Un patógeno milimétrico es el culpable de que hayan sido aplazados sine díe los sueños laborales de Álvaro, Eva, Aitor... y así hasta sumar los nombres de 92.684 aspirantes de todo el territorio español que han visto como la pandemia del coronavirus ha obligado a la Administración estatal y autonómica a cancelar decenas de oposiciones. Esto ha supuesto un mazazo para los aspirantes que llevaban estudiando durante muchos meses, incluso años, para enfrentarse con garantías al proceso de selección.
El COVID-19 ha puesto en la diana como foco de riesgo de nuevos contagios las aglomeraciones de gente que conlleva el modelo presencial de oposición: el sistema que emplean todas las administraciones. Tal situación obligó al Ministerio de Función Pública a emitir el 10 de marzo una resolución que insta a “posponer, por el tiempo imprescindible, la celebración de pruebas selectivas, especialmente aquellas de concurrencia masiva”.
Desde entonces, como medida extraordinaria de prevención y contención del patógeno, a diario se están aplazando oposiciones a la Agencia Tributaria, al Servicio Murciano de Salud, la Ertzaintza, la Universidad Nacional de Educación a Distancia, los exámenes orales del proceso selectivo de jueces y fiscales... El efecto dominó de cancelaciones, del que no existen precedentes en la historia de nuestro país, comenzó en los distintos ministerios del Ejecutivo central y se ha ido propagando, entre otros, a los gobiernos autonómicos de Madrid, Murcia o País Vasco.
Eva: Tramitación Procesal
“Si el problema es la aglomeración, pues separación”, sentencia Eva. Esta graduada en Derecho y máster en Justicia Criminal se aferra a la ironía para no derrumbarse al recordar que este sábado no ha acudido a su última prueba de ingreso al Cuerpo de Tramitación Procesal y Administrativa.
“Me siento muy agobiada porque voy a tener mi vida paralizada por el coronavirus hasta que pueda terminar la oposición”. Esta joven, de 27 años, es una de las más de 9.000 personas que se han visto afectadas en toda España por la suspensión del tercer ejercicio -la Prueba de Word- de Tramitación Procesal, que estaba previsto el 14 de marzo. Eva llevaba tres años dedicándose en cuerpo y alma a hincar los codos: “Para mí la oposición era mi trabajo y como mínimo estudiaba ocho horas diarias”.
Ahora el plan de Eva de hacerse con un empleo de funcionaria realizando tres oposiciones corre serio peligro porque las fechas de la segunda oposición podrían solaparse con la tercera. “Todo está en el aire”. Esta aspirante espera que el Ministerio respete la separación temporal que había prevista entre las pruebas de Tramitación Procesal y Auxilio Judicial para cumplir su hoja de ruta. “Ante una situación excepcional como esta se deben tomar medidas excepcionales como reservar más facultades para reducir las concentraciones de opositores en las aulas”, insiste desesperada.
Eva no quiere perder la oportunidad de hacerse con un empleo para lograr emanciparse. “Mi madre me sigue manteniendo porque el poco dinero que tengo lo invierto en opositar”. No habla en vano porque a lo largo de estos años se ha gastado de media al mes: 200 euros en la academia, 70 euros en bus y metro, 120 euros en temarios... “Todo el mundo está jodido con esta decisión”.
Aitor: aspirante a la Ertzaintza
A 476 kilómetros de distancia, en San Sebastián, Aitor comparte esas malas sensaciones después de que el Gobierno vasco anunciase con 72 horas de antelación que se suspendían las oposiciones a Ertzaintza (700 plazas) y Policía Local (111) a las que estaban llamados más de 5.600 opositores. “Es más el coste mental que el económico: la decisión ha sido una faena de narices porque la meta estaba cerca y tenía ganas de quitarme de encima el examen”, confiesa este joven, de 26 años, que este sábado iba a realizar la primera de las tres pruebas de acceso.
