Repoblar la España vacía con inmigrantes para salvar zonas rurales que se mueren es algo que ya ocurre en algunos puntos. Pero cuando la iniciativa persigue además evitar la saturación de inmigrantes en las ciudades, ya es una novedad. Esta es la propuesta que ha hecho el Ayuntamiento de Valencia que, como ciudad de acogida, considera que la inmigración será exponencial en los próximos años y que, en ningún caso, es un fenómeno puntual.
La propuesta parte de la concejala socialista de Cooperación al Desarrollo y Migración de Valencia, Maite Ibáñez, y ya ha llegado a manos de las Generalitat valenciana, tal y como ella ha confirmado a la agencia Efe. El plan es trazar una estructura a través de la que se canalice la llegada de inmigrantes a la ciudad de Valencia y su integración en localidades con población en crecimiento negativo.
Ibáñez es concejal de gobierno en el equipo que dirige como alcalde Joan Ribó, de Compromís. Si bien reconoce la dificultad de integración en pueblos que están en riesgo de desaparición, otra de las opciones que se maneja es hacerlo en poblaciones de unos pocos o varios miles de personas. Pero siempre como telón de fondo está el evitar la "saturación" de inmigrantes en Valencia.
Sin embargo, esta saturación no es tal, según informa a EL ESPAÑOL la asociación Valencia Acoge, cuyo objetivo es la acogida y promoción de las personas migrantes que llegan a la ciudad, de cara a su plena integración. "Es una propuesta cuando menos llamativa y nos preocupa", explican para recalcar que si bien las plazas de acogida de gestión municipal se han triplicado, pasando de casi 100 en 2016 a 350 en la actualidad, la situación está muy lejos de una saturación de la ciudad.
Ciudad de tránsito
"Somos una ciudad de 800.000 habitantes y de ellos poco más de 100.000 son inmigrantes. Ni el 13%", comentan. La comunidad migrante más numerosa es la rumana, seguida de nacionalidades latinoamericanas, como la boliviana y la ecuatoriana. "Quienes vienen de África y se quedan cada vez son menos. Somos una ciudad de tránsito, aunque algunos se quedan sí", señala.
Afirman, además, que la propuesta de la concejal socialista no está acompaña de ningún plan de desarrollo, como la creación de servicios básicos -centros de salud, guarderías o colegios- ,elementos que hacen competitivos ciertos territorios frente a otros. Por ello no la ven con agrado.
Sin embargo, la idea de repoblar las zonas despobladas con inmigrantes no es ninguna novedad. Hay casos en los que ha funcionado, pero no con el telón de fondo de acabar con una supuesta saturación de las ciudades. Y es que es, precisamente, en ellas donde se concentra cada vez más la población.
Según datos de la Federación Española de Municipios y Provincias, la mitad de los municipios del país están en riesgo de extinción y hasta una treintena de provincias ha perdido población en los últimos 20 años. Sobre la despoblación, los datos son alarmantes: uno de cada cinco municipios tienen menos de 100 personas empadronados y la tendencia coge velocidad.
Madrid y Aragón, también
Ya la exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, inició el pasado abril un proyecto piloto para repoblar pueblos de la sierra madrileña con inmigrantes a los que se les ofrece casa y trabajo. Durante su anuncio, ni detalló los nombres de los pueblos involucrados ni el número de inmigrantes participantes para evitar "generar algún tipo de ansiedad prematura".
Mucho más avanzada está esta cuestión en Aragón, donde la despoblación se ha convertido en una cuestión clave para los políticos. De hecho, el auge de Teruel Existe y su irrupción en el Congreso y el Senado es más que sintomático. Un ejemplo de éxito en la localidad turolense de Visedo, donde incluso se reabrió la escuela con la llegada de inmigrantes.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística, desde 1998 el número de inmigrantes ha crecido por encima del 2.000% en la provincia de Teruel. En ello ha tenido mucho que ver iniciativas como el programa Nuevos Senderos de la Fundación Cepaim, que en Aragón ha ayudado al traslado de la población inmigrante a zonas rurales con enorme éxito y un aumento de trabajadores del sector de la ganadería.
Otro ejemplo del éxito es Torre del Burgo (Guadalajara), en plena Laponia española. Condenado a desaparecer, gracias a la llegada de extranjeros logró duplicar su población en apenas tres años, de 228 en 2015 a 502 en 2018. Casi el 80% de ellos inmigrantes. Misma situación se replica en otros pueblos de la zona y también en Castilla y León, con especial incidencia en Soria.