La reaparición de Abu Bakr al-Baghdadi tiene una clara interpretación: al igual que el Estado Islámico, organización que dirige, es capaz de revolverse aun cuando muchos le habían dado por muerto. El yihadismo afronta un proceso de reconversión tras las severas derrotas sufridas en Siria e Irak. Su irrupción en nuevos escenarios como Congo, en África, o Sri Lanka, en Asia, no es casual. Daesh muta. Y la amenaza que se cierne sobre España, aumenta.
Así lo definen agentes de la lucha antiterrorista, que llevan años analizando múltiples variables relacionadas con el yihadismo. Una de ellas apunta a las consecuencias que tendrá la desaparición del llamado Califato del Estado Islámico; o lo que es lo mismo, su territorio físico en Siria e Irak. Las conclusiones son claras: si algo caracteriza a la organización es su versatilidad y su tremenda adaptación al cambio, y ni mucho menos se le puede dar por extinguida.
Los informes que manejan los servicios de inteligencia españoles -Policía Nacional, Guardia Civil, Centro Nacional de Inteligencia, así como otros cuerpos implicados- dibujan una serie de nuevos riesgos sobre España. No se baraja un aumento del nivel de amenaza terrorista; el Ministerio de Interior lo mantiene en 4 sobre 5 desde junio de 2015. Sin embargo, sí existe una sensibilidad añadida hacia ciertos matices.
1.Más atentados en Occidente
"La batalla del islam contra la cruz y su gente es una batalla larga", asevera Abu Bakr al-Baghdadi en su reaparición. La imagen del líder del Estado Islámico está seriamente deteriorada desde su última aparición, hace casi 5 años, cuando pronunció una arenga en la mezquita de Mosul, en Irak. Cuando una alianza internacional derrotó a Daesh en la gran batalla en torno a este bastión, muchos informes aseguraron que había muerto. Pero al-Baghdadi resurge de nuevo y pide a sus fieles que sigan actuando.
Si no pueden hacerlo en su territorio físico, lo harán en otras áreas de influencia. El reciente atentado de Sri Lanka, que se saldó con cientos de muertos, es una prueba de ello. Los ataques tuvieron una fuerte repercusión debido al elevado número de víctimas. Pero el aparato de propaganda del Estado Islámico sabe que el eco de sus acciones es mucho mayor -aun asesinando a menos personas- cuando las desarrollan en territorio occidental.
Los cuerpos de seguridad del Estado tienen muy asumida esa circunstancia. Por ello llevan a cabo un programa de detenciones ultratempranas contra los radicales; Policía y Guardia Civil explotan sus operaciones cuando están en una fase inicial, para evitar la propagación del ideario yihadista y que los sospechosos puedan llegar a perpetrar sus ataques. La reciente detención de un supuesto terrorista que tenía la intención de atentar en Sevilla es prueba de ello.
El momento histórico que atraviesa el Estado Islámico potencia esta amenaza. Asfixiados en sus principales áreas físicas de influencia, están dispuestos a todo para dar un golpe de envergadura y reivindicarse como líderes mundiales del yihadismo. Una pugna en la que no hay que olvidar a Al Qaeda, así como a decenas de organizaciones que operan en diferentes puntos del planeta.
2.Los retornados
Las continuas derrotas militares que ha sufrido el Estado Islámico tienen una consecuencia directa: el retorno de los combatientes a sus países de origen o con los que mantienen estrechos vínculos. De acuerdo a los datos que maneja el Departamento de Seguridad Nacional (DSN), hay cerca de 200 individuos -hombres y mujeres- fuertemente radicalizados en Siria e Irak que podrían regresar a España.
El Ministerio de Interior y el de Exteriores -así como el de Defensa, por la implicación del CNI- trabajan de forma conjunta para tratar a los combatientes con vínculos con España a los que ya tienen localizados. La mayoría de ellos se encuentran en diferentes campos ubicados al norte de Siria. Como adelantó EL ESPAÑOL, los servicios secretos de nuestro país, en colaboración con los de Marruecos, llevó a cabo una campaña de interrogatorios a decenas de ellos para obtener más información sobre sus intenciones y sus lazos con otros individuos dentro de nuestras fronteras.
