El dispositivo para trasladar los restos mortales de Franco desde el Valle de los Caídos hasta el cementerio de Mingorrubio estaba medido al milímetro. El Gobierno optó por la vía aérea, con el apoyo del Ejército del Aire, para evitar cualquier contratiempo en las carreteras de Madrid. El féretro voló a bordo de un Super Puma del Ala 48, con base en Cuatro Vientos. A los mandos de la aeronave, un veterano de Afganistán, el coronel Alfonso Reyes Leis.
Nacido en el municipio coruñés de Cee (alrededor de 8.000 vecinos), el coronel Reyes Leis es el jefe del grupo de Fuerzas Aéreas del Ala 48. Se trata de un avezado piloto que actualmente se desempeña en el traslado de autoridades destacadas del Estado: desde miembros del Gobierno hasta personal de la Casa Real.
En su trayectoria suma diversos méritos y ha participado en misiones de riesgo, como en Afganistán. Operó en la unidad de helicópteros HELISAF que se desplegó en el país asiático en los peores compases de la guerra.
En 2008 y en declaraciones recogidas por el Ministerio de Defensa, instó a los suyos a "seguir desarrollando las misiones con el mismo entusiasmo que hasta ahora". Su labor fue fundamental para salvar decenas de vidas en el conflicto.
Las condiciones del traslado
Esta semana fue protagonista por otro episodio muy distinto, el traslado de los restos de Franco desde el Valle de los Caídos hasta el cementerio de Mingorrubio -adelanta El Ideal Gallego-. Sobre sus hombros recayó la misión; sencilla en cuanto a la distancia, pero en extremo mediática y expuesta. Nada podía fallar en un escenario en el que, además de la trascendencia del traslado, se congregaban más de 500 periodistas acreditados para cubrir la noticia.
Hasta el propio jueves, día en que se realizó el despliegue, no era seguro que el trayecto pudiese realizarse por vía aérea. La niebla y las precipitaciones que se registraron los días anteriores amenazaban los planes previstos. El Gobierno, incluso, había preparado una alternativa por carretera.
Pero finalmente brilló el cielo lució despejado y el coronel Alfonso Reyes se puso a los mandos de la aeronave. 18,7 metros de longitud y 3,38 de envergadura para cubrir los 50 kilómetros que separaban ambos puntos. Tras el trayecto que se prolongó durante unos 15 minutos, el veterano militar del Ejército del Aire pudo regresar a la base de Cuatro Vientos habiendo cumplido su misión.