El Rey inició el primer día de la ronda de consultas de cara a la investidura y tras las entrevistas con ocho dirigentes políticos, las posibilidades de Pedro Sánchez se fueron aclarando. El diputado del Partido Regionalista de Cantabria, José María Ángel Mazón Ramos, el primero en comparecer tras pasar por el palacio de la Zarzuela, se mostró dispuesto a investir al líder del PSOE a cambio de una fuerte inversión en su región. Joan Baldoví, de Compromís, pidió compromiso y calendario para reformar la financiación autonómica. Los representantes de Unidas Podemos, una agenda progresista y entrar en el Gobierno.
El PSOE cree que todas esas demandas son asumibles o, más aún, negociables de tal modo que acaben siendo rebajadas, como por ejemplo que haya ministros de Unidas Podemos. Hasta ahí, la jornada transcurrió según lo previsto, incluso con el tradicional y absoluto hermetismo del PNV. Su portavoz, Aitor Esteban, fue el último en visitar al Rey, el que más tiempo estuvo con el monarca y el único que no compareció al término para explicar a la prensa qué piensa hacer su partido.
La noticia saltó cuando Javier Esparza, presidente de Unión del Pueblo Navarro (UPN) y candidato a la presidencia regional, aseguró que estaba dispuesto a negociar la investidura de Sánchez para que los Ejecutivos foral y nacional no dependan de los independentistas. En la práctica, eso supone reclamar para sí mismo la presidencia de Navarra, ya que la única alternativa, liderada por la socialista María Chivite, requiere de la abstención de Bildu.
El laberinto navarro
Al mismo tiempo, supone estar dispuesto a aportar los dos diputados de Navarra Suma, la coalición de UPN, PP y Ciudadanos, para sellar la investidura de Sánchez. Pablo Casado y Albert Rivera podrían oponerse, pero los dos parlamentarios de Navarra Suma provienen de UPN. Los acuerdos entre las tres formaciones excluyen un voto a favor de Sánchez (salvo que lo avalen PP y Ciudadanos) pero da autonomía a Esparza para ordenar una abstención. Y que UPN se ponga de perfil tras haber llegado a la presidencia foral gracias al PSOE es justamente lo que Sánchez necesita.
Los socialistas, que aún no han llamado a ningún portavoz para negociar (ni siquiera para un tanteo inicial), como han denunciado los del miércoles, confían en pactar con todos salvo las que llama "las tres derechas" (PP, Ciudadanos y Vox), Coalición Canaria y los partidos independentistas (ERC, JxCat y Bildu).
"Las tres derechas", los nacionalistas canarios y los partidos independentistas suman 175 escaños, suficientes para bloquear cualquier investidura. Ana Oramas, portavoz de Coalición Canaria, avanzó que su partido votará "no" a todo acuerdo con Podemos, ya sea para una coalición o para prestarle apoyo parlamentario a cambio de medidas políticas.
Los posibles apoyos de Sánchez (PSOE, Unidas Podemos, PNV, Compromís y PRC) suman 173 diputados. Contando con la abstención de Navarra Suma, serían en principio insuficientes para frenar los noes, que ascienden en principio a 175.
Los diputados presos
Pero, ¿son en realidad 175 los que se opondrían? En este momento, hay cuatro diputados suspendidos de sus funciones en el Congreso. No pueden participar en ninguna votación. Son los que están en prisión provisional, procesados por rebelión ante el Tribunal Supremo. Su situación judicial no cambiará antes de la sentencia, que se prevé para otoño. Se trata de Oriol Junqueras (ERC), Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull (Junts per Catalunya).
Es decir, que los diputados que podrían votar "no" a Sánchez son en la práctica cuatro menos: un total de 171. Junqueras, eurodiputado electo, ha avanzado su intención de dejar el Congreso para asumir su acta en la Eurocámara. Probablemente no pueda tampoco ejercer en Estrasburgo, pero su sola renuncia haría correr la lista de ERC. El partido contaría con todos sus escaños logrados en las urnas disponibles para ser utilizados.
La situación de Sànchez, Rull y Turull es, para esta ecuación, determinante, ya que si éstos dimiten, también correría la lista. Si renuncian, game over, o fin de la partida para Sánchez con estas cuentas sobre la mesa. El líder del PSOE tendría que buscar la abstención de diputados independentistas.
Puigdemont, influyente en Rull, Turull y Sànchez
Sobre estos tres diputados de JxCat ejerce una influencia capital el el expresient Carles Puigdemont, huido de la Justicia española en Bélgica y referente moral del partido. Ninguno de los tres presos cobra por ser diputado. Su grupo, de siete parlamentarios, está diezmado por la suspensión y no recibe la asignación económica que le correspondería a los procesados. En la práctica, Turull, Rull y Sànchez no obtienen ningún beneficio por ser diputados y, sin embargo, privan a su formación política de ser decisiva en una investidura.
De momento, Junts per Catalunya asegura que no dimitirán y recuerda que en el Parlament de Cataluña estuvieron hasta que pasaron al Congreso, aunque allí hay un sistema de delegación del voto que no está permitido en la Cámara Baja.
Puigdemont podría forzar la dimisión de los tres diputados ante la posibilidad de que el Supremo los condene y prolongue su suspensión hasta el final de la legislatura. Si renuncian, el expresident volverá a ser decisivo en la investidura. Su control de las listas electorales le ha permitido tener un grupo parlamentario a su medida y partidario en su conjunto de la autodeterminación unilateral, a diferencia del que hubo en la anterior legislatura. La investidura de Sánchez está lejos de ser sellada.