El presidente del Senado, Manuel Cruz, no era capaz de ocultar alguna mueca de nerviosismo al dar la palabra o controlar el tiempo. Y no era por la falta de costumbre como cuarta autoridad del Estado. En su primer pleno ordinario al frente de la Cámara Alta fue el protagonista inesperado. El motivo, las acusaciones de plagio a nueve autores en un manual de Filosofía, saber en el que es catedrático, documentadas con los extractos de las obras y publicadas en el diario Abc.
La oposición cargó contra Cruz sin contemplaciones. "El señor Cruz llegó a la política como presunto intelectual y lo que yo he mirado y he ido leyendo trozo a trozo realmente es inhabilitante", dijo la portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo. "Esperamos que el señor Cruz dé explicaciones, ya que Sánchez no las dio en su día", dijo la portavoz adjunta del PP en el Senado, Salomé Pradas.
"Las acusaciones contra el presidente del Senado son muy graves: podría haber cometido plagio en su manual de filosofía. Cruz debe dar explicaciones", dijo por su parte Lorena Roldán, portavoz nacional de Ciudadanos. "No permitiremos que se dañe la imagen y el prestigio de nuestras instituciones".
Cruz permaneció callado buena parte de la mañana, pero finalmente su equipo institucional emitió un comunicado recordando que ha escrito 34 libros y que ha sido premiado y traducido. Cruz sí admitió "coincidencias mínimas entre comentaristas que han leído y trabajado sobre un mismo autor. Es decir, coincidencias en afirmaciones sobradamente conocidas entre especialistas", según él.
El PSOE salió en tromba a defenderlo. Cruz tiene una buena imagen dentro del PSOE y del PSC por su estilo conciliador y su aparente nula ambición política. Al cargo de presidente del Senado llegó después de que se frustrara la candidatura del líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, que fue uno de los primeros en defenderlo.
Las ministras de Educación y Hacienda, Isabel Celaá y María Jesús Montero, defendieron ardientemente al presidente del Senado mientras éste se limitaba a dar y quitar las palabras en su función institucional. Celaá expresó su respeto "personal, profesional y social" a Manuel Cruz. "No todo vale en política para intentar ganar o desprestigiar al contrario", dijo Montero. También la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, también procedente del PSC.
Quien no se pronunció fue Pedro Sánchez o su equipo de confianza más cómodo. No en vano, no son las primeras acusaciones de plagio. Afectaron a la propia tesis del presidente y a la ministra de Sanidad, Carmen Montón, que tuvo que dimitir pocos meses después de llegar al cargo.
La estrategia del PSOE ha sido este martes la de intentar neutralizar la polémica con un apoyo cerrado a Cruz, confiando en que no vaya más allá y aludiendo a su prestigio académico, defendido incluso por dirigentes de otros partidos, como Jaume Asens, diputado de En Comú Podem en el Congreso.
Los socialistas se saben a las puertas de una nueva campaña electoral y no quieren que este asunto se convierta en la primera munición de la oposición. En privado, numerosos dirigentes expresaban su enfado al considerar muy diferente este caso, referido en algunos casos a frases sobre datos biográficos y no a una tesis creativa propia, del de otros, como el máster de Pablo Casado o el de Montón. La fallida reunión del PSOE y Unidas Podemos hizo el resto al tapar con las últimas noticias de la investidura un asunto que la oposición promete seguir denunciando.