves en el Congreso. Fue rehabilitado por su lugar de honor en el hemiciclo del Congreso, por el agradecimiento de la presidenta del Congreso, Ana Pastor, al que siguió otro aplauso, y por las palabras de Felipe VI en defensa de la arquitectura institucional consagrada en la Constitución.
"Una Monarquía Parlamentaria, en el seno de una democracia, que impulsó mi padre el Rey Juan Carlos I, de forma tan decisiva y determinante, durante aquel periodo trascendental de nuestra historia; y siempre junto a él, el apoyo permanente y comprometido de mi madre la Reina Sofía", dijo Felipe VI antes de cosechar otro aplauso por esas palabras.
Pelillos a la mar
El Congreso tenía este jueves ganas de pelillos a la mar, ya que en su mayoría considera a Juan Carlos un buen rey con muchos malos vicios, pero cree que los intentos por desacreditar más su imagen corresponden no a un intento de hacer justicia, que es algo imposible por la inviolabilidad del rey, sino de desestabilizar el sistema constitucional, que era precisamente lo que se conmemoraba.
Juan Carlos I no fue invitado hace unos meses a los actos de conmemoración de las primeras elecciones democráticas, celebrados también en el Congreso, y después hizo saber su malestar. Este jueves ocurrió lo contrario y fue resarcido, aunque fuese por un día y sin la intención de que estos homenajes sean constantes.
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