María Jesús Montero, ministra de Hacienda, ovacionada este martes en el Congreso.

María Jesús Montero, ministra de Hacienda, ovacionada este martes en el Congreso. EFE

España PRESUPUESTOS

El "mitín de las 3.000 viviendas" con el que Montero se convirtió en heroína socialista

Montero repartió a diestro y siniestro y se consagró como puntal de Sánchez. Parece no temerle a las elecciones como quien sabe que lo mejor está por llegar. 

13 febrero, 2019 02:49

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Tras su primera intervención en defensa de los Presupuestos, cuando entró en la sala que en el Congreso de los Diputados se reserva al Gobierno, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, fue recibida por el resto de ministros y asesores con un sonoro aplauso. "Ha nacido una estrella", decía un diputado socialista. "Ya lo era, lo que pasa es que no la conocíais", decía un ministro en conversación con la prensa. 

Montero subió a la tribuna y comenzó a disparar. Contra los partidos independentistas y contra PP y Ciudadanos, blancos de la precampaña electoral que tuvo en el Congreso su primer acto una vez la ministra reconoció abiertamente que los Presupuestos no serían aprobados. 

Se suele decir de Montero que es una de las ministras más políticas del Gobierno Sánchez, pero este martes tuvo que enfrentarse casi a un Debate sobre el estado de la Nación al que ella empezó a dar forma desde su primera intervención, que inauguró la sesión. Los Presupuestos fueron, para los independentistas como para el resto de la oposición, una mera excusa para hablar de la crisis en Cataluña y el problema territorial que lo impregna todo. Para ella, también. 

Aplausos del PSOE

Lejos de seguir la línea oficial hasta ahora en el Gobierno, que era mostrar los reclamos de las cuentas públicas, Montero comenzó con la munición pesada. "Este Gobierno no va a ceder a ningún chantaje por parte de nadie. No va a admitir bajo ninguna circunstancia que en ningún orden del día esté el derecho a la autodeterminación de Cataluña", dijo. "Todo indica que el independentismo votará en contra de unos Presupuestos sociales buenos para Cataluña y las derechas en contra de unos Presupuestos sociales buenos para España ¿No será, señorías, que viven mejor en la confrontación que en las soluciones?", se preguntó. 

Los socialistas aplaudían a rabiar. Al ser preguntado por la fecha electoral, uno de los diputados del PSOE respondía así: "Después de esto, ¡igual nos calentamos y aguantamos hasta el final de la legislatura!", bromeaba. La intervención de Montero no iba a servir para aprobar las cuentas públicas, pero al menos sí para insuflar ánimos a una bancada socialista desmoralizada y desconcertada por las últimas decisiones del Gobierno.

Sobresalía aún más porque Pedro Sánchez era un convidado de piedra, que no hizo declaraciones a la prensa. Su voz no pudo ser escuchada y todo el protagonismo fue para Montero, cuyo discurso agradó visiblemente al presidente del Gobierno. 

El encontronazo con Oramas

Los diputados andaluces más afines a Susana Díaz no sonreían demasiado. Vieron en Montero no sólo la consagración de un valor en alza sino, de nuevo, una amenaza muy seria al liderazgo de Díaz en el partido. Pero Montero no ejerció como líder del PSOE-A sino que en ocasiones parecía una eficaz portavoz parlamentaria. Sin duda levantó más pasiones que las habituales intervenciones de Adriana Lastra, titular del cargo, generalmente menos eficaz y con muchos enemigos dentro de su grupo parlamentario. En otras ocasiones, Montero parecía una vicepresidenta del Gobierno con responsabilidades en Cataluña. 

Especialmente virulento fue su choque con Casado, que tuvo como clímax el rechazo a las bondades de la política económica del PP. "¿Sabe dónde está el milagro económico del PP? En la cárcel", le espetó a Casado en referencia a Rodrigo Rato, que lo fue todo en el Gobierno de José María Aznar hasta que acabó condenado y entre rejas. A los diputados socialistas les dolían las manos de aplaudir. 

Al final de la tarde, la diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas, intentó bajarle los humos. "Vaya mitin, señora ministra. Esto no son las Tres Mil Viviendas de Sevilla sino es el Congreso de los Diputados y usted es la ministra de Hacienda presentando unos Presupuestos". 

Montero se revolvió y preparó su respuesta y le recriminó que sugiriese "que los barrios pobres se merecen un tipo de tono y los que no son pobres". "Es un barrio como cualquier otro de este país", le espetó. "Su discurso divide, estigmatiza y enfrenta".

La ovación se volvió inevitable y María Jesús Montero salió del Congreso como heroína por un día. Todo a pesar de que este miércoles sucumbirán los Presupuestos que presentaba como ministra de Hacienda. Pero ella no parecía temerle a las elecciones como quien sabe que lo mejor en su futuro está aún por llegar.