El PNV ha revalidado sin esfuerzo su condición hegemónica en el País Vasco. Ha sido el más votado este 26-M, en el que ha seguido impulsado por la misma ola favorable de la “primera vuelta”, las generales del 28-A. Con ella ha conquistado Vitoria, ha rozado la línea de la mayoría absoluta en Bilbao y ha aumentado su ventaja en San Sebastián. Su triunfo en la capital alavesa, donde se ha hundido el PP, es si cabe más significativo porque supone el acceso al único poder institucional que en las urnas se le había resistido hasta ahora.
Sus tres candidatos a diputados generales han sido también los más votados en los territorios vascos, donde este domingo se elegía además a los miembros de las Juntas Generales (legislativos forales), instituciones poco conocidas entre la ciudadanía.
Los peneuvistas partían como favoritos y mantendrán su control sobre las Diputaciones y los ayuntamientos de las tres capitales, aunque necesitarán de sus actuales socios, los socialistas, para gobernar los distintos ejecutivos con comodidad. Y todos con mayoría absoluta, a falta sólo de un único escaño en Vitoria. El pacto se extenderá, probablemente, al conjunto de los municipios donde den los números, como ya se hizo hace cuatro años.
La disputa PNV-Bildu
Durante toda la campaña PNV y EH Bildu han rivalizado como si fueran los dos únicos contendientes en liza, con planteamientos tan absurdos en ocasiones como el de la pinza con el PP que ambos se echaban en cara contando las veces que unos y otros habían votado junto a los populares en el Parlamento Vasco.
Se disputaban el liderazgo dentro del nacionalismo y en ese cuerpo a cuerpo el PNV denunciaba el apoyo a ETA y la mala gestión de sus contrincantes cuando gobernaron Guipúzcoa, mientras él se presentaba como el valor estable capaz de atraer a los inversionistas y captar votos de la derecha no nacionalista. Como un partido "seguro" al que los vascos le dejarían gestionar “sus ahorros”.
Los electores han comprado con creces su discurso en Vizcaya, donde ha rozado la mayoría absoluta. Y lo han premiado con más votos en el territorio guipuzcoano, el más soberanista de la comunidad autónoma, donde más adeptos siguen a la coalición de Otegi, que en vísperas de las votaciones anunció la presentación de un texto articulado sobre la reforma del Estatuto de Gernika, hoy en manos de una comisión de expertos, y se postuló como el único partido capaz de avanzar hacia la independencia de Euskadi.
Sabor agridulce para EH Bildu y PSE
EH Bildu se consolida como segunda fuerza en los territorios forales y mantiene también el título en el poder municipal. Sin embargo los cien mil votos de más ganados por los peneuvistas en los municipios se acrecientan ahora hasta dibujar una brecha de más de 230.000.
Sus resultados en las capitales vascas ofrecen un sabor agridulce. No ha cubierto sus expectativas en Vitoria, aunque la izquierda abertzale logra desplazar en San Sebastián al PSE-EE y relegarlo al tercer lugar.
La pugna por el control de la izquierda entre el PSE-EE y Podemos se ha saldado en favor del partido de Idoia Mendia. La apuesta socialista por la estabilidad institucional y su voluntad de seguir conformando gobiernos de coalición con el PNV son reconocidas en Vitoria y en Bilbao, no así en la capital guipuzcoana. No logra tampoco recuperar su espacio en la margen izquierda vizcaína, donde se le escapa la conquista de Barakaldo, la cuarta localidad vasca en número de población. Antiguos feudos, como Sestao o Santurtzi, siguen sin estar a su alcance. Como tampoco Andoain o Renteria, en Gipuzkoa.
Elkarrekin Podemos, la formación de Lander Martínez, había propuesto sin éxito sumar al PSE-EE a un pacto de izquierdas para desbancar al PNV. Ahora se tiene que contentar con haber frenado a duras penas su caída tras aspirar a tomar el cielo. Se mantiene en las capitales aunque su descenso es acusado en las Juntas de Álava, donde pierde cuatro procuradores mientras que el PSE-EE gana cinco.
Si el objetivo del PP era resistir lo ha conseguido en San Sebastián, con el estilo personalista de la campaña desarrollada por Borja Sémper, pero se ha hundido en Viroria. El PP, desaparecido de la representación a Cortes en las generales de abril, lo ha perdido todo allí donde todavía aspiraba a ganar.
Ni Vox ni Ciudadanos han podido superar el listón de los porcentajes que hubieran asegurado su entrada en las instituciones forales y en las tres capitales vascas. El País Vasco sigue siendo terreno vedado para el partido de Rivera y el de Abascal no tenía de entrada ninguna posibilidad. Ambos sufren del vacío mediático que padecen las fuerzas minoritarias.
Se hunde el PP en Vitoria
La batalla electoral anunciada tenía como epicentro Álava, y más en concreto Vitoria, y el recuento no ha defraudado las expectativas, aunque los protagonistas han cambiado.
Los sondeos de EITB y del Gobierno vasco daban la victoria por la mínima a la cara amable de EH Bildu, la ingeniera industrial Miren Larrión, pero ha sido finalmente el actual alcalde del PNV, el sociólogo Gorka Urtaran, el más votado, que aumenta de 5 a 7 sus escaños. Y su competidor más inmediato no ha sido la coalición de Otegi sino su socio, el PSE-EE.
