Luciendo torso y consumiendo alcohol en cantidades industriales mientras pasean en grupo por Benidorm. Esta es la conducta negligente que cientos de británicos están protagonizando en la ciudad de la Costa Blanca, a la que se han desplazado este fin de semana para celebrar en los locales de copas el Día de San Patricio.
Ese era el objetivo de estos turistas, pero al pisar suelo español se han topado con la decisión de la Generalitat Valenciana de cerrar hasta nueva orden todos los bares y restaurantes de la comunidad para evitar nuevos contagios por coronavirus. A partir de ese momento, ha comenzado un problema para la salud pública y para las Fuerzas de Seguridad porque deambulan por las calles en estado de embriaguez.
“A mí me han lanzado un bote de cerveza a la cabeza y a mi compañero le han tirado otro cuando nos hemos acercado a pedirles que respetasen las medidas de confinamiento regresando a su hotel”, explica a EL ESPAÑOL un miembro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Este diario ha tenido acceso a varias imágenes que ponen de manifiesto que el coronavirus no es un problema para que estos turistas británicos paseen plácidamente por la Avenida de Madrid, pertrechados de toallas, riñoneras y chanclas, en dirección a la playa para disfrutar en plena pandemia de un buen chapuzón y un día de sol.
Otros caminan descamisados, lata de cerveza en mano, por el Paseo de Levante y por las calles Gerona o Mallorca. De hecho, se han dado situaciones curiosas porque sus cánticos en estado de embriaguez se solapaban con los mensajes que radiaban las furgonetas equipadas con megafonía para recodar a la población las medidas de confinamiento domiciliario que las administraciones han decretado para frenar los contagios.
“Algunos grupos superan las 200 personas”. Esta conducta supone una práctica de riesgo porque vulnera las recomendaciones sanitarias de evitar las aglomeraciones de gente para no favorecer los contagios. “Como los pubs y discotecas están cerrados, en una rotonda nos hemos encontrado a unos británicos haciendo barbacoa y botellón”, detalla el citado miembro de las Fuerzas de Seguridad. “No solo se ponen en peligro ellos mismos, sino que también están poniendo en riesgo la salud del resto de los vecinos de Benidorm y de los agentes que estamos de servicio”.
Borrachos y desatados
Estos turistas ansiosos de fiesta están combatiendo el cierre de locales de restauración decretado por la Generalitat Valenciana haciendo acopio de alcohol en supermercados y tiendas 24 horas. “Esto es un desastre porque han venido a pasar el fin de semana con paquetes de todo incluido: están borrachos y desatados”.
Algunos agentes consideran necesario que las administraciones autonómica o local deberían sopesar adoptar medidas de choque para frenar la celebración etílica del Saint Patrick's Day en Benidorm. “Vamos a tener que pedir que cierren los establecimientos regentados por chinos y paquistaníes porque les están vendiendo bebida”.
Hay cientos de británicos dispersos por las habituales zonas de ocio de esta ciudad de la Costa Blanca. La situación empieza a ser desbordante para los efectivos de Policía Nacional y Policía Local que tratan de recordar a estos turistas que el Gobierno de España ha decretado el estado de alarma. “Con el retén de refuerzo no seremos más de cuarenta agentes”.
Este miembro de las Fuerzas de Seguridad alerta de que “los únicos que están respetando el confinamiento en sus domicilios son los vecinos de Benidorm”. Prueba de ello es el vídeo al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, en el que unos policías se han visto obligados a sacar sus porras ante la conducta incívica de un nutrido grupo de británicos que estaba concentrado en la vía pública y que no solo se negaba a marcharse de la zona, sino que algunos de ellos se han llegado a encarar con los agentes. Por suerte, la situación no ha ido a más y estos turistas se han marchado ante la llegada de coches patrulla y efectivos en moto de la Policía Local y un furgón de la Policía Nacional.
Policías de servicio sin desinfectante
El fin de semana no pinta nada bien para los agentes. “Esta situación se está repitiendo desde el viernes y se prolongará hasta que no se marchen a su país”, explica la citada fuente policial. A este panorama desalentador se suma la falta de medios que sufren los policías: “Las medidas de seguridad sanitaria que tenemos son escasas porque solo nos han facilitado un par de guantes de látex, una mascarilla de papel y carecemos de material desinfectante”.
Cuando intervienen con alguno de estos turistas y se les rompen los guantes los policías quedan desprotegidos, pero tienen que proseguir con el servicio a pesar del riesgo de contagio de coronavirus.