"Previsiblemente", los Presupuestos serán tumbados este miércoles en el Congreso de los Diputados. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, reconoció este martes desde la tribuna del Congreso que había perdido toda esperanza. "Todo indica que el independentismo votará en contra de unos Presupuestos sociales buenos para Cataluña y las derechas en contra de unos Presupuestos sociales buenos para España". Game over. Ahí se acabó el sueño.
Ahí se acabó la teoría de que, al final, unos Presupuestos llenos de reclamos para Cataluña serían irresistibles para los partidos independentistas. Que ERC, en realidad, quería estabilidad para consumar un supuesto giro hacia la moderación que le permitiera ampliar su base social y engullir definitivamente al PDeCAT en las próximas elecciones. Que la apuesta por el diálogo con el independentismo era la única posible y que a los partidos independentistas les daba miedo el primer Consejo de Ministros de un posible Gobierno apoyado por diputados de PP, Ciudadanos y Vox.
El llamado "relato" este martes ya era otro. Ya había comenzado la cuenta atrás. El clima en España ya es, ahora ya por completo, electoral desde que el viernes el Gobierno escenificara una extraña ruptura con los partidos independentistas y el lunes se lanzase a dar indicios que avanzaban el fin de la legislatura. Fueron dos las indicaciones: una posible fecha, el 14 de abril, y el fin del proceso administrativo de la exhumación de Francisco Franco de manera que sólo restará abrir su sepulcro en el Valle de los Caídos para retirar sus restos.
Contra todos
Además de para confirmar su estrella ascendente en el PSOE, las más de siete horas de debate sobre la tramitación de los Presupuestos sirvieron a Montero para arengar por igual contra PP y Ciudadanos, por una parte, y contra ERC y PDeCAT por otra. La campaña electoral sobre el cadáver aún sin autopsia de los Presupuestos acababa de empezar.
El entorno del presidente del Gobierno era un hervidero de rumores, pero ya nadie cree que sin Presupuestos al Gobierno le quede fuelle para agotar la legislatura que vence en junio de 2020, a pesar de que Pedro Sánchez lo ha defendido en varias ocasiones. Tampoco hay aire en las velas para llegar a otoño, otra de las fechas posibles, aunque un ministro apuntó a este periódico esa posibilidad como teoría particular.
Ministros y asesores de Sánchez se inclinaban este martes por elecciones en las próximas semanas para que se celebren en abril. Entre el decreto de convocatoria y la celebración deben mediar, según la ley, 54 días. La fecha que cobra fuerza es el 28 de abril.
"El domingo de Ramos, no", sentenció un ministro de Sánchez en referencia al 14 de abril, fecha compleja por la cantidad de españoles que están de vacaciones en Semana Santa. "Nadie, nunca, en ninguna reunión del PSOE, ha hablado del 14 de abril", explicó un dirigente socialista. "Son quinielas", decía la portavoz parlamentaria, Adriana Lastra.
Un diputado cercano a Sánchez resumía así a este periódico el porqué: "Ahora mismo y por primera vez somos el único partido con un relato. El PP se va a pegar un hostión, por eso a muchos diputados de todos esos que aplauden [el Grupo Popular lo conforman 134 parlamentarios] les gustaría que aguantásemos. Por eso y porque muchos no irán en las listas tras la limpieza que hará Casado. Pero él [por Casado] cada día se parece más a Vox y no tendrá ya la excusa de decir que pactamos con los independentistas tras habernos tumbado el Presupuesto. Nadie se lo va a creer. Los independentistas van a tener imposible explicar por qué dicen "no" a los Presupuestos. Pero Rivera, tras la foto del domingo, ya no puede aspirar al centro. Sencillamente ya no cuela", explica.
Ciudadanos, objetivo a batir
Ciudadanos es, para el PSOE, el objetivo a batir en su apuesta por presentarse a las elecciones como una víctima a la vez de la derecha y el independentismo. El PSOE quiere reivindicar un espacio de centro y moderación y reclamar en las urnas los apoyos suficientes para hacer realidad, en una nueva legislatura, los Presupuestos que este miércoles morderán el polvo.
Podemos ya no es una amenaza para la primacía del PSOE en la izquierda como lo era en 2016, algo que en Ferraz creen que activará el voto útil en favor de Sánchez. Y Ciudadanos, confían en el PSOE, era pero ya no es el principal destino de los votos socialistas porque Rivera se ha convertido en un clon de Casado sin posibilidad de maniobrar y volver al centro si las elecciones son de inmediato. A eso pareció jugar Montero cuando llamó ocho veces "señor Casado" a Rivera, para evidente enfado del líder naranja. Ella se disculpó. Un error, dijo.
Una estrategia que viene de atrás
La ruptura de las relaciones con los independentistas ha sido brusca. Apenas comenzó el viernes tras negociaciones in extremis que incluían crear una mesa de partidos inédita y una figura de mediación independiente que sublevó a parte del PSOE. "Esas polémicas se olvidan", confía un dirigente socialista.
El alejamiento de Ciudadanos ha sido paulatino, pero se aceleró tras las elecciones de Andalucía. Fue entonces cuando el PSOE empezó a arrinconarlo en la "extrema derecha" de Vox, imprescindible para que los naranjas llegaran a la Junta de Andalucía y compañero de foto este domingo, durante la manifestación en Madrid contra las políticas del Gobierno.
Mientras, Sánchez sigue sin despegar los labios. Este martes asistió mudo al debate de Presupuestos, sin dar más que los "buenos días" o las "buenas noches" a la prensa que lo perseguía por los pasillos. Poco menos que parecía divertirse con la expectación electoral y los mil rumores surgidos sabiendo que, en realidad, puede hacer lo que prefiera.
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