De 134 diputados a 66. La caída electoral del Partido Popular, además de evidentes consecuencias políticas, se traduce en un problema financiero para la dirección del partido: pierde el 55% de sus subvenciones y las cuentas ya no encajan. Las medidas más urgentes pasan por ajustar su plantilla y reformular las asesorías políticas para potenciar su eficiencia.
Ni los sondeos internos más pesimistas del PP vaticinaban los resultados del pasado 28-A. Desde entonces, Pablo Casado afrontó las elecciones autonómicas y municipales como una "segunda vuelta" de los comicios, con la intención de frenar en parlamentos regionales y en los ayuntamientos el creciente poder de Pedro Sánchez. Salvó el descalabro tras apuntalar sus pactos y salvar la plaza de la Comunidad de Madrid y recuperar el consistorio de la capital. Un respiro político.
Pero el balance financiero no cuadra y el fantasma del ERE sobrevuela Génova: "Nos vamos a ver obligados", lamentan fuentes del partido consultadas por EL ESPAÑOL. Dos motivos obligan al PP a reajustar su plantilla: no requiere tanto personal como en la anterior legislatura, cuando daban apoyo a 134 diputados, y el recorte en las subvenciones que recibirá el partido.
Según adelanta Efe, el PP recibía 249.092,74 euros mensuales hasta el pasado 28-A, correspondientes a su representación en el Congreso de los Diputados. ¿Y ahora que tiene 66? Percibirán 112.000 euros mensuales. O lo que es lo mismo, Génova sufrirá un tijeretazo del 55% en esta partida de ingresos.
Las asesorías políticas están también en el punto de mira. Las mismas fuentes apuntan a que algunas de ellas pueden verse reducidas en personal. Y dan por seguro un cambio en su forma de actuar: tendrán que reportar su actividad también a la dirección del partido, que buscará una mayor eficiencia y evitar desdoblamientos.
El futuro de la sede
Y en el PP valoran la posibilidad de que en un futuro no se tenga que hablar de "Génova". La imagen de la sede está ligada a los viejos tiempos del partido. Con la salida fulminante de Mariano Rajoy y la sentencia de la Gürtel no faltaron las voces de barones que pedían la venta de estas dependencias: así comenzaría -sostenían- una nueva etapa alejada de las acusaciones de corrupción.
La idea de una venta de la sede se mantiene desde entonces en la mesa de la dirección del PP. Pablo Casado, en su equilibrio por reforzar el partido con rostros nuevos pero manteniendo el músculo de ciertos barones, todavía no ha dado un paso en este sentido.
Ahora, con unas cuentas que no cuadran, el líder popular tendrá en su mano el argumento definitivo -si quiere hacer uso de él- para deshacerse de Génova. Algunos de sus asesores le recomiendan esta opción, con la intención de ofrecer una imagen renovada del partido.