En los programas electorales de 2015 y 2016 figuraba. El PSOE se comprometía a "regular la celebración de debates electorales con la creación de una Comisión Independiente de Organización de Debates formada por profesionales del periodismo de reconocido prestigio". La idea fue ampliamente explicada por los responsables del partido que entonces reprochaban a Mariano Rajoy no participar suficientemente en las citas televisivas. Pero ha desparecido de las promesas electorales del partido.
"En este país se hacen los debates que decide el PP, y son lentejas. Por eso habría que regularlos. En los debates electorales, los medios deberían ser independientes para elaborar sus normas y poner sus propias reglas, para que no se vuelva a escaquear Mariano Rajoy", decía entonces Óscar López, uno de los principales responsables de la estrategia socialista, hoy presidente de Paradores.
López tenía razón. Rajoy acudió a lo que quiso: un cara a cara con Pedro Sánchez antes de las elecciones de 2015 y un debate a cuatro al que se sumaron Pablo Iglesias y Albert Rivera antes de las de 2016. Un debate en cada cita electoral. Como ahora Sánchez.
El actual jefe del Ejecutivo había aceptado tan solo una de las múltiples ofertas para debatir: la que incluía a Santiago Abascal en una cita que organizaba Atresmedia, el grupo de comunicación de Antena 3, La Sexta y Onda Cero. Para ello había rechazado un cara a cara en Mediaset (Telecinco, Cuatro) y la oferta de debate a cuatro de RTVE, a pesar de que el PSOE siempre ha hecho gala de una apuesta por los medios de comunicación públicos, cuyo alcance dentro y fuera de España es potencialmente mucho mayor.
Finalmente, Sánchez ha optado por acudir al de RTVE ante el revés de la Junta Electoral de excluir a Vox a menos que participen otros partidos con representación parlamentaria. "Será un honor debatir en RTVE, la televisión pública española de todos a la que su Gobierno ha devuelto la independencia y neutralidad", dijo el PSOE en un comunicado este miércoles.
El candidato que se ve ganador limita los debates
Los manuales de estrategia electoral y la historia son tozudos. Los candidatos a la ofensiva y que buscan superar su resultado en las encuestas piden múltiples debates. Lo hacen en nombre de la democracia y de los derechos de los ciudadanos y aseguran no tener miedo. No falla.
Los candidatos en cabeza en los sondeos, más aún si son presidentes del Gobierno y se juegan seguir, son más reticentes a celebrarlos, suelen condicionar los que finalmente se producen y aseguran que hay más maneras de que los ciudadanos conozcan los diferentes proyectos. "En una campaña electoral, los debates son muy importantes, pero también hay otros instrumentos, como las entrevistas", en palabras de Meritxell Batet, ministra de Política Territorial y número uno del PSC por Barcelona.
Sánchez escogió a Abascal frente a RTVE y ahora que la Junta Electoral lo impide, elige de nuevo RTVE, pero ninguno más. Antes por Rajoy y ahora por Sánchez, la celebración de los debates se rodea de un gran suspense sobre su celebración (el PSOE no aclaró que participaría en ellos hasta la víspera del inicio de la campaña) y están condicionados por la estrategia electoral del partido que más tiene que perder y menos encuentros televisivos acepta.
La regulación que ya no propone el PSOE
El PSOE se ha dejado muchas cosas en el tintero a la hora de redactar su programa electoral. No figuran muchas de sus propuestas más clásicas, como la reforma de la Constitución, la denuncia de los acuerdos con el Vaticano, la supresión de las clases de religión, las derogaciones de leyes del PP o impuestos prometidos en los últimos meses, como el del diésel o el de la banca.
Tampoco se incluye una reforma de la ley electoral para desbloquear las listas electorales o regular los debates. En 2015 y 2016 pretendían crear una comisión inspirada en la que en EEUU organiza los debates presidenciales, siempre con un formato similar, sin estar sometidos a elecciones caprichosas de moderador, rígidos bloques temáticos o ausencia de preguntas directas y concretas a cada candidato.
La idea del PSOE era importar ese modelo, según explicaba Óscar López en un artículo publicado por este periódico. "Esa comisión sería la encargada de poner sobre la mesa una propuesta, emitir recomendaciones y establecer un reglamento. Así se evitaría que los partidos organizasen los debates, una función que no les corresponde", según explicaba entonces.
La organización garantiza que no hay injerencia de los partidos, que no la financian. En su junta de directivos hay nombres de gran prestigio, con periodistas, académicos y antiguos responsables públicos. El moderador tiene total independencia para plantear las preguntas y los candidatos deben tener la posibilidad matemática de llegar a la presidencia y un mínimo del 15% de intención de voto según la media de cinco encuestas importantes.
En otros programas
Esa propuesta ya no forma parte del programa socialista. Ciudadanos propone dar "carácter obligatorio a la celebración de debates electorales", sin especificar más.
"Estableceremos la garantía de al menos dos debates entre los o las candidatas a la presidencia del Gobierno, de los que al menos uno se celebrará en la televisión pública", dice el programa de Unidas Podemos.
El del PP no incluye ninguna propuesta y Vox no ha presentado su programa electoral ni está asegurado que lo haga antes de la cita con las urnas.
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