Una instrucción interna remitida por correo electrónico la semana pasada prohíbe a los agentes de la Guardia Civil catalogar como un "accidente" laboral la baja de un compañero del cuerpo cuando cae infectado por coronavirus.
La directriz fue enviada a una de las comandancias del cuerpo. En la orden, a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, el coronel jefe del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales indica que en su departamento se están recibiendo multitud de "consultas procedentes de los diversos órganos de prevención relativas a la forma de proceder" en caso de que un agente dé positivo en Covid-19.
En esas consultas, muchos agentes preguntaban si cuando un compañero cae enfermo por el virus que ha provocado la pandemia, su baja debía recogerse en los servicios informáticos del cuerpo como un incidente en acto de servicio, es decir, como una baja por accidente laboral.
Tras recibir estas informaciones, los servicios de prevención se pusieron a indagar, y advirtieron que muchos de los miembros de la Benemérita ya habían empezado a anotar las bajas de sus colegas en los informes sobre siniestralidad laboral.
Al percatarse de esto, en esa directriz se remarca con claridad que "no se deberá grabar un hecho relativo a siniestralidad de la Guardia Civil", cuando un agente quede infectado por el Covid-19.
La justificación
Los agentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado llevan semanas en primera línea de batalla, previniendo y vigilando las calles para preservar a rajatabla el confinamiento de la población y evitar que los ciudadanos eludan las medidas de seguridad establecidas por el estado de alarma. Junto con el personal sanitario, son ellos quienes más se exponen, y quienes siguen realizando sus labores igual que siempre, en contacto directo con la población.
Pese a ello, la circular interna a la que ha accedido este periódico argumenta que esas circunstancias no son suficientes para catalogar un contagio por coronavirus como un accidente laboral. "Las especiales características del virus y su forma de propagación y contagio hacen muy difícil determinar, cuándo y cómo se ha producido el contagio en aquellas personas a las que se les ha diagnosticado un positivo confirmado, no pudiéndose determinar si el mismo ha sido relacionado con la prestación del servicio".
"En la actual situación de emergencia sanitaria", prosigue la ordenanza interna, "toda la población en general, incluidos guardias civiles, está expuesta a un nuevo tipo de virus de la familia Coronaviridae, denominado Covid-19".
La contestación por correo electrónico incluye otro mandato: "Eliminar todos aquellos que se hayan podido grabar hasta la fecha" en los servicios informáticos de la Guardia Civil, el llamado SIGO (abreviatura de Sistema Integrado de Gestión Operativa, Análisis y Seguridad Ciudadana).
Miles de contagiados
Ni siquiera los cuerpos policiales se libran de la crisis sanitaria. A causa del Covid-19 ya han fallecido seis guardias civiles (cuatro de ellos en activo), dos policías nacionales, un mosso d'Esquadra, un militar del Ejército del Aire, y un policía municipal de Madrid.
Según fuentes de Interior, ya hay 502 policías nacionales contagiados, 543 agentes de la Benemérita, 87 efectivos de la Ertzaintza, 109 mossos d'Esquadra, 24 agentes de la Policía Foral de Navarra y 438 policías locales. En las Fuerzas Armadas hay son 230 militares los afectados. Es decir, oficialmente más de 2.000 contagios.
Estas cifras, sin embargo, contrastan con las que las agrupaciones sindicales manejan al consultar con sus delegados en toda España. Mientras la Confederación Española de la Policía (CEP) estima que hay unos 4.000 agentes infectados, las estimaciones de la Unión Federal de la Policía (UFP) aseguran que puede haber más de 9.000 en todos los cuerpos.
Antonio Suárez-Valdés, cuyo despacho viene confeccionando una denuncia contra el ministro Marlaska y la directora general de la Guardia Civil por los presuntos delitos contra la seguridad de sus trabajadores y homicidio imprudente, explica cómo agentes de toda España le hacen llegar las dificultades que están teniendo a la hora de desempeñar su trabajo.
"Primero se obligó a los agentes a patrullar sin dotarles de mascarillas, ni guantes, luego se prohibió a los agentes el uso de mascarillas, amenazando a aquellos que llevaban al trabajo las suyas propias, ante la falta de dotación de las mismas por Interior", señala.