El día 14 estaba marcado en el calendario de Aitor como el principio del fin de la rutina espartana que cumplía a diario desde julio de 2019: “Por las mañanas, trabajo en una empresa de moda, como administrativo, y por las tardes, me dedico a estudiar los temas y a entrenar en el gimnasio para prepararme las pruebas físicas”. La ilusión de este veinteañero de hacerse con una plaza en la Ertzaintza comenzó a fraguarse cuando daba románticos paseos con su novia en los que pasaba por delante de una comisaría de la localidad de Oiartzun y la pareja hablaba de sus planes de futuro.
“No quería que la oposición se aplazara, pero tiene que primar el interés general para no colapsar el sistema sanitario y me he tomado la situación como una oportunidad de tener más tiempo para seguir estudiando”. Esta reflexión se la repite como un mantra para que los nervios no le ganen la partida porque el Gobierno vasco informará a todos los aspirantes con siete días de antelación de la nueva fecha en la que será convocada la primera prueba teórica.
La mayor preocupación de Aitor es que el coronavirus no obligue a acortar los plazos previstos entre cada una de las tres pruebas. “Deben dejar un mes para las pruebas físicas y otro mes para la entrevista personal”. Hasta que el calendario no se reorganice todos los opositores vascos tratan de amoldarse a la nueva situación, al igual que las academias. “Era la convocatoria más importante a la Policía Vasca de la última década”, apuntan desde Master D Bilbao. “Vamos a tener que seguir preparando a los aspirantes a la oposición hasta nuevo aviso”.
Uxía: auxiliar administrativo de la UNED
Muchos aspirantes no solo recitaban ya de carrerilla los temarios sino que tenían cerradas las reservas de hotel para examinarse. Es el caso de Uxía que el próximo 21 de marzo iba a desplazarse de Orense a Madrid, para examinarse al día siguiente con un solo objetivo en mente: hacerse con una de las 92 plazas de auxiliar administrativo de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) a las que optaban 10.684 aspirantes. “Tenía el billete de tren y reservé habitación, pero lo compré todo en una oferta no reembolsable y ahora no me devuelven el dinero”, detalla resignada Uxía.
Los 100 euros que ha perdido por el aplazamiento de la oposición son lo de menos para esta licenciada en Derecho, de 25 años, que no encuentra respuesta a una pregunta que la consume: “¿Cómo me planteó el día a día sin una fecha de examen en el horizonte?”. Esta inquietud es la guinda al estrés y al cansancio que arrastraba en los últimos diez meses en los que se ha metido por la vena los 21 temas de la UNED de informática, normativa específica y común.
“A diario me levantaba a las seis de la madrugada, me ponía a estudiar hasta la hora de comer, a las tres de la tarde iba a trabajar a una cafetería y a las diez de la noche regresaba muerta a casa”. Su nueva rutina consiste en estar pendiente de una notificación de la UNED: la nueva fecha de examen se comunicará a todos los aspirantes con tres semanas de antelación. Puede ser en primavera, en verano... “Trato de ver el lado positivo pensando que tengo más tiempo de estudiar, pero el problema que tenemos los opositores de fuera de Madrid es que debemos reservar hotel”, se queja Uxía.
Álvaro: Inspección de Hacienda
Para Álvaro la cancelación del segundo ejercicio de la oposición que lleva tres largos años preparándose al Cuerpo Superior de Inspectores de Hacienda del Estado no le supone ganar una prórroga para seguir empollando. “No me están regalando tiempo porque a causa del coronavirus han suspendido las clases presenciales de contabilidad, tengo que resolver mis dudas por e-mail y las sesiones pierden mucho nivel por correo electrónico porque la comunicación verbal con el preparador te permite replantearle todas tus dudas”, explica este treintañero, residente en Madrid.
