Hasta los ataques del 11-S, pocos se atrevían a pronosticar un atentado terrorista mediante el uso de un avión de tal envergadura. Han pasado casi 18 años desde entonces y el yihadismo ha extendido sus tentáculos más allá de cualquier frontera o estructura social. Hasta el punto de que existe la "amenaza" de que se induzca al propio personal del entorno aéreo el que, "captado y radicalizado", para que "participe, planee y cometa actos terroristas". También en España.
Así lo recoge el informe Estrategia de Seguridad Aeroespacial Nacional 2019, el primero de estas características redactado por el Departamento de Seguridad Nacional (DSN). Se trata de un órgano que cuenta con informes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Fuerzas Armadas y CNI para asesorar a la Moncloa.
El informe recoge, en su segundo capítulo, las principales amenazas y desafíos en el ámbito aeroespacial. Aborda los retos que el sector afronta en conflictos armados, crimen organizado, espionaje, ciberamenazas... y terrorismo.
La captación y la radicalización yihadista centran buena parte de los esfuerzos de las fuerzas implicadas en la seguridad nacional. Los cuerpos policiales, con el apoyo del CNI, detienen a individuos vinculados con Al Qaeda o Estado Islámico y trabajan en la prevención de cualquier actividad terrorista en España; las Fuerzas Armadas participan en diversas misiones internacionales contra el yihadismo.
Los tentáculos del yihadismo
Los informes de unos y otros coinciden en que la propagación del radicalismo no conoce de estructuras sociales, y que puede afectar a individuos de cualquier condición. Es ahí donde se dibuja la amenaza de una posible "captación" de empleados relacionados con el funcionamiento de los aeropuertos.
El informe del DSN lo recoge del siguiente modo: "La captación y radicalización ideológica dirigidas a personal vinculado con el entorno aéreo: tripulaciones, controladores aéreos y trabajadores de aeropuertos, para inducirles a participar, planear y cometer actos terroristas".
El documento recuerda que los grupos terroristas "siempre han tenido al sector aéreo" entre sus objetivos de primer nivel por la facilidad de conseguir un alto número de víctimas, la repercusión mediática y el impacto económico inmediato.
"Estas organizaciones mantienen la presión sobre el sector aprovechando las múltiples posibilidades que ofrece la evolución tecnológica -prosigue el informe-, lo que genera una preocupación constante para mantener unos adecuados niveles de seguridad".
Medidas de seguridad
¿Qué respuesta se debe brindar ante esta amenaza? El DSN detalla dos medidas concretas para incrementar la seguridad del personal que trabaja u opera en las instalaciones aeroportuarias. Primero, determinar el nivel de clasificación de seguridad necesario para acceder a las áreas sensibles. Y segundo, impulsar el desarrollo de la legislación pertinente y la determinación del procedimiento de obtención de la habilitación.
En este sentido, cabe recordar que España es uno de los países del mundo con un mayor desarrollo de estructuras aeroportuarias. Las cifras de 2018 así lo avalan: 266 millones de pasajeros, 690 compañías aéreas, 48 aeropuertos con 350 destinos diferentes. La aportación sector aeronáutico supone un 2,5% del PIB nacional, según el DSN; el 80% de los turistas que visitan España llegan por vía aérea.
Esos datos justifican la redacción del informe sobre seguridad aeroespacial. Y la preocupación sobre la captación o radicalización del personal implicado con el entorno aéreo.