La partida se juega a contrarreloj, pero no para que haya un resultado final sino para forzar una prórroga. En la mañana de este martes, los movimientos se han sucedido mientras Felipe VI recibía a distintos portavoces parlamentarios y los principales partidos hablaban entre sí. La posibilidad de que haya un debate de investidura a finales de semana y, por tanto, se siga negociando, no está descartada.
Albert Rivera pidió una reunión urgente con Pedro Sánchez por carta para saber si el líder del PSOE está dispuesto a aceptar sus condiciones para una abstención: un Gobierno constitucionalista en Navarra, planificar la aplicación del artículo 155 y no subir los impuestos. Sánchez lo llamó y le remitió una respuesta a su "estimado Albert", al que la semana pasada había llamado "hipócrita" en el Congreso, asegurando que ya los cumplía. Y Rivera consideró el escrito de vuelta "una tomadura de pelo".
En paralelo, Pablo Iglesias se mantenía en su posición de abstenerse si Sánchez va a una investidura sin ningún acuerdo, pero prometió "estudiar" la posibilidad de facilitar una investidura que nazca de un acuerdo entre el PSOE y Ciudadanos.
Es decir, que Sánchez tenía sobre la mesa dos ofertas, una de Rivera y otra de Iglesias, agolpadas en su puerta en las últimas horas.
Las posiciones que espera el PSOE
"Lo que sabemos a estas horas es que Unidas Podemos parece ser que va a anunciar su abstención y el PP y Ciudadanos parece ser que van a anunciar su voto contrario, por lo tanto no habría ninguna investidura posible", explicaba la portavoz parlamentaria del PSOE, Adriana Lastra, en una comparecencia en el Congreso. Pero Rivera no había anunciado ese "no". Al contrario, desde este lunes aseguran trabajar para poder abstenerse.
Los socialistas contienen la respiración ante lo que creen que son movimientos que sólo persiguen no quedar como el culpable de la repetición electoral. Pero reconocen, como el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, que hay tiempo para más sorpresas. La clave ahora está en qué dirá Rivera al Rey.
En el PSOE no ocultan que las posiciones expresadas por Podemos y por Ciudadanos no son un rechazo taxativo a la investidura y, en ese sentido, la agencia EFE informó de la posibilidad de que el Rey retrasase su decisión para dar más tiempo a la negociación, algo que finalmente la Casa Real acabó desmintiendo.
Pero Ferraz no las tiene todas consigo y cree que la única manera de evitar al 100% que el Rey encargue la investidura a Sánchez es que Rivera diga a Felipe VI que no está satisfecho con la respuesta dada por el líder del PSOE y que, por lo tanto, no está dispuesto a considerar la abstención.
Fuentes cercanas a los negociadores socialistas aseguran que la posición de Rivera es "de traca" al querer "recuperar el foco" y la iniciativa con una propuesta que creen que es, en realidad, un farol. Por tanto, esperan que ante el Rey Rivera confirme su "no" para que se despejen las incógnitas y Sánchez no tenga que someterse a un segundo debate de investidura. Ahí comenzaría el camino al 10-N.