Este miércoles, el Ministerio de Fomento amaneció sobresaltado. ¡El ministro había dicho que iba a dejar de ser ministro!, comenzaron a comentar trabajadores del departamento. La celebración de las elecciones generales supone el inicio de un período de interinidad en el que, en realidad, nadie sabe a ciencia cierta qué ministros seguirán ni en qué cartera porque, entre otras cosas, Pedro Sánchez está lejos de tener asegurada su investidura como presidente.
Por eso mismo las palabras de José Luis Ábalos, disponibles en un vídeo al que ha tenido acceso este periódico, desataron todas las alarmas. Se produjeron durante la presentación del libro La depuración del personal ferroviario durante la Guerra Civil y el franquismo de Francisco Polo Muriel, un trabajo de investigación a partir de su propia tesis doctoral en el que relata las represalias de la guerra y la dictadura hacia ese colectivo, a menudo olvidado.
Ábalos relató su compromiso con la memoria histórica y sus esfuerzos para aportar luz en la materia que le fue encomendada como ministro. "Estábamos apurados porque el tiempo nos urgía. No sabíamos cuánto tiempo íbamos a estar y había que aprovecharlo", explicó en referencia a varias actuaciones, culminadas con la publicación de este libro, presentado finalmente por el propio ministro.
"Antes de que yo no siga de ministro"
"No lo quise hacer en la campaña electoral, pero una vez acabada ésta y antes de que yo no siga de ministro, quería al menos dejarlo [hecho]". En ese momento, Ábalos, visiblemente emocionado y mirando a la mesa, interrumpe su discurso un par de segundos.
La frase es ambigua, pero la emotividad, no. Por eso, varios de los presentes en la sala pensaron que se trataba de una despedida y el rumor se extendió como la pólvora incluso entre miembros de su propio equipo. El momento fue relatado a algunas empresas del sector, que mostraron su extrañeza y comenzaron a considerar la posibilidad de que ya estuviera decidido que Ábalos abandonaría el Ministerio.
Las especulaciones se desataron en torno a la posibilidad de que Ábalos cambiase de cartera, algo perfectamente posible, o que abandonase el Consejo de Ministros, algo que en el PSOE y en el Gobierno muy pocos contemplan, ya que el también diputado está muy bien valorado y además es el secretario de Organización del partido.
"El presidente le habla de futuro"
Fuentes cercanas a Ábalos aclaran a este periódico que no se trataba de una despedida. "No quería decir más que lo que dijo", explican. "El presidente siempre le habla de tareas de futuro", añaden.
No fue el único momento en el que Ábalos se emocionó. Tampoco es el único acto en el que haya ocurrido, ya que el político valenciano suele implicarse muy personalmente en algunos asuntos dejando que fluyan con naturalidad sus emociones. Al evocar el dolor y la represión de la dictadura, el ministro tuvo serios problemas para mantener el tono de voz mientras los ojos se le humedecían y él trataba de contener la emoción.
El propio Ábalos aclaró al principio de su intervención, de 15 minutos, que tiene muchos actos que son obligados, pero que el de este miércoles no era uno de ellos. Durante su alocución aprovechó para expresar algunas ideas de fondo. Por ejemplo, que la memoria histórica no es partidista. "La empatía con el sufrimiento es siempre un acto amoroso. Por lo tanto, no es político. Es simplemente un gesto de humanidad", aclaró.
El propio mandato de Ábalos ha estado marcado por algunos actos en ese sentido, como la visita al paredón de Paterna (Valencia), el pasado mes de noviembre, donde fueron ejecutadas 2.238 personas por el franquismo.
"El último grado de represión es el olvido"
"El último grado de la represión política y social, el último grado de la subyugación del hombre ante sus semejantes es siempre el olvido. Antes que el olvido aparece el silencio, que suele ser una consecuencia y un efecto del miedo y también del duelo. El silencio forma parte también del peaje de la represión. Pero el aldabonazo que cierra el círculo de la representación y el aniquilamiento es sin duda el olvido. Mientras existen el dolor y el miedo, aún en silencio, persiste siempre la memoria".
"La memoria de un país es el espinazo de su identidad y la base de su propia consideración, de su propio porvenir", en palabras de Ábalos.
Se calcula que hasta 82.000 personas fueron víctimas de la represión desde 1936 a 1975 dentro del ámbito ferroviario, algo que se completó con la estigmatización de sus familias con el objetivo de aplacar cualquier resurgir del movimiento obrero que pusiera en apuros al régimen. El libro de Polo Muriel, que será acompañado por una web para conocer las identidades de los represaliados, da cuenta de todo ello mientras el futuro del ministro Ábalos sigue, de momento, en el aire.