Ciudadanos se blinda frente a Vox: el pacto es con el PP, o lo tomas o lo dejas
- "No vamos a admitir un programa de Gobierno diferente", dice Villegas. Pero Vox advierte de que sólo votará sí si se escuchan sus demandas.
- Valls ve una "mala noticia" que Vox esté en la Mesa y pide abstenerse al PSOE para no "hacerle el juego"
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"No vamos a admitir un programa de Gobierno diferente". "No vamos a aceptar que haya cambios". Con esas palabras, el número dos de Ciudadanos, José Manuel Villegas, anunció este jueves que su partido no permitir en Andalucía una negociación programática o de reparto de poder con Vox, partido clave en la elección de los miembros de la Mesa del Parlamento y que, salvo que el PSOE decida abstenerse, tendrá la llave para que haya un Gobierno de azul y naranja tras 36 años de socialismo.
Desde Sevilla, Villegas conminó a Vox a no abrir una negociación sobre el acuerdo ya cerrado entre PP y Ciudadanos, que contiene 90 puntos. "Tendrán que decidir qué votan a eso" y "si bloquean y no permiten que haya gobierno de cambio en Andalucía", resumió. "No va a haber negociación programática", insistió.
Villegas puede decirlo más alto, pero no más claro. Sin embargo, a Vox estas palabras les suenan, precisamente, al inicio de una negociación en la que se parte de posiciones muy alejadas para que al final, haya un encuentro en un punto intermedio tras cesiones de ambas partes.
El PP, el otro firmante del pacto, tampoco parece estar muy por la labor de tocarlo. Vox "tiene difícil explicar por qué se niega, si es que llega a negarse", en palabras de Teodoro García Egea, número dos del PP.
El número dos de Vox, Javier Ortega Smith, tiene un punto de vista diferente. "Las negociaciones para formar Gobierno en Andalucía con el PP y Ciudadanos comienzan a partir del día de hoy". "La negociación será clara, transparente y leal, pero también será difícil", según él.
Un actor más
Vox quiere ser tratado como un igual, no como un socio incómodo o un pariente llegado de fuera al que da vergüenza mostrar en público. Y, además, su condición de llave para el Gobierno de la Junta le otorga plena legitimidad para tratar de negociar su apoyo a un Ejecutivo en el que, a priori, no se integraría. Eso podría pasar por influir en políticas concretas, obtener puestos en empresas u organismos públicos o incluso participar en el diseño de las carteras, aunque la formación que lidera Santiago Abascal no ocupe ninguna.
Las intenciones de Vox hacen prever una investidura mucho menos plácida de lo que en público aventura el PP, que cree que podría hacer presidente a Juanma Moreno a mediados de enero. Si Vox no compromete su apoyo a Moreno, cabe incluso la posibilidad de que no sea propuesto a la investidura por la nueva presidenta del Parlamento, Marta Bosquet. La suma de escaños de PP y Ciudadanos es de 47 mientras que PSOE y Adelante Andalucía reúnen a 50, por lo que si Vox no se decide, la izquierda podría en teoría presentar un candidato a la investidura.
El Estatuto de Autonomía incluye en su artículo 118.2 la previsión de que, tras la primera votación de investidura (que requiere mayoría absoluta), comience la cuenta atrás de dos meses hasta la disolución automática del Parlamento y la repetición de las elecciones. Dando por hecho que PP, Ciudadanos y Vox votarán en contra de cualquier candidato de izquierdas, pero que Vox sólo votará a favor de un candidato de PP y Ciudadanos si se satisfacen sus demandas, el margen de tiempo para la negociación es muy amplio.
Prueba de fuego para Cs
Ciudadanos se enfrenta, en este contexto, a una gran prueba de fuego ya advertida este jueves por Manuel Valls, candidato a la alcaldía de Barcelona. Valls es independiente, pero cuenta con el respaldo de Albert Rivera y Ciudadanos como para disolver en su plataforma la candidatura naranja.
"Todo acuerdo programático o de gobierno con Vox sería un error político y una incongruencia moral. Sería incompatible con los valores europeos que muchos de nosotros defendemos. Pienso que siempre es mejor perder votos, o incluso el gobierno, que traicionar las propias convicciones y los valores democráticos. Este es un principio que debería aplicarse siempre en España; hoy en Andalucía, así como en Cataluña y en Barcelona", aseguró Valls en un comunicado.
En Ciudadanos laten muchas almas, entre ellas la más centrista y socialdemócrata, que ha permitido al partido de Rivera convencer a electorado del PSOE al mismo tiempo que arañaba votos entre los tradicionales simpatizantes del PP. De ahí la dureza de Villegas y Valls. Pero, ¿qué pasará si Vox tensa la cuerda? La incógnita, de momento, parece lejos de poder resolverse.