"Gracias a Alá y a su gracia, el domingo, 21 de Jumada al-Akhira del año 1440 [24 de febrero de 2019], una brigada de Jama'at Nasr al-Islam Wal Muslimeen atacó la base de Koulikoro". Con esa afirmación, y a través de sus canales de difusión, Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) se atribuye el atentado contra la base militar en Mali en la que están desplegados 243 militares españoles. La organización terrorista yihadista, además, da los supuestos nombres de los dos conductores suicidas: Zubair al-Ansari y Okasha al-Ansari.
La reivindicación que hace el grupo yihadista se sostiene entre algunos datos erróneos o, directamente, falsos. La hace a través de uno de sus instrumentos de comunicación, una suerte de agencia denominada az-Zallaqa. En ella, sostiene que el ataque se cumplió con éxito contra la base de Koulikoro, ubicada en Bamako, capital de Mali. La afirmación es equívoca: Koulikoro se encuentra a unos 60 kilómetros al noreste de Bamako.
Pero hay otros datos que son falsos, orientados en la estrategia propagandística de AQMI: "El ataque concluyó con varios miembros de las fuerzas de ocupación europeas muertos y heridos". Una afirmación falsa. Sólo resultaron heridos leves dos soldados malienses que hacían guardia con los militares españoles.
Los conductores suicidas
Además, AQMI ha difundido las fotografía de los dos supuestos conductores que tenían intención de suicidarse mediante una gran deflagración para perpetrar una masacre en la base en la que están los militares españoles. Recordemos que dos soldados, a bordo de un vehículo Lince y con la ayuda de una ametralladora 12,70 mm, abatieron a uno de los conductores; el otro detonó su carga fuera de la base al quedar bloqueado el acceso al recinto.
También dan sus nombres. Subair al-Ansari y Okasha al-Ansari. Fuentes de seguridad consultadas por EL ESPAÑOL sostienen que, con toda probabilidad, sean nombres diferentes al de su nacimiento, adquiridos cuando entraron en las organizaciones terroristas. Además, el sobrenombre de "al-Ansari" hace indicar que se trata de ciudadanos de origen maliense.
En una entrevista concedida a este diario, el teniente coronel José María Leira Neira, al frente del contingente español en Koulikoro, afirmaba que los atacantes "venían de bastante lejos porque no conocían bien la entrada de la base". Las mismas fuentes de seguridad apuntan que, tras conocerse estos nuevos datos, lo más probable es que Subair y Okasha sean originarios de la región norte de Mali, bajo fuerte influencia yihadista.
Sobre el mapa, es fácil trazar una línea que divide Mali en dos zonas. La parte sur, donde se ubica Bamako, es la zona más segura y en la que se ubican las estructuras gubernamentales. El norte, con Tombuctú como ciudad más representativa, está sumido en el caos: hay guerras personalistas, enfrentamientos entre tuaregs y, desde hace unos años, una gran presencia yihadista. Un cóctel al que hay que añadir los viejos combatientes de Libia que se refugiaron en la región tras la caída de Muamar el Gadafi.
Un líder yihadista abatido
El despliegue militar español en Mali se encuadra dentro de la misión de la Unión Europea EUTM-Mali, de adiestramiento y asesoramiento a las fuerzas armadas locales para que adquieran las capacidades de defensa frente a estas amenazas. Francia, además, sostiene la operación Barkhane, de enfrentamiento directo para evitar la desestabilización de la región.
Hace unos días, las tropas francesas acabaron con la vida de un destacado líder yihadista de Mali, Yahia Abu el Hamman. El ataque contra la base de Koulikoro habría sido un acto de venganza por esa acción, además de una exhibición de fuerza tras la pérdida.
Más allá de los fines, el comunicado de AQMI pone de manifiesto que el ataque contra la base de Koulikoro, frustrado por los militares españoles, se trata de un ataque yihadista.