En una calurosa noche de verano se antoja apetecible abrir las ventanas de par en par... a no ser que vivas cerca de la embajada de Italia en Madrid. Durante el día, la normalidad burocrática se apodera de la sede. Por la noche, el jardín acoge lo que consularmente se conocen como “actos para promover la cultura italiana”.
8 de julio. Son las 23:30 y J.M. ya no aguanta más el ruido. Sale de la cama, se viste y se planta en la entrada de la embajada italiana. Ahí está teniendo lugar el evento Elle Gourmet Awards. Una hora antes, se había quejado ante los miembros de seguridad del acto, que le habían prometido que el concierto de Los Chunguitos cesaría pronto. Y así fue. Lo que no le dijeron es que entonces el jardín se convertiría en una discoteca. “Duró hasta la una y pico de la madrugada, era imposible dormir”, relata.
Una señora de 90 años y el presidente de la comunidad de un bloque anexo también bajan para manifestar su descontento. “Entendemos vuestra situación, pero no podemos hacer nada”, responden los encargados de seguridad del evento.
“En una semana tuvimos tres fiestas distintas”, confiesa el vecino, que comparte con EL ESPAÑOL la agenda de eventos del edificio diplomático a lo largo del pasado mes. “No entiendo cómo un concierto de música electrónica promueve la cultura italiana”, se queja.
- Martes 2: Fiesta particular organizada por el embajador, Stefano Sannino.
- Jueves 4, viernes 5 y sábado 6: Together We Fest Aperol.
- Lunes 8: Elle Gourmet Awards.
- Jueves 11: fiesta del bufete internacional Hogan Lovells.
- Miércoles 17: ciclo de conciertos ¡Bienvenidos a palacio!
- Jueves 18: ciclo de conciertos: ¡Bienvenidos a palacio!
"Si te molesta, ponte tapones"
Llovía sobre mojado. El enfado de los vecinos fue in crescendo desde que se celebró la Together We Fest de Aperol, que congregó a 1.500 personas en el jardín de la legación italiana. A media tarde, dos reconocidos DJs pincharon en directo. La segunda parte, que acabó por exasperar a los vecinos, comenzó sobre las 21.00 y consistió en un concierto de Delaporte. Ahí, J.M. acudió a pedir que se bajara el volumen, pero se encontró con un robusto carabinieri que no parecía receptivo.
- Si te molesta, ponte tapones.
El vecino, incrédulo ante la contestación del agente, le replicó desafiante: “No sé si estás de broma, pero yo te lo estoy diciendo muy en serio. Estoy muy harto de esta situación”.
- Entonces entra si quieres. Estarás en territorio italiano y te detendré.
Con amarga impotencia, el vecino tuvo que hacer caso de la advertencia del carabinieri: “Me fui a casa, me tomé una pastilla para dormir y me puse los tapones, otra cosa no podía hacer. Se amparan en que son territorio italiano para hacer lo que quieren”.
Muchas calles afectadas
“Lo alquilan y es un negocio en el que no paran de hacer eventos. Otros años ya lo hacían, pero ahora es mucho más frecuente", dice un vecino de la calle Padilla, una de las cuatro avenidas que, junto a Lagasca, Juan Bravo y Velázquez, rodean el palacete de los italianos.
Desde la calle Claudio Coello, a dos manzanas de la embajada, también se escuchaba el jolgorio. "Yo, en teoría, estoy mucho más protegido. Tengo enfrente un edificio que está en medio de la embajada y mi piso. De todos modos, los que vivimos pegados al patio interior lo escuchamos todo, porque reverbera el sonido", explica Pedro.
“Un día aislado es comprensible y se puede entender, pero es que han sido varios días seguidos. Hubo una semana que fue terrible”, añade.
Tras las denuncias de los vecinos, la Policía Municipal tuvo que intervenir en varias ocasiones, pidiendo que se bajara el volumen. "Te lo bajan un poco, pero se sigue escuchando muy alto", concluye el vecino.
¿Qué responde la embajada?
Tras más de medio siglo en el Palacio de Abrantes (Calle Mayor), la embajada de Italia se trasladó al barrio de Salamanca a finales de 1939. Desde entonces, la sede se encuentra en el antiguo palacio de los marqueses de Amboage. El palacete, de estilo barroco francés, cuenta con tres alturas y un jardín de 680 metros cuadrados.
Desde el gabinete de comunicación, admiten a EL ESPAÑOL ser "conscientes de las quejas" que han recibido por los eventos organizados y lamentan "las molestias que se hayan podido ocasionar", aunque aseguran que se llevan realizando "aproximadamente desde hace diez años".
Según la legación, estos eventos tienen carácter "de promoción comercial o de promoción de personalidades italianas" y tienen lugar "esencialmente en los meses de junio y julio". "Entendemos que tengan que fomentar la marca Italia, pero lo deben hacer dentro del marco de buena convivencia", denuncian fuentes vecinales.
Los vecinos expresaron de primera mano su malestar a fuentes diplomáticas, que admitieron haberse excedido con el volumen en algunas de las fiestas: "Se nos ha ido de las manos", confesaron. Ahora, los vecinos solo piden que la embajada reconsidere la realización de estos eventos de cara al año que viene.