Pedro Sánchez no tiene muchas ganas ni de reunirse con Quim Torra ni de que eche a andar la mesa de Gobiernos (central-Generalitat) que el PSOE pactó con ERC para permitirle ser investido. Hasta el día de las elecciones, algo así no entraba ni siquiera en los planes del presidente del Gobierno, que ni siquiera cogía el teléfono a Torra. Después de la cita con las urnas dijo haber entendido el mensaje de los ciudadanos y se embarcó tanto en una coalición con Unidas Podemos como en el diálogo sobre el "conflicto político".
Desde entonces, la inestabilidad política en Cataluña, con unas elecciones planteadas pero no convocadas, hizo que Sánchez diese pasos hacia atrás hasta acabar dando tres versiones en un mismo día. Ocurrió el jueves pasado y este jueves, finalmente, el jefe del Ejecutivo se verá con el president de la Generalitat.
Sánchez llega a esa cita consciente de que Torra está en guerra con la mitad de su Ejecutivo, la de los consellers de ERC, y de que puede desaparecer como actor político de la política catalana en cuestión de meses, ya que está suspendido como diputado y el Tribunal Supremo podría inhabilitarlo en firme también como president.
La portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, rebajó este martes, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, cualquier gran expectativa sobre la cita, destinada a ser nada más que un primer encuentro
"No esperamos resultados a corto plazo" más allá de "establecer entornos de diálogos"; una especie de "raíles" por los que pueda transitar la relación entre el Gobierno y la Generalitat en el futuro, según ella. Fuentes del Ejecutivo advirtieron de que serán necesarias "muchísimas reuniones" de la Mesa de Gobiernos hasta llegar a algo concreto, por lo que el horizonte se sitúa, forzosamente después de las elecciones en Cataluña. "Va a requerir tiempo", dijo la propia Montero durante la rueda de prensa.
Dónde vas, manzanas traigo
Mientras Sánchez tiene previsto hablar a Torra de los efectos del temporal o la red ferroviaria, éste ha anunciado que le planteará la autodeterminación, la amnistía de políticos independentistas presos y el fin de lo que él llama "la represión".
No hay agenda consensuada ni, de momento, voluntad de que haya un comunicado conjunto. Se espera que quien comparezca en nombre del Ejecutivo para valorar la reunión y dar cuenta de su contenido sea la ministra de Política Territorial, Carolina Darias, que no participará en el encuentro.
"Torra vendrá en modo electoral", explica un ministro, que cree que del encuentro debería salir, aunque no sea un acuerdo sobre nada, sí una fecha para que se constituya la Mesa de Gobiernos. "Pero si no se puede hablar con Torra, se hablará con el que venga", explica. "Esto va para rato", asegura.
En el Gobierno hay el temor de que Torra, consciente de que sus días están contados en la presidencia, utilice la cita para tratar de desacreditar la predisposición al diálogo de Sánchez, algo que el Gobierno no quiere ponerle fácil. "Si no quiere hablar, le va a ser difícil justificar allí [en Cataluña] que quiere el diálogo", explica.
"Nosotros estamos ya listos para sentarnos a la mesa", explicó este martes otro ministro del Gobierno. ERC también dice estar dispuesta a sentarse, pero en la pugna por el liderazgo del independentismo, a sus intereses de campaña puede convenirle no aparecer como el partido en connivencia con Madrid. Por una parte, porque Junts per Catalunya hará una campaña muy dura. Por otra, porque es irreal aspirar a un resultado concreto de la Mesa de Gobiernos que llegue a tiempo de ser digerido por los electores en Cataluña.
ERC: diálogo, sí, pero no mucho
En ese sentido, a ERC podría convenirle que quede claro que busca el diálogo, pero no profundizar en él antes de las elecciones para poder mostrar un perfil más duro ante el Gobierno. Que la Mesa de Gobiernos no se convocara o apenas se reuniese podría conseguir el objetivo.
En cualquier caso, en Moncloa no creen que el jueves vaya a haber grandes avances y se conforman con que Torra no bloquee futuras reuniones. Además, el presidente ha puesto otros actos en su agenda, como una reunión con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. "Ahí se mostrará que hay otra institución muy importante en Cataluña y en Barcelona. Que no todo es Torra", explican fuentes del Gobierno. Además, el jefe del Ejecutivo aprovechará para verse con la asociación económica Barcelona Global y con la cúpula del PSC.