El próximo 3 de abril no tendrá que presentarse al segundo ejercicio de esta oposición porque ha sido pospuesta la prueba de contabilidad. “Esto supone poner un petardo en mi silla eléctrica porque ya estaba bastante tenso”. Álvaro no exagera con las emociones que le invaden porque el calendario de la oposición es papel mojado: no se sabe si en mayo se celebrará el tercer ejercicio, un caso práctico al que aplicar temas de derecho, y si en septiembre tendrán lugar los dos últimos ejercicios orales.
Álvaro se ha autoimpuesto un encierro domiciliario: “No saldré de casa para no perder la concentración ni enfermar”. Este treintañero es uno de los 18.259 aspirantes -por turno libre y de promoción interna- afectados por la decisión de la Agencia Tributaria.
A juicio de este opositor solo hay dos alternativas: “La primera no creo que se haga porque sería mantener el esquema del proceso selectivo, pero tomando medidas como hacer el examen con mascarillas y guantes; la segunda es más viable porque consistiría en esperar a que pase esta situación y reorganizar el calendario garantizando los plazos de tiempo que había entre cada prueba”.
José Ramón: opositor al Servicio Murciano de Salud
En el sureste español, a José Ramón lo único que le causa zozobra es llegar sano a la oposición de conductor de ambulancias del Servicio Murciano de Salud (SMS). “Soy técnico de emergencias del 061 y estoy más expuesto a contraer el coronavirus en mi trabajo que en una oposición donde te sientas a una distancia prudencial de otro opositor”, tal y como indica este vecino de Ceutí, de 43 años.
“Cuando este martes anunciaron que se suspendía la oposición me desinflé por el esfuerzo perdido de preparar los temas mientras trabajo”, se lamenta con amargura este técnico porque su situación de interinidad en el Servicio Murciano de Salud se prolonga desde el año 2007. “Para mí esto supone prolongar la agonía”. La pandemia causada por el patógeno ha obligado al Gobierno regional a posponer los exámenes de la oferta pública de empleo (OPE) previstos los días 22 de marzo y 19 de abril a los que concurrían 7.007 opositores de toda la Región.
“Pensaba que el 22 de marzo se acabaría mi maratón semanal”, comenta José Ramón. Este opositor ya ha perdido la cuenta del tiempo que lleva alternando la preparación de su examen a conductor de ambulancias, con los turnos en el 061 y las clases que imparte en el instituto Amusal como profesor del módulo de mantenimiento mecánico de vehículos sanitarios.
“Cada vez que salía de una guardia de 24 horas, en vez de dormir, me iba al instituto a dar clase y luego me ponía en la academia a estudiar el temario: salía de mi casa un miércoles y regresaba destrozado el jueves por la noche”. José Ramón sobrevive a base de cuatro cafés diarios mientras sacrifica lo que más quiere en esta vida: su mujer y sus dos hijos. “Les he quitado mucho tiempo para prepararme la oposición”.
Inés: acceso a la prueba de abogacía
Precisamente lo que le sobra ahora mismo a Inés es tiempo: tiene todo el tiempo libre del mundo porque el COVID-19 ha obligado a suspender la prueba de acceso a la abogacía. “Estoy en un limbo laboral porque terminé la carrera de Derecho, hice un máster y el 28 de marzo me iba a presentar a la prueba que te exigen para poder colegiarte, pero al cancelarse, no puedo ejercer como letrada”, resume con un nudo en la garganta esta dulce joven coruñesa, de 23 años.
Inés siente impotencia porque ni a ella ni a sus compañeros de carrera les han informado de cuánto tiempo durará este aplazamiento: “La prueba de acceso a la abogacía es un mero trámite, solo tenía que hacer un examen tipo test, pero al no saber cuándo se celebrará vivo con un desconcierto total porque no puedo trabajar y hasta para optar a becas te exigen estar colegiado”. En el mismo limbo laboral que esta veinteañera se encuentran 6.780 letrados que no podrán ejercer hasta que el Ministerio de Justicia establezca nueva fecha para el test de marras.
