El individuo es un viejo conocido de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en el municipio mallorquín de Inca. Es un experto en artes marciales. Marroquí, de 31 años, tiene una orden de expulsión de España. Mientras se resuelve su situación, sigue sembrando el caos en la localidad. Su último episodio, amenazar con "violar y rajar" a la agente de la Guardia Civil que le detuvo tras un altercado reciente.
El 29 de noviembre, el individuo protagonizó un episodio violento tras amenazar al propietario de un bar con unas tijeras que había robado en una peluquería. Según detalla Diario de Mallorca, fue reducido entre varios agentes y detenido. El día 1 se le trasladó al Juzgado de guardia de Inca y quedó en libertad con cargos.
El experto en artes marciales arremetió entonces contra la Guardia Civil. Se presentó en el cuartel de Inca y se mostró violento con una agente. Se trata de una de las guardias civiles que participaron en su detención, afirma Última Hora.
Se dirigió a ella en los siguientes términos: "Cuando salgas y te vayas a tu coche aparcado ahí fuera, te cogeré, te violaré y después te rajaré". Varios testigos que estaban realizando gestiones presenciaron el episodio. También profirió gritos a la agente en los que le recriminaba que se estaba poniendo "chulita".
En el cuartel de la Guardia Civil
La agente de la Guardia Civil pidió ayuda y el individuo se dio a la fuga. Pero desde el cuartel no tardaron en volver a saber de él. Al cabo de unas horas recibieron una llamada alertando de los movimientos de un individuo que estaba acosando a las mujeres y que había pegado a un hombre que se había negado a darle dinero.
Se trataba del experto en artes marciales. El mismo que ya había sido detenido, al que los vecinos de Inca califican de "violento" y que había amenazado con "violar y rajar" a la agente de la Guardia Civil.
No fue fácil reducirle. Entre varios agentes lograron trasladarle de nuevo al calabozo. Allí hizo gala, una vez más, de su actitud violenta. Amenazó a otros miembros de la Guardia Civil y defecó y orinó en el interior de la celda. Ante el riesgo que representaba, los guardias civiles pidieron a un médico que le sedase.
En situación irregular y con una orden de expulsión, el detenido afrontará un juicio en el que la Fiscalía pide para él dos años de prisión por todos estos altercados.