Uno de los ministros de Pedro Sánchez lo resumía así, con una sonrisa al salir de un explosivo debate en el Senado: "Por fin".
Pedro Sánchez ha pasado al ataque o, lo que es lo mismo, ha entrado ya de lleno en la precampaña. Cree tener una estrategia perfecta. En una mano empuña la crítica inmisericorde y por igual al independentismo y a las que ha bautizado como "las tres derechas". En la otra sostiene un proyecto en positivo, literalmente con un corazoncito como estandarte, prometiendo una España de ensueño.
Este martes Sánchez desplegó las dos caras de su campaña. Por la mañana fue presentado en un acto titulado "La España que quieres", lema también de su precampaña, por un jubilado, un doctor en Matemáticas, una autónoma o una activista bisexual. Allí prometió una España "luminosa" en la que caben "todos". El acto y el tono fue encargado a una agencia de comunicación y publicidad que pinchó versiones de canciones como Mi querida España, Como yo te amo, o Love is in the air a los asistentes antes de que llegase Sánchez, aclamado por 10 ministros y muchos cargos del PSOE.
Los socialistas vuelven a hablar de España y han incluido el término en su lema de precampaña. Pero en el acto no hubo ninguna enseña nacional. Tampoco se citó en ningún momento la palabra Cataluña, a pesar de que la crisis institucional en la comunidad autónoma atraviesa el debate político nacional y divide profundamente al PSOE en cuanto a cómo afrontarla.
Sánchez sólo quiere hablar de España en relación al Estado del bienestar, las políticas de Igualdad o la inversión consagrada en los Presupuestos Generales del Estado, que habiendo sucumbido en el Congreso han sido reconvertidos en programa electoral para el 28 de abril.
Es España, sí, pero no de la que quieren hablar sus adversarios políticos. Con estos se enfrentó por la tarde, en la última sesión de control en el Senado. En ella, arremetió duramente contra los independentistas al hilo de la primera pregunta planteada en el pleno, por parte del senador de ERC Quim Ayats.
Agresividad en el Senado
"Lo cierto y verdad es que ustedes nunca quisieron dialogar porque lo cierto y verdad es que ustedes viven mejor con un Gobierno del PP en Madrid. Viven del conflicto", le espetó al senador de ERC. Los senadores del PP no daban crédito.
"Los extremos se tocan", dijo el jefe del Ejecutivo, poniendo como ejemplo la votación sobre la totalidad de los Presupuestos, que naufragaron por la oposición de PP, Ciudadanos y los independentistas.
"Ustedes nunca quisieron dialogar" porque "tienen miedo" a ser llamados "traidores" en Cataluña. "No quieren resolver la crisis en Cataluña, quieren vivir de la crisis de Cataluña", siguió . "Se tienen que enfrentar a sus propios fantasmas", pidió Sánchez a ERC. De lo contrario, el líder del PSOE, con las encuestas de cara, le augura un retroceso a la formación que preside Oriol Junqueras. "Les va a ocurrir lo mismo que les ocurrió al PDeCAT. Van a ser devorados por ese tigre del independentismo" al que, según él, se han subido.
Este discurso provoca una honda satisfacción en el seno de su partido, tanto entre los que creen que hay que combatir al independentismo sin cuartel como a los que creen que es necesario dialogar con ERC y PDeCAT. La explicación está en los Presupuestos y en la campaña electoral.
Los barones socialistas que gobiernan en varias comunidades están satisfechos con que Sánchez dé por concluida la etapa del diálogo tras tantos meses, sino años, advirtiéndole de que lo hicieran. Los sectores más cercanos al entendimiento con los independentistas creen que la excusa de los Presupuestos justifica el tono agresivo que les vendrá bien en toda España de cara a las elecciones.
El encontronazo con el portavoz del PP, Ignacio Cosidó, fue duro. "Es difícil en ocho meses de Gobierno hacer más daño a España del que usted ha hecho", dijo. Según Cosidó, tras el 28 de abril Sánchez no podrá "dar la cuarta vuelta al mundo" ni ir a más conciertos en su Falcon, pero sí escribir más libros. Por eso le recomendó dos nuevos títulos: "Historia de una traición y manual del incompetente".
Se dio la casualidad de que algunos senadores se estrenaban en el cargo prometiendo o jurando su cargo. Salieron espantados. "Es la Cámara Alta, pero el nivel está muy bajo", lamentaron sobre el tono del debate.
Voto con ERC y PDeCAT en el Congreso
Mientras, en el Congreso de los Diputados, el Partido Popular protagonizaban la aprtura de un debate en el Congreso con una “reaznarización” del Código Penal. Tal y como hizo el expresidente del Gobierno en la segunda legislatura, los de Pablo Casado pretendían recuperar las penas de cárcel contra quienes convoquen consultas ilegales. Una reforma que los conservadores aprobaron a modo de prevención contra el exlehendakari Juan José Ibarretxe y que ahora quieren resucitar con la vista puesta en Cataluña. Fue José Luis Rodríguez Zapatero, tras entrar en Moncloa, quien desbarató el proyecto sellado por José María Aznar.
Se trataba sólo de una intención. Un brindis al sol sin efecto vinculante, en formato de Proposición No de Ley (PNL). En definitiva: la búsqueda de un debate de campaña electoral. Ciudadanos, Foro Asturias y UPN votaron a favor, pero el PSOE derribó la intención de los populares con el apoyo de quienes hicieron a Sánchez presidente del Gobierno: Podemos y los separatistas.
“Debemos prevenirnos de los golpes contra la democracia. Su hoja de ruta sigue siendo delictiva”, arguyó la portavoz popular, Dolors Montserrat. “Si el PSOE no hubiera reformado el Código Penal, los presos independentistas también estarían siendo juzgados por convocatoria ilegal”. Ignacio Prendes, por parte de Ciudadanos, apoyó: “Nosotros votaremos a favor. Quien lo haga en contra, estará propiciando la impunidad del nacionalismo”.
El diputado socialista Juan Carlos Campo dijo no encontrar “ningún motivo” para secundar la proposición del PP. Los socialistas conciben que, a día de hoy, ya existen “mecanismos suficientes” para evitar las convocatorias de consultas ilegales, como por ejemplo “la Constitución”. A ojos del PSOE, “el Código Penal no debe convertirse en un arma arrojadiza contra el contrario”. Campo criticó al PP por “confundir el castigo con la solución”: “Dialogar no es ceder; y consensuar no significa rendirse”.
Los partidos independentistas describieron la propuesta del PP como la prueba de que el juicio por rebelión y sedición “es injusto”: “Por eso ahora quieren aprobar esto, para culparles por otra cosa”. Mikel Legarda, del PNV, acusó a azules y naranjas de querer “solucionar judicialmente los problemas políticos”. EH Bildu, Compromís y ERC coincidieron en recriminar a PP y Ciudadanos la búsqueda de un viaje hacia “tiempos pasados”.
Al final, la moción de censura volvió a articularse después de muerta por el fracaso de los Presupuestos. Tras criticarlos en el Senado, los socialistas acabaron votando con los partidos independentistas, algo que les valió las críticas de la oposición. Está por ver si Sánchez es capaz de convertir su estrategia poliédrica de campaña, que utiliza un mensaje para cada situación, en una victoria electoral o si sucumbirá al no ser creído en ninguna de sus caras.
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