45.000, según la Delegación del Gobierno. 200.000, según los organizadores. La concentración celebrada este domingo en protesta contra la gestión de Pedro Sánchez -convocada por PP y Cs, y a la que se adscribió Vox- cubrió por completo la madrileña plaza de Colón; también las inmediaciones. Pero la sensación imperante es la de haber perdido la oportunidad de apabullar al líder socialista en las calles y de forzarle a convocar elecciones inmediatamente.
Partido Popular y Ciudadanos afrontaban la concentración de este domingo como la gran oportunidad para demostrar el clamor popular contra la gestión de Sánchez en Cataluña. "Felón y traidor", lo definió Pablo Casado. "Es una mesa para la vergüenza", apostilló Albert Rivera sobre las negociaciones entre el Gobierno y Quim Torra. Lo hicieron tras conocerse los 21 puntos exigidos por la Generalitat y de que Moncloa desvelase la figura del relator en el diálogo.
Santiago Abascal se adhirió inmediatamente a la convocatoria, si bien la organización corrió a manos de PP y Cs. La derecha y el centroderecha azuzaron el espíritu de las grandes movilizaciones para apabullar a Pedro Sánchez y demostrarle que la sociedad estaba en contra de su gestión sobre Cataluña. Y que la celebración de elecciones inmediatas era la mejor opción.
Fue entonces cuando el Gobierno reculó. La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, afirmó tras el Consejo de Ministros del viernes que el diálogo con Torra estaba prácticamente roto. En los mismos términos se expresó el presidente de la Generalitat. Pero unos y otros dejaron la puerta abierta a un "diálogo necesario". Fuera como fuese, el paso atrás deshinchó las fuerzas de la movilización, pese a que los convocantes insistieron en que salir a la calle era "más necesario que nunca".
Este domingo, una gran multitud se congregó en Colón y en las inmediaciones. Las cifras varían según de dónde provengan: entre 45.000 y 200.000 personas. Hubo foto en el escenario entre Abascal, Casado y Rivera, con un tropel de políticos de sus respectivos partidos de por medio. Y tres periodistas leyeron un manifiesto en el que se exigía la celebración inmediata de elecciones.
Pero la sensación imperante entre los convocantes es de haber perdido su oportunidad de haber apabullado a Sánchez en las calles. Destacan el esfuerzo de todas las personas que han acudido a Colón, especialmente la de aquellas que han viajado desde otros puntos de España. Pero creen que no lograron sacar todo el músculo que requería la ocasión.
La siguiente fase
¿El siguiente asalto? PP y Cs creen que tendrá que ser en el Congreso de los Diputados. Esta semana, concretamente, cuando se voten los Presupuestos Generales del Estado. Es ahí donde quieren demostrar la fragilidad de un Gobierno con 84 escaños, apoyado en Unidos Podemos y los partidos independentistas.
Vox, que no tiene representación parlamentaria, proseguirá con su campaña de movilizaciones, de actos abiertos al público y de intervenciones en los medios de comunicación. También aprovecharán el inicio del juicio del procés para presumir de iniciativa frente al separatismo catalán.
Ha pasado el domingo y la mezcla de PP, Cs y Vox ha movilizado a una multitud, pero no ha logrado apabullar a un Pedro Sánchez que este fin de semana ha estado lejos de Madrid, atendiendo a compromisos electorales en País Vasco y Cantabria.
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