Norbert Feher, el fugitivo serbio encarcelado en la prisión de Zuera (Zaragoza) desde que asesinó el 14 de diciembre de 2017 a dos guardias civiles y a un ganadero en Andorra (Teruel), viajó hasta la zona “por negocios” y tuvo cómplices que le ayudaron en su escapada que ahora pagan por no ser delatados. Así lo reconoció el acusado por videoconferencia en el juicio que se celebró en Bolonia (Italia) el 30 de enero por los otros dos asesinatos que cometió allí ocho meses antes del triple crimen.
En la declaración íntegra, a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, los investigadores italianos se preguntan cómo y por qué llegó a España, además de los medios que utilizó para no ser detenido durante la huida. El preso describe al detalle el recorrido que hizo. Según su versión, no fue hasta el 20 de mayo cuando se vio obligado a abandonar Italia “a la fuerza” y asegura que cruzó la frontera de Francia por los Alpes franceses del Sur.
Una vez que enfiló los Pirineos, viajó hasta el municipio turolense de Híjar, una zona que reconoce que no conocía de nada pero a la que tenía que llegar “porque tenía asuntos que hacer allí".
-¿Negocios?
- Sí.
Mapas con rutas marcadas
Cuando fue detenido llevaba varios mapas encima, uno de ellos de la provincia de Teruel. En un mapa europeo tenía marcada una ruta con rotulador negro que arrancaba en Bolonia y finalizaba precisamente en este municipio del Bajo Martín. Hace tres meses, él mismo ofreció a este periódico detallar los motivos que le condujeron hasta Teruel previo pago de 2.500 euros, una posibilidad que fue descartada rápidamente.
Entre los “negocios” que Feher dice haber hecho en España confirmó al juez la “compra de armas”, aunque sin dar más detalles. El interrogado habla de que transportó desde Italia seis pistolas, aunque en el momento de la detención en Mirambel (Teruel) llevaba encima la Smith & Wesson con la que mató a sus víctimas y una Beretta, además de las dos armas que robó a los guardias civiles Víctor Romero y Víctor Jesús Caballero una vez que los tiroteó. Preguntado por el arma que apareció un mes y medio escondido en un pajar muy cerca del lugar crimen no quiso confirmar si era suya y no quiso desvelar si la dejó allí porque se le atascó y ya no le servía: “No respondo a esto”.
Los abogados de las víctimas italianas también se interesan en el interrogatorio por el destino al que se dirigía Feher el 14 de diciembre de 2017, una vez que mató a José Luis Iranzo, a Víctor Romero y a Víctor Caballero. El detenido se limita a decir que “iba a Valencia” porque en esa zona “tengo muchos amigos”. Tras dar a entender que durante toda su huida tuvo ayuda para esconderse, reconoce sin tapujos que no puede delatar a terceros porque “me pagan para que guarde silencio. Por esta razón… no hablo”.
Ayuda del exterior
La tesis de que el criminal puede estar recibiendo ayuda del exterior, también económica, se reforzó en diciembre de 2018. Cuando cumplió su primer año en prisión preventiva, cambió al abogado de oficio por otro letrado con despacho en Calatayud (Zaragoza) que se resiste a desvelar quién paga el coste de sus servicios.
Desde hace más de un año, Norbert Feher se comunica desde la cárcel de Zuera con el exterior a través de una mujer residente en Móstoles (Madrid) y que él presenta como una amiga íntima con la que, hasta el momento, se limita a intercambiar correspondencia. Sin embargo, según ha podido corroborar este diario, es la persona que hace de intermediaria entre él y aquellos con los que el criminal quiere contactar sin descubrirlos.
En otro pasaje de su declaración ante el juzgado de Bolonia, el fugitivo serbio habla de que “hay reglas no escritas para ganarse el respeto” dentro de la cárcel. Una de ellas, “no involucrar a cómplices”.
“No pertenece a este interrogatorio”
El acusado, que declaró a través de videoconferencia desde la cárcel zaragozana, guardó un calculado silencio cuando le preguntaron por un grupo de marroquíes dirigidos por el belga Ettouhami El Medi, cabecilla de la supuesta red internacional a la que pertenece, y quien le dio cobertura para que escapara, según el chivatazo de un preso italiano.
“Hay ciudadanos marroquíes en la costa andaluza que se dedican a vender estupefacientes. ¿Los conocía?”, le preguntan. “Son asuntos que no pertenecen a este interrogatorio”, zanja sin dar ni una sola pista sobre un asunto que ha provocado un duro enfrentamiento entre la Guardia Civil y la Policía Nacional.
A finales de noviembre de 2017, mientras Feher ya dejaba rastro de sus robos en la provincia de Teruel, la Policía Nacional desplegó una operación entre Málaga y Algeciras para atraparlo junto a sus supuestos cómplices, un dispositivo que resultó infructuoso. La Guardia Civil, sin embargo, mantiene que esta información que manejaba la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) no la compartió en ningún momento con otros cuerpos. Así intentan defenderse del vendaval de críticas por no haber desplegado un dispositivo acorde para atrapar al criminal, que intentó matar a otras dos personas en la misma zona nueve días antes de consumar el triple crimen. El asunto se intentó dirimir en el Juzgado Número 2 de Alcañiz que instruye el triple crimen, pero la Audiencia Provincial de Teruel lo desestimó en un auto firmado el 13 de febrero al considerarlo fuera del ámbito de su competencia.