Brendon Tarrant ha inscrito su nombre en la lista de los asesinos más sanguinarios de los últimos tiempos. Con su asalto a las mezquitas de Nueva Zelanda, armado con un arsenal y retransmitiendo sus movimientos por Facebook, el terrorista se ha llevado la vida de medio centenar de personas. La cifra puede aún crecer, habida cuenta de que hay decenas de heridos graves. ¿Qué ha fallado para que un individuo pueda llevar a cabo una masacre de esa envergadura? Las pesquisas arrancan en su pasado; quién es el autor, dónde ha estado y cómo se ha radicalizado. Y es ahí donde surge España.
Tarrant no es un tipo que haya caído en su propio delirio dentro de las fronteras de su país. Las escenas que se han vivido este jueves en Nueva Zelanda son el último episodio -y el más sanguinario- de su trayectoria. La retransmisión de la masacre por Facebook a través de su cámara GoPro refleja la frialdad con la que actuó. Imágenes que, por su crueldad y movimientos, podrían parecer sacadas de un videojuego.
El terrorista ha querido dejar un legado en forma de "manifiesto". En él detalla sus argumentos que le han llevado a sembrar el terror. Dice que está preocupado por la invasión de los "no blancos" en diferentes partes del mundo. Y que confirmó esa preocupación en un viaje que hizo por diferentes países por Europa.
En su manifiesto detalla su estancia en Francia, en Portugal... y en España. Un viaje del que sacó una conclusión: "La verdad de la situación política en Europa se me hizo de repente inaceptable. Me desesperé. Mi fe en una solución democrática desapareció". Su radicalización le llevó a tomar el camino de la violencia física elevada al máximo nivel, que liberó en los ataques a las mezquitas neozelandesas.
Brendon Tarrant estuvo en nuestro país, pero apenas deja más indicaciones sobre lo que hizo aquí. Lo que sí expresa es su admiración hacia el neonazi Josué Estébanez, autor criminal del asesinato de Carlos Palomino en el Metro de Madrid el 11 de noviembre de 2007.
No habla de él en su manifiesto. En concreto, el terrorista Tarrant escribió el nombre de Josué Estébanez en uno de los cargadores del arma automática con la que acabó con la mayoría de sus víctimas. También anotó referencias a algunos hechos históricos: la fecha de 1683 -año del asedio del Imperio otomano a Viena- o el nombre de Sebastiano Venier, comandante de la flota veneciana en la batalla de Lepanto contra los turcos.
El doble ataque de Nueva Zelanda, con medio centenar de víctimas, es un reflejo de que el terrorismo, sea cual sea su bandera, ha dejado de ser un fenómenos intranacional. En Nueva York, por ejemplo, se han reforzado las medidas de seguridad en torno a mezquitas y otros centros de culto religioso. Y Brendon Tarrant reunió elementos de diferentes países, España entre ellos, para justificar su delirio.
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