El fuerismo liberal vasco (Ediciones 19), último libro del historiador y escritor Guillermo Gortázar, está generando no poca controversia dentro y fuera del País Vasco. Y es que, al tiempo que desmonta viejos mitos del nacionalismo vasco, Gortázar defiende la pervivencia del sistema foral con un ideario liberal que ve compatible con la igualdad entre españoles y que fue la forma en que las provincias vascas "se incorporaron a contribuir a los gastos del Reino en 1878". Por si fuera poco, sus conclusiones alumbran un nuevo camino para el centroderecha español en el País Vasco.
De entrada, lo de "fuerismo liberal" pudiera parecer un contrasentido para los no iniciados en Historia, y en buena medida porque el PNV se ha encargado, como recuerda Gortázar, de presentar como "prenacionalistas" a los "fueristas liberales vascos". El libro y la biografía de Manuel de Gortázar y Munibe demuestran lo contrario. El biografiado fue el último Diputado General foral del Señorío y el primer presidente de la Diputación Provincial de Vizcaya en 1878.
Gortázar es consciente de que si en algo se sustenta el andamiaje ideológico del peneuvismo es en arrogarse el mérito del Concierto Económico, "cuando el Concierto se acordó veinte años antes de que naciera el PNV y aquel fuerismo liberal no tenía nada que ver con el nacionalismo vasco: eran, y son, el agua y el aceite", declara a EL ESPAÑOL. "El liberalismo vasco es monárquico, español, inclusivo, provincialista, democrático y no es expansionista; mientras que el nacionalismo vasco que pretende la separación de España es excluyente, anexionista, racista y centralista del nuevo gobierno vasco sobre las provincias. Por tanto no es ni siquiera foralista", remata.
Para explicar la compatibilidad entre el sistema foral y el liberalismo, en un contexto en el que se antepone la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos, Gortázar acude a la Historia y desempolva la "ley confirmadora de los fueros de 1839" y "la de 1876 de Cánovas del Castillo, que dio lugar al primer acuerdo económico vasco que reconocía la autonomía fiscal y administrativa a las provincias vascongadas". "Se instituyó el principio de proporcionalidad y compensación a través del cupo que, por otra parte, no era un privilegio, sino el sistema empleado entonces en todas las provincias españolas", aduce.
La 'trampa' del Concierto
Para extirpar esos precedentes, "el PNV consiguió que la Constitución de 1978 derogase aquellas leyes fundamentales de 1839 y 1876", continúa Gortázar, y así "el PNV hizo depender el Concierto Económico del Estatuto Vasco, como si fuera una creación suya. Además incluyó una adicional en la Constitución que abría las puertas a la anexión de Navarra. Para más inri, el PNV, después de obtener todos sus objetivos, se abstuvo en el referéndum constitucional de 1978; los ponentes constitucionales de 1978 no calibraron las intenciones separatistas del PNV".
Con semejante tesis de partida, es inevitable que un libro como El fuerismo liberal vasco esté causando escozor en los círculos nacionalistas. Las dificultades iniciales durante meses para su distribución en el País Vasco así parecen confirmarlo. Sin embargo, la amplia acogida del libro presentado en las capitales vascas ha permitido una gran difusión y su presencia en las librerías.
En la cubierta del libro aparece un retrato de un antepasado de Guillermo Gortázar, Manuel María de Gortázar y Munibe, superpuesto sobre el árbol de Guernica. Aquí el historiador señala otra falacia que el nacionalismo ha hecho pasar por indiscutible: "El PNV se ha apropiado por completo de la Casa de Juntas, cuando realmente el PNV es un recién llegado; el símbolo del autogobierno vasco, la Casa de Juntas y el famoso Árbol de Guernica, representan al Señorío de Vizcaya, súbdito leal y cooperador del Reino de Castilla desde la Edad Media. El Rey Felipe VI es el Señor de Vizcaya".
Gortázar también se detiene en el cuadro del alavés Francisco de Mendieta que se exhibe en la Casa de Juntas: El besamanos de Fernando el Católico, de 1609, ha sido rebautizado por el PNV como La Jura de los fueros de Fernando V. En este gran lienzo se inmortaliza el vasallaje a Castilla de los poderosos "jaunchos", de los Parientes Mayores de Vizcaya, pero la propaganda nacionalista ha cambiado el título, ha ocultado su significado histórico y se limita a resaltar el valor etnológico de los trajes de época.
La 'vía navarra'
Las conclusiones a las que llega Gortázar en su libro tienen una clara traducción política. El liberalismo español en el País Vasco procede de una unión de fueristas y moderados. De hecho, hasta 1936 no hubo, a diferencia de Cataluña, una cuestión vasca: "Muchos confunden a ETA con la hegemonía del nacionalismo y con el Concierto. ETA ha sido derrotada; falta vencer al nacionalismo vasco. Hay que competir con ellos con una política propia, similar a la de UPN en Navarra", sostiene Gortázar.
"Nada teme más el PNV que un resurgimiento del centro liberal vasco-español, de contenido provincial, fuerista y favorable al Concierto, que es en su origen vasco y español. Hay una sub-representación del vasquismo español en las Cortes. Decenas de miles de vascos no separatistas no encuentran hoy en el PP, en Cs ni en Vox su representación", añade.
Gortázar respalda, en ese sentido, posiciones como la del popular Alfonso Alonso, en su búsqueda de un espacio político propio porque, según asegura, "no se puede ser una sucursal política de Madrid y, al mismo tiempo, monaguillo del PNV en el País Vasco. El resultado electoral de esa política es cero".
La solución para que el constitucionalismo rebrote en el País Vasco está en el ejemplo de Navarra, una región que, apunta el historiador, "ha sido un freno del nacionalismo porque ha desarrollado una defensa del antiguo Reino de Navarra, del fuerismo, y ha sabido aliarse con el PP, que tenía planteamientos similares a los de UPN pero más dependientes de un proyecto de alternativa de gobierno en Madrid". "El fuerismo liberal vasco, defensor del Concierto, es la política alternativa del centroderecha al proyecto separatista del PNV-Bildu; el fuerismo liberal vasco ha sido siempre, y sigue siendo, coherente con la Historia y a la vez, defensor de la libertad, de la estabilidad, de la inclusión, y respetuoso con la monarquía y con la unidad de España", concluye.