Agentes de la Guardia Civil han intervenido un zulo en Ponteareas (Pontevedra) con 84 armas de fuego y 3.411 cartuchos metálicos de diferentes calibres. El material se encontraba escondido en una finca de grandes dimensiones, repartido entre una caja fuerte y el garaje de la finca. El depósito estaba a su vez oculto tras un sofisticado doble fondo detrás de una librería.
La investigación de la operación Iceberg comenzó el pasado mes de marzo, cuando la Benemérita detectó que un vecino del municipio gallego de Ponteareas adquiría masivamente diferentes piezas y accesorios para armas consideradas de guerra. El sospechoso, que ha sido detenido como presunto autor de los delitos de depósito de armas de guerra, tenencia ilícita de armas prohibidas y depósito de municiones, solo tenía el permiso de armas como tirador deportivo.
Con la ayuda de un perro especializado en la detección de armas, los investigadores también han intervenido numerosos cañones y piezas fundamentales para la manipulación de armas y la fabricación artesanal de munición.
Armas de guerra "especialmente peligrosas"
De las 84 armas de fuego intervenidas, destacan diez de ellas por su alta peligrosidad: son de guerra. Se trata de tres subfusiles, tres fusiles de asalto, dos ametralladoras, un fusil ametrallador y una pistola ametralladora. La posesión ilegal de estas armas supone un riesgo máximo para la seguridad ciudadana, según la Guardia Civil, ya que tiene la capacidad para hacer fuego automático. La investigación continúa abierta, ya que algunas de las armas tenían sus números de serie borrados o alterados y pueden provenir de robos o haber sido introducidas ilegalmente en España.
Entre los efectos incautados, también se encuentran 66 armas cortas, las más demandadas por los delincuentes por su reducido tamaño y facilidad de ocultación, 52 cañones sueltos, dos bastones de estoque, 47 cargadores de armas, pólvora, proyectiles y pistones.