Son, literalmente, los hombres fuertes de Pedro Sánchez. Se trata de los seis varones que ocuparán los "órganos superiores y directivos" de la presidencia del Gobierno, cuya estructura fue publicada este martes. Su poder será más amplio que el de muchos ministros, especialmente tras la disección de las competencias políticas para alumbrar el nacimiento de 22 departamentos.
Al frente de todo ello estará, con competencias reforzadas, el director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno: Iván Redondo. La mano derecha del presidente, que ya tenía absoluta preeminencia en el anterior Ejecutivo, es el "primer secretario de Estado", según la nota informativa distribuida hace días por Moncloa (en realidad, ese título no tiene reconocimiento normativo) o, para los que ven con distancia su influencia, "el ministro 23". O el primer ministro.
Por debajo están Félix Bolaños, secretario general de la Presidencia, Miguel Ángel Oliver, secretario de Estado de Comunicación (no ha sido confirmado para el cargo tras la investidura, pero tampoco sustituido), Francisco Salazar, el director adjunto del gabinete, Ernesto Gasco, alto comisionado para la lucha contra la pobreza infantil, y Francisco Polo, alto comisionado para España Nación Emprendedora.
Los departamentos que dirigen Bolaños, Oliver y Salazar ganan competencias y peso. Se trata de tres hombres absolutamente leales a Sánchez y vinculados al PSOE, no a Unidas Podemos, el socio de coalición. Sánchez ha decidido mantener el comisionado contra la pobreza infantil, aunque sus competencias encajan más en la Vicepresidencia de Derechos Sociales que encabeza Pablo Iglesias o en departamentos como el de Economía Social o Inclusión. Gasco da el paso desde San Sebastián, donde es teniente de alcalde, a la Moncloa.
El caso de Polo es distinto, ya que hasta ahora era secretario para el Avance Digital en el Ministerio de Economía. Sin embargo, Nadia Calviño no contó con él para este período y puso al frente del departamento, renombrado de Digitalización e Inteligencia Artificial, a Carmen Artigas, con mucha experiencia y mejores referencias en el sector. Pero Sánchez lo ha repescado para un departamento que, como el de Gasco, aborda asuntos importantes cuyas competencias estructurales están fuera de Moncloa, en los ministerios del ramo.
El real decreto por el que se reestructura la Presidencia del Gobierno, aprobado este martes por el Consejo de Ministros, incluye numerosas novedades, la creación de nuevos departamentos y la la corrección de algunas planteamientos diseñados por Bolaños, el secretario general de la Presidencia, cuando Sánchez llegó al poder a través de la moción de censura.
Redondo, pieza clave
La conclusión más evidente es que Redondo es la pieza absolutamente imprescindible en Moncloa. No sólo dirigirá el Gabinete sino que se crea normativamente un "Comité de Dirección" que también liderará. Hasta ahora, esas reuniones tenían un carácter informal, pero ahora están en el BOE y se especifica quién podrá asistir (nadie que no sea al menos director general).
Además, Redondo dirigirá un órgano de nueva creación: la "Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País a Largo Plazo". Las funciones de su gabinete se refuerzan. Algunos cambios son prácticamente imperceptibles. Donde antes figuraba el asesoramiento al presidente en Política Económica, ahora se incluye la "política nacional" e "internacional". Redondo también tendrá la competencia de "planificación y seguimiento de la actividad gubernamental". No es que hasta ahora no la desarrollase, pero ahora está negro sobre blanco.
Bolaños gana peso
El siguiente en orden de importancia es Bolaños, secretario general de la Presidencia (con rango de subsecretario), que asciende en el escalafón a número dos, por encima del secretario de Estado de Comunicación y el director adjunto de gabinete, hasta ahora preeminentes sobre el papel.
Bolaños gana poder al dirigir un nuevo departamento "de Planificación y Seguimiento de la Actividad Gubernamental". Además, será "miembro del Comité Especializado de Situación del Consejo de Seguridad Nacional dentro del Sistema de Seguridad Nacional".
El sherpa internacional, rebajado
Otra de las grandes novedades es el fin del gran cargo de asesor internacional de Sánchez. Hasta ahora, ese puesto lo ocupaba José Manuel Albares, nombrado embajador en París. Se separa en dos y el rango baja de un subsecretario a dos directores generales: de Asuntos Exteriores y de Unión Europea. El G-20 pasará a ser responsabilidad del director general de Asuntos Económicos, Manuel de la Rocha, que sigue en el cargo.
El nuevo director adjunto del Gabinete, Francisco Salazar, que ya se encargaba de análisis en Moncloa, pasará a liderar un nuevo departamento de Asuntos Políticos y tendrá poder sobre tres nuevas unidades: Igualdad y Políticas Sociales, Transición Justa y Medio Rural, y Transportes, Vivienda y Consumo. Moncloa incorpora así políticas muy sectoriales, con Ministerios específicos ocupados por destacados dirigentes socialistas o morados.
Más unidades en Comunicación
Por último, la Secretaría de Estado de Comunicación pasa a estar integrada en el nuevo Comité de Dirección e incorpora algunas funciones que antes no estaban negro sobre blanco, como la "organización de la cobertura" autonómica y de medios digitales. Pasa de disponer de tres direcciones generales a cinco, cada una con su unidad de apoyo (con rango de subdirección general). Las nuevas son para información económica, digital y autonómica, respectivamente, mientras que se elimina la dirección general de comunicación.
Moncloa se burocratiza, con más y más definidas competencias y con seis hombres al frente que intentarán liderar el Gobierno desde Moncloa y sin coaligarse más que con Sánchez.