Pedro Sánchez fue elegido presidente del Gobierno gracias al apoyo de Unidos Podemos, PNV y los partidos independentistas. Si el PSOE tiene al alcance de su mano una investidura tras las elecciones del 28 de abril, el número tres del partido lo tiene claro. "El apoyo de Ciudadanos es siempre preferible al de alguien que cuestione la unidad de España y el marco constitucional. Es evidente. Lo hemos pedido, pero no lo hemos conseguido".
Sus palabras, parte de una entrevista que EL ESPAÑOL publicó este domingo, son un clamor en ciertos sectores del partido. La relación de Sánchez con los independentistas ha marcado los últimos tres años de la vida del PSOE y provocó, junto a las disputas internas, la caída del secretario general en un aciago Comité Federal. Después, los propios independentistas fueron clave tanto en su llegada a la Moncloa como en el naufragio de los Presupuestos, que llevó al presidente del Gobierno a llamar a las urnas.
"Ábalos ha dicho lo que muchos pensamos. Es una obviedad que al PSOE le iría mucho mejor con un acuerdo con Ciudadanos que dependiendo siempre de lo que diga Puigdemont o lo que les venga bien a los independentistas. Así no se puede gobernar España y se ha visto", asegura un dirigente del partido consultado por este periódico.
Un PSOE autónomo, una propuesta increíble
Este dirigente habla de ello en privado, ya que la estrategia de campaña del partido es, por ahora, no hablar de ningún pacto. El objetivo central es movilizar al electorado en base a la expectativa de un proyecto autónomo como único freno posible frente a Vox y el centroderecha. Sin embargo, es virtualmente imposible que el PSOE logre una investidura sin pacto alguno. La lógica de la moción de censura (todos para echar a Mariano Rajoy) ya no opera. Es inverosímil que el PSOE obtenga apoyos gratis para un Gobierno estable de cuatro años. El mensaje de campaña sencillamente no se corresponde con la realidad.
La cuestión de los pactos está sobre la mesa. El propio PSOE habla de "trifachito", "derecha trifálica" o "tripartito de la derecha" al augurar que si PP, Ciudadanos y Vox suman mayoría absoluta, pactarán. Por su parte, PP, Ciudadanos y Vox advierten de que Sánchez puede querer volver a la Moncloa con los mismos votos que lo eligieron presidente en la moción de censura: los de PDeCAT y ERC. Podemos y los partidos independentistas piden al líder socialista no sólo que vuelva a explorar esa posibilidad como única viable, sino que, en el caso de PDeCAT y ERC, ponen un referéndum de autodeterminación como condición para cualquier apoyo.
En ese sentido, las palabras de Ábalos abren una espita en un escenario nuevo. El número tres del PSOE no ahorra críticas a Ciudadanos, a quién hace más reproches incluso que al PP, en teoría más alejado de su espectro. Al mismo tiempo, reconoce que el PSOE firmó con Albert Rivera el conocido como Pacto del Abrazo, en 2016, que no permitió la investidura de Sánchez por el "no" de Podemos, entonces concentrado en el sorpasso al PSOE. Según Ábalos, hoy como entonces, esas medidas siguen siendo válidas y, llegado el caso, podrían explorarse para un nuevo acuerdo.
No insultar a Ciudadanos por si lo acabas necesitando
Según algunos en el partido, reconocer la posibilidad de un pacto con Ciudadanos no le hace, en realidad, ningún favor a Rivera. "En Ciudadanos hay votantes socialistas y tenemos que aspirar a que vuelvan. Seducirlos nos viene bien tanto antes de la campaña como después. Si acabamos necesitando a Ciudadanos, ¿cómo vamos a conseguir pactar si no paramos de insultarlos?", explicaba hace días un presidente autonómico socialista que puede verse, él mismo, en esa situación.
Decir que el PSOE no veta a Cs y que lo prefiere a los independentistas también refuerza la idea del "cordón sanitario", tal y como los socialistas definen el no de Rivera, del que son una víctima injustificada, según su argumentario de campaña.
Además, mantener la mano tendida al partido naranja, siempre a condición de una rectificación y un alejamiento de Casado, mina el discurso de Rivera, que se presenta como alternativa y como proyecto casi antagónico. ¿Cómo puede ser uno alternativa si el otro partido plantea un pacto contigo con total normalidad? La dinámica de bloques, de PSOE y Podemos contra PP, Ciudadanos y Vox, podría perder vigencia si los socialistas perseveran en esta posibilidad.
Todas las puertas abiertas
Tanto Sánchez como los presidentes autonómicos del PSOE quieren tener todas las puertas abiertas. Como en toda camapaña, la clave es cómo movilizar más a su electorado y cómo ganar votos. De momento, la línea oficial, fijada por Sánchez en colaboración con su jefe de Gabinete, Iván Redondo, y el propio Ábalos (estos dos coordinadores del comité de campaña), es centrarlo todo en confrontar con Vox y el centroderecha, prácticamente como si no hubiera diferencias entre los tres partidos, parte de un mismo tsunami regresivo.
Las palabras de Ábalos abren una línea nueva de campaña que, en realidad, para algunos en el PSOE es obvia. Al margen de la coyuntura y la voluntad política, el referéndum del 1-O y el pulso constante al Estado hacen que los partidos independentistas sean, a priori, una opción menos fiable que Ciudadanos, por mucha distancia ideológica que haya con el partido naranja.
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