Nunca llovió que no escampase y, tras la tormenta con rayos y truenos del lunes por la tarde, cuando Pedro Sánchez y Pablo Iglesias estallaron en reproches, llegó la calma. Y, de repente, el viento de la negociación volvió a soplar. "No hay que preguntarse por cómo de difícil es negociar sino por si son asumibles para alguno las consecuencias de no entendernos tras todo este circo", en palabras de un diputado socialista.
El encontronazo entre los dos líderes pareció una ruptura total y en directo, frente al Congreso de los Diputados y las televisiones, pero en realidad acabó reafirmando la necesidad de encauzar los contactos entre ambos partidos. O, al menos, de que al intentarlo parezca que la responsabilidad de un desencuentro acabe siendo endosada al contrario.
Más de una decena de diputados y cargos socialistas coinciden en un análisis al ser consultados por este periódico: Sánchez no mostró la actitud en su discurso de quien se está esforzando por lograr un acuerdo y, lo que es peor, Iglesias trasladó con eficacia que ha cedido para lograr un encaje en el Ejecutivo que sea asumible por los socialistas.
"Alguien que quiere un Gobierno de coalición no dice a tres días de la votación que si no sale, no pasa nada", explica uno de ellos. "Sánchez pareció que buscaba a Iglesias, quizás para retratarlo como realmente es", explica otro.
El rosario de cesiones
En el PSOE cayó muy mal que el líder de Unidas Podemos desgranase todas las cesiones que, en teoría, ha ofrecido a Sánchez a cambio de entrar en el Gobierno. Esas ofertas comienzan por su propia renuncia al Ejecutivo. Eso desbordó a Sánchez, que ni le contestó, prescindiendo del último turno de intervención, a diferencia de lo que hizo con otros grupos. "No responder está feo. Podría haber dicho cualquier cosa o tratar de serenar los ánimos, pero que Iglesias rezara su rosario lo superó", explica otra fuente.
Cabe recordar que en el PSOE no hay disidentes. Los hubo, y muchos, en el pasado. Tanto que reunieron a la mayor parte del poderío orgánico y primero derribaron a Sánchez y después le hicieron frente en las primarias. Pero ahora no. Sólo son comentarios o análisis sobre su líder que jamás se articularían como una crítica a su líder. En las filas socialistas sorprendió el esfuerzo de Susana Díaz, líder del partido en Andalucía, que asistió a todo el debate y apuntaló, en ocasiones con ingeniosos y eficaces argumentos, la tesis oficial de Ferraz. Definitivamente, algo ha cambiado en el PSOE.
El control del partido y de la Moncloa y el riesgo de ceder parte de ese poder incluyendo a Unidas Podemos en el Gobierno puede haberle jugado una mala pasada a Sánchez, que no vio venir la renuncia de Iglesias y acabó preso de sus palabras. "Principal escollo". Así definió el presidente en funciones al líder de Podemos. Una vez renunció, ¿cuál podía ser la excusa?
El relato
A Sánchez le ha molestado incluso que haya "analistas" conservadores que, según él, apoyen a Iglesias. Y, lo cierto es que tampoco hay muchos de izquierdas que hayan refrendado su estrategia en el debate de investidura. En Ferraz saltaron las alarmas. Si se pierde la batalla de la comunicación, en la que es experto el jefe de Gabinete de Sánchez, Iván Redondo, el camino hacia las elecciones, si es que se celebran, podría volverse tortuoso por lo que ahora se llama la falta de "relato".
Un largo cónclave en el Congreso, donde Sánchez se reunió con su núcleo duro, indicó que algo se movía. Duró casi tres horas y media y se celebró en la Cámara Baja, de modo que todos los periodistas lo supieran. Dentro, Sánchez, Carmen Calvo, José Luis Ábalos, María Jesús Montero y Adriana Lastra, aunque la última se ausentó a mitad de reunión.
Y, después, el anuncio de una nueva reunión y una nueva oferta que no podrá ser peor que la anterior. Desde Unidas Podemos se burlan de lo ofrecido hasta ahora. "Nos ofrecen parques y jardines", explica un diputado morado. Una vicepresidencia social sin competencias, un Ministerio de Vivienda sin mando en precios del alquiler... Nadie sabe, en realidad, qué ha ofrecido el PSOE a Unidas Podemos y el PSOE advierte de que, una vez se sepa la verdad, todo el mundo se sorprenderá de la ambición de Iglesias, que sigue siendo el problema, según ellos.
"Si nos hubieran ofrecido tanto, lo hubieran contado a los cuatro vientos", responden en Podemos. La batalla de las culpas comienza antes del desacuerdo, pero quedará enterrada por el pacto. Si es que llega a haberlo antes del jueves a las 14:25, cuando será la votación definitiva.