Si la traslación del voto de las generales a las municipales hubiera sido mimético la triunfadora habría sido la políglota exdirectora de Turismo Maider Etxebarria, una política socialista poco conocida. Este último factor no ha sido óbice para que la “ola sanchista” y la debacle del PP le hayan procurado obtener dos concejales y escalar a la segunda fuerza política.
Atrás quedan las esperanzas de la aspirante del PP, la joven licenciada en Políticas Leticia Comerón. La heredera del legado de Javier Maroto no ha logrado rentabilizar ni el trabajo realizado desde la oposición municipal durante los últimos cuatro años, ni el viraje al centro emprendido por su partido tras la derrota en las elecciones generales. De nada le ha servido tampoco su estrategia de moderación, simbolizada por la participación en su campaña del expresidente del Gobierno Mariano Rajoy que acudió a una plaza vital para el PP vasco a petición del exministro Alfonso Alonso. En su lucha se ha dejado cuatro escaños y la primera posición para pasar a la cuarta.
En 2015 Maroto ganó las elecciones pero el apoyo de EH Bildu al PNV, tercera fuerza, le impidió gobernar. Hoy el PP ha perdido la adhesión mayoritaria de los vitorianos.
En los anteriores comicios el PP fue el más votado en Álava pero la ley electoral favoreció al PNV con un escaño más y el diputado general, el nacionalista Ramiro González ha gobernado en minoría con el PSE-EE desde entonces. El ascenso socialista, que duplica hasta diez sus junteros a costa de Podemos, y el hundimiento del PP, que ha pasado de 12 a 8, le dará una mayoría absoluta de la que hasta ahora no disfrutaba.
En Vizcaya, todo es PNV
El control del PNV sobre el territorio de Vizcaya es una realidad que las urnas confirman con holgura en cada convocatoria. En Bilbao su candidato, el actual alcalde Juan María Aburto, sucesor del llorado Iñaki Azkuna revalidará su título fácilmente al contar con 14 de los 29 miembros que componen el consistorio.
El PSE-EE, que porfiaba por seguir siendo decisorio para la conformación de la mayoría absoluta municipal, respira aliviado. Su candidato, Alfonso Gil, suma un escaño más y se convierte en un puntal de Aburto avalado por las urnas. Pasa a ser la segunda fuerza y relega a la tercera a EH Bildu, que presentaba a la abogada de presos Jone Goirizelaia como un revulsivo para incrementar la movilización .
La desunión del PP en Vizcaya le ha pasado factura a su candidata Raquel González, pero no tanto como la debacle electoral de su partido el 28-A hacía predecir.
El abandono del PP de la conocida concejal Beatriz Marcos, que no repetía en listas, y la insinuación del portavoz del grupo, Luis Eguiluz, de que votaría al PSE-EE eran dos malos tragos de partida difíciles de digerir para una aspirante novata, más alineada con Casado que con la dirección de Alfonso Alonso. Sin embargo su pérdida en las urnas no ha sido tanta. Se ha dejado un único escaño, al pasar de cuatro a tres.
Si en Bilbao es Aburto claro vencedor, en Vizcaya el triunfo de Unai Rementeria (PNV) resulta también insoslayable. Necesitará de su actual socio, el PSE-EE , para contar con la mayoría absoluta pero dadas las posiciones previas de los socialistas la reedición del pacto parece garantizada y no sólo por una cuestión aritmética sino por la comodidad con la que ambas fuerzas hacen gala de gobernar juntas. Si el PSE-EE gana un escaño, razón de más.
El triunfo de Sémper
La gestión realizada por el jeltzale Eneko Goia al frente de San Sebastián ha sido apreciada por sus conciudadanos que le premian con un incremento del voto y un escaño más (de 9 a 10), que permiten al PNV seguir siendo el partido más votado y disfrutar del bastón de mando logrado hace cuatro años tras décadas alejado del poder.
EH Bildu, con la lista encabezada por Reyes Carrere, obtiene el segundo puesto desplazando al PSE-EE que con Odón Elorza como alcalde dirigió la capital guipuzcoana durante veinte años.
En el PP vasco ha sido Borja Sémper quien más esfuerzos ha realizado para sacudirse los aires de derrota vinculados a su partido, optando por una campaña personalista por encima de las siglas y reivindicando un “nacionalismo donostiarra” como expresión del bienestar de sus convecinos como único objetivo.
En su afán por proyectarse como marca propia ha paseado en bicicleta, nadado hasta la isla de Santa Clara y cantado al barrio de Amara a través de una canción prestada por Mikel Erentxun. En las encuestas internas se aupaba como un candidato con buena imagen y los hechos han demostrado que no se equivocaban. Su éxito ha sido mantener los tres concejales para su partido.
En Guipúzcoa la candidatura liderada por Markel Olano (PNV) se impone a la del exalcalde de San Sebastián de EH Bildu, Juan Karlos Eizaguirre. El PNV no sólo impide a la coalición de Otegi volver a detentar el poder en la Diputación foral sino que incrementa la distancia obtenida en 2015 al obtener dos junteros más mientras que EH Bildu no crece en número de escaños.
Bilbao y Barrena, a la UE
Las europeas en el País Vasco han ofrecido los resultados predecibles. Izaskun Bilbao, europarlamentaria del PNV durante una década lo seguirá siendo cuatro años más. Y el histórico Pernardo Barrena accede a la Eurocámara en nombre de la coalición abertzale de la mano de ERC.