"No es no". El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, trató el jueves por la noche de despejar cualquier tipo de duda sobre su disposición a negociar sobre un referéndum de autodeterminación en Cataluña. En una entrevista en Telecinco, Sánchez fue categórico e insistente. "No es no. No va a haber independencia ni derecho de autodeterminación. No se va a vulnerar la Constitución", proclamó.
Su contundencia refleja, en sí misma, una flaqueza. Cuando es necesario utilizar la máxima firmeza es porque los mensajes no han calado lo suficiente hasta entonces. Pero Sánchez buscaba, con esa frase, neutralizar el principal eje de la campaña de PP y, sobre todo, Ciudadanos. Ambos partidos, al igual que Vox, aseguran que la unidad de España está en juego por la cercanía de Sánchez a los partidos independentistas.
La crisis institucional en Cataluña y, más ampliamente, el diseño territorial del Estado se confirmó como determinante durante las últimas elecciones andaluzas, como han reconocido los propios socialistas. Podría serlo de nuevo el 28 de abril y por eso el PP y Ciudadanos le dan al asunto la máxima relevancia. Mientras, el PSOE lo apuesta todo a las política sociales y el freno a la ultraderecha.
Sánchez no quiere que quede ninguna duda sobre su negativa a aceptar la principal reivindicación de los partidos independentistas, que vuelve a ser un referéndum acordado con el Gobierno central.
Sánchez empeña su trayectoria
Por ese motivo, el presidente del Gobierno ha recurrido a una de las imágenes más potentes de su trayectoria política, el "no es no" a Mariano Rajoy que se popularizó durante la campaña de primarias socialistas y que fue coreado en los mítines que Sánchez protagonizaba, casi como si fuera una estrella de rock, desbordando todos los aforos. Con la fuerza del que fue capaz de dimitir para no investir a Rajoy, Sánchez aseguró el jueves que se plantará ante cualquier intento de intercambiar la soberanía nacional por apoyos a una investidura.
Este viernes, la portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, fue la encargada de utilizar palabras con gran carga para arremeter tanto contra los independentistas como contra EH Bildu, formación que conoce bien, pues ha desarrollado toda su carrera política en el País Vasco.
Celaá consideró "aberrante" que Quim Torra, el president de la Generalitat, pueda estar seleccionando mossos d'Esquadra para una guardia propia y que entre los criterios esté la adhesión al ideario independentista. Así lo han denunciado varias formaciones políticas tras trascender en El Periódico el insólito procedimiento. "El requerimiento básico de la policía es la neutralidad política", ha recordado. "Si esto es así, sería aberrante. No lo podemos contemplar. Lo primero que hay que hacer es pedir explicaciones al Govern y que lo aclare".
Palabras "del todo inaceptables"
Celaá se puso aún más dura al hablar de EH Bildu, que esta semana comparó a la Policía con los "nazis" en un debate sobre una ley en el Parlamento Vasco que pretende reconocer a las supuestas víctimas de abusos policiales.
Se trata de expresiones "del todo inaceptables para cualquier democracia". Él debería haber empezado su interlocución pidiendo perdón por los crímenes de ETA", ha dicho Celaá sobre este "lamentabilísimo incidente". "Bildu todavía tiene cuestiones pendientes dentro de la democracia española, entre ellas pedir perdón", según ella.
Este endurecimiento del tono contra los nacionalistas y separatistas inició su andadura cuando sucumbieron los Presupuestos Generales del Estado, que PDeCAT y ERC se negaron incluso a tramitar en el Congreso de los Diputados.
Sin embargo, a medida que avanza la campaña, el PSOE trata de afianzar cada vez más su distancia con estos grupos políticos. PSOE y Ciudadanos son los partidos con más electores indecisos y ambos están tratando de arañar votos al contrario. Albert Rivera ha incorporado a su proyecto a varios exdirigentes socialistas, entre ellos la exportavoz en el Congreso Soraya Rodríguez o el exministro de Trabajo Celestino Corbacho y también ha presentado algunas medidas de carácter más social.
Contra los independentistas, pero con ellos en el Congreso
Sin embargo, el desmarque del PSOE de estos partidos no esconde que esta semana han sido clave para la convalidación de sus decretos. Los seis han sido aprobados y la portavoz de EH Bildu relató un rosario de llamadas del Gobierno para garantizar que su voto, que era decisivo, sellaba la mayoría en favor del Ejecutivo. Lo mismo ocurrió con Aitor Esteban y los dirigentes del PNV, a los que el Gobierno confirmó su "voluntad" de "desatascar" transferencias pendientes.
Además, el PSOE tiene la consigna de no hablar de pactos. Ni con Ciudadanos ni con los partidos independentistas, aunque una suma con Podemos implique, con muchas probabilidades, necesitar de los separatistas para ser completada. Ahí, Sánchez ya no dice "no es no" sino que quiere gobernar en solitario.