La teleoposición: ¿el futuro?
El COVID-19 ha evidenciado que la logística del modelo actual de oposición no sirve para afrontar una contingencia sanitaria que ya supera los 5.000 contagios y el centenar de fallecidos. También ha despertado voces críticas desde los centros de preparación contra el modelo tradicional de oposición: examen presencial con aspirante en el pupitre.
Jonathan García, CEO de OpositaTest, plantea como alternativa de futuro la teleoposición: “Dar la opción de realizar las pruebas a distancia no solo evitaría las posibles cancelaciones por enfermedades, sino que también acabaría con uno de los impedimentos más importantes a los que se enfrentan los opositores, como son los desplazamientos”. La digitalización del proceso examinador también permitiría acortar los plazos para dar a conocer las notas de los aspirantes. “De este modo se acabaría con la inquietud de los días posteriores a la prueba”, razona García.
La alternativa de la teleoposición se sumaría a una realidad que ya existe desde hace años en academias de todo el país: la preparación de oposiciones a distancia. Valga como ejemplo de ello OpositaTest y Campus Training, ambas cuentan con métodos de estudio ‘e-learning’ que son accesibles para los opositores las 24 horas del día, todo el año. A través de un ordenador, una tablet o un teléfono móvil, pueden acceder a una plataforma virtual para descargarse material didáctico, talleres prácticos, exámenes o trasladar una duda a un profesor.
Rosa Robledano, portavoz de la Federación de Empleados de los Servicios Públicos de UGT en Madrid, argumenta su rechazo a los exámenes telemáticos de forma concisa: “El modelo presencial facilita que todas las personas que reúnan las condiciones que se exigen para las diferentes categorías puedan presentarse, en igualdad de condiciones, ya que todas no tienen la misma facilidad para utilizar otros métodos, lo que las excluiría aunque tuviesen la formación necesaria”.
Prohibidos los reconocimientos médicos
Todos los opositores consultados por EL ESPAÑOL entienden que el aplazamiento de sus exámenes es necesario, aunque no pueden evitar sentimientos de indignación, frustración y preocupación al ver pospuestos sus exámenes de manera indefinida mientras no remitan los estragos de la pandemia. Además, los que están en paro no pueden buscar trabajo porque tras haberse decretado el estado de alarma se recomienda el confinamiento domiciliario y las empresas no buscan mano de obra. “Esto es un trastorno total para los opositores, pero desde UGT no hemos presionado a las administraciones porque debe primar la salud”, sentencia tajante la sindicalista Rosa Robledano.
En la Comunidad de Madrid hay 25.000 aspirantes que se han quedado sin opositar a 14.000 plazas de todos los servicios públicos y departamentos autonómicos. El nivel de preocupación de las autoridades sanitarias españolas para contener la pandemia es de tal calibre que se han suspendido hasta los reconocimientos médicos y las analíticas que se iban a realizar a 975 aspirantes a ayudantes de Instituciones Penitenciarias.
Las últimas comunidades en aplazar oposiciones han sido Andalucía (2.056 aspirantes), Islas Baleares (4.541), La Rioja (371) y Aragón (411). La escabechina ha afectado a procesos para ingenieros industriales, técnico superior en higiene bucodental, ingenieros agrónomos, el cuerpo de gestión...
Por el momento, al efecto dominó de suspensión de procesos de selección laboral solo resisten autonomías como Canarias. No obstante, un sudor frío ya recorre la mente de los opositores canarios porque desde el Ejecutivo avanzan a este diario que “nos hemos dado una semana para tomar decisiones”. Los opositores de Castilla y León directamente están rezando para que la pandemia esté contenida antes del 20 de junio: en esa fecha arranca la convocatoria de 1.401 plazas de Educación Secundaria, Formación Profesional, Música y Artes Escénicas. La última palabra la tendrá el COVID-19: un patógeno de 0,000125 milímetros que lo ha puesto todo patas arriba.