El objetivo es claro: es preferible traerlos de vuelta de forma ordenada y que respondan ante la Justicia española que dejarlos en Siria e Irak y que puedan regresar por vías descontroladas, trayendo consigo su radicalización y sus intenciones violentas. Este diario ya anticipó que se trata de personas adiestradas para el combate y que algunos de ellos pueden llegar a tener experiencia en el uso de armas químicas.
3.Yihadistas en las cárceles
Europa se prepara para una salida masiva de yihadistas de las cárceles. Cerca de medio millar quedarán en libertad entre 2019 y 2020, tras haber cumplido sus condenas. Francia y Bélgica, los países más afectados por esta situación. También España. Todo ello acompañado de un grave problema de radicalización entre rejas.
Pero no se trata de países concretos. Porque en la Unión Europea no existen fronteras y la movilidad de los terroristas implica a la seguridad común de todos los países que la integran. Así, los servicios de información de los diversos países comparten sus informes para tratar de afianzar un frente común ante los yihadistas. Un juego en el que España desempeña un papel destacado, debido a las buenas relaciones que actualmente mantiene con Rabat, foco principal de información sobre las organizaciones terroristas.
Pero la derrota del Estado Islámico en Siria e Irak tiene consecuencias directas. Los presos que han cumplido sus condenas y que siguen integrados en las estructuras yihadistas no tienen un escenario físico al que viajar. Por tanto, aumentan las probabilidades de que se queden en Europa, con el grave riesgo de seguridad que representa.
4.La frontera avanzada
Las Fuerzas Armadas y los servicios de inteligencia consideran al Sahel africano como su frontera avanzada. Terrorismo, criminalidad, guerras y tensiones sacuden la región, retroalimentándose entre sí. El objetivo principal es contener estas amenazas en sus propios países de origen y evitar que se expandan hacia el norte, hasta las fronteras físicas de España.
El yihadismo compensa sus derrotas en Siria e Irak con una fuerte expansión en el territorio. Mali representa uno de los epicentros de la locura yihadista, y por eso el Ejército español despliega a sus efectivos en el país en una misión de asesoramiento y adiestramiento a las fuerzas locales. En Somalia, Al Shabaab lleva años alimentándose de la falta de estructuras de poder.
Entre Mali y Somalia se dibuja un cinturón de países en los que el yihadismo, a través de sus diferentes sucursales, se está haciendo fuerte. Mauritania, Nigeria, Níger, Burkina Faso... y en fechas recientes, también el Congo, donde el Estado Islámico reivindicó un ataque contra una base militar que se saldó con ocho muertos.
África se ha convertido en el terreno de juego de una competición cruel, donde las organizaciones yihadistas compiten con ferocidad para expandir su área de influencia. Combatiendo entre sí, si es necesario. Una inestabilidad que amenaza con expandirse hacia nuestro territorio.
5.Riesgos derivados
El yihadismo trae consigo una serie de inestabilidades derivadas. En el Sahel africano, la criminalidad afecta directamente a los intereses españoles en la zona, mientras que el tráfico de estupefacientes apunta directamente a la frontera de nuestro país.
Pero el principal riesgo está vinculado con las mafias de tráfico de seres humanos, que explotan la situación de violencia para lanzar a miles de personas todos los años hacia Europa. El foco que antes se ubicaba en Libia ahora se ha desplazado hacia el flanco occidental, con las costas andaluzas, Ceuta y Melilla como destinos destacados.
Los últimos informes apuntan, además, a otra complicación derivada: la piratería. La inestabilidad que se vive en Somalia se traslada directamente a las aguas del Índico. La dotación de la fragata Navarra capturó la semana pasada a cinco criminales somalíes que habían atacado dos pesqueros que faenaban en la zona; un suceso que pone de manifiesto que la piratería es una amenaza durmiente, con capacidad de reactivarse si se retira la presencia militar.
La lucha contra el yihadismo
En respuesta a estas amenazas, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado trabajan de forma coordinada en su lucha contra el yihadismo. La herencia de medio siglo haciendo frente a ETA les ha dotado de medios y estructuras antiterroristas muy desarrollados.
En el caso del Estado Islámico, la lucha aborda tres frentes complementarios: frenar la propagación del ideario yihadista a través de canales de comunicación subrepticios, provocar su asfixia económica y la anticipación de sus acciones a través de los servicios de inteligencia.
La conclusión de los diferentes cuerpos, por tanto, es clara: la derrota militar de Daesh no significa su extinción, pero sí una mutación que puede implicar graves problemas de seguridad para España.