En la “guerra” (término acuñado por el presidente Pedro Sánchez) que España libra contra el coronavirus han caído ya muchos más españoles de los admitidos oficialmente. Según una estimación muy precisa realizada por Inverence, empresa española especializada en bigdata, los fallecidos hasta este 14 de abril son 27.500 y no los 18.056 muertos registrados en la contabilidad oficial.
La diferencia, pues, entre el cálculo realista de Inverence y los datos ofrecidos por el Ministerio de Sanidad es notabilísima: más de un 50%; concretamente, el 53%. El luto nacional es en realidad muy superior al admitido oficialmente.
El estudio, actualizado hasta este martes, se asienta sobre tres registros: 1) la mortalidad esperada, de acuerdo con el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MOMO), gestionado por el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III; 2) los datos oficiales de los muertos por Covid-19 y 3) los decesos que se han producido en España, según la información enviada por los registros civiles provinciales. La gráfica azul de los muertos reales (los llamados fallecidos observados) está muy por encima de la dibujada sumando los fallecimientos previstos, en rojo, más los muertos oficiales que ofrece el Ministerio de Sanidad, en la línea verde.
Ergo, la única explicación es que se está produciendo un error de grandes dimensiones en la contabilidad y que la letalidad del virus asesino es muy superior a la reconocida. Según José Almagro, director de Inverence, tener acceso a todos los datos oficiales hace que la proyección de la cifra de muertos que hacen se aproxime dolorosamente a la realidad.
Madrid lidera el ranking
Como decíamos más arriba, los muertos por el coronavirus hasta la mañana del martes serían unos 27.500 y no los 18.056 del registrador oficial de Sanidad. A estos habría que añadir los que se contabilicen tras el parte de decesos de este miércoles. La disparidad entre ambas contabilidades se acentúa en unas comunidades respecto a otras. Como se ve en la tabla que acompaña a esta información, hay comunidades que han registrado muchísimos más muertos por coronavirus que los adjudicados.
Este ranking estaría liderado por Madrid, con 3.241 muertos más de los reconocidos por Covid-19, seguida por Castilla-La Mancha, con 2.625, y Castilla y León, con 1.631. Siempre, hasta este momento. Porque sigue habiendo y habrá más fallecidos. Un caso extraño en esta contabilidad disparatadamente inexacta es el de Cataluña.
Según el estudio de Inverence, en la autonomía catalana existe gran aproximación entre los muertos reales por coronavirus y los oficiales. Sin embargo, según se ha sabido, el desfase podría ser en realidad mayor puesto que los datos ofrecidos por la Generalitat sólo reflejan las muertes producidas en centros hospitalarios, obviando las de geriátricos y domicilios, lo que aumentaría la cifra notablemente.
En porcentajes, las comunidades con más muertes inexplicables –y, por tanto, solo atribuibles al coronavirus-, son Castilla-La Mancha, con un 153%; también un 153% en Asturias; el 126% en Castilla y León o un 111% en Navarra. Los excesos más moderados los tendrían País Vasco, Cantabria, Murcia, La Rioja y Galicia, además del caso señalado de Cataluña.
Con las cifras oficiales de decesos, España lidera ya el ranking mundial de muertos por coronavirus: 387 por millón de habitantes. Por encima de Italia, debido a que la población de este país es muy superior a la de España. Italia supera los 20.000 muertos (exactamente 21.067 hasta el martes), pero tiene 60,36 millones de habitantes por los 46,9 millones de España.
Italia está ahora en 338 muertes por millón. En este momento, EEUU tiene 72,3. Hay que tener en cuenta que Estados Unidos, por su tamaño, va a tener un desarrollo más lento. Por tanto, las cifras finales se acercarán más a las España e Italia cuando acabe su crisis en cuanto a muertes por millón de habitantes.
La incidencia de muertos por millón de habitantes es más escandalosa aún si aplicamos la contabilidad real de Inverence: los 27.500 muertos calculados situarían a España en 590 víctimas por millón de habitantes debido al coronavirus. La gran pregunta que la autoridad competente, en este caso, el ministro de Sanidad, Salvador Illa Roca, tendrá que contestar superada la crisis es la razón o razones que explicarían tal incidencia desaforada en nuestro país.
Habrá muchas explicaciones, exculpatorias por parte del Gobierno e inculpatorias para los partidos de la oposición, pero los datos son incuestionables, al igual que las consecuencias para decenas de miles de españoles con sus afligidas familias.
Los muertos reales: 35.000
¿Decenas de miles de muertos? Hasta que no acabe esta crisis sanitaria que ha tumbado a España, con crueles consecuencias económicas que perdurarán años, no sabremos ni los muertos oficiales del coronavirus ni, tampoco, la realidad no oficial. En una estimación moderada de Inverence, cuando desaparezca el coronavirus en España –se calcula que a finales de mayo o principios de junio- la cifra oficial de decesos que ofrecerá el Gobierno se aproximará a 23.000. Pero, desgraciadamente, serán aún más: probablemente los muertos reales en nuestro país llegarán a 35.000.
De acertar en ambos pronósticos, la contabilidad según el sistema oficial (23.000) y la proyección real de Inverence (35.000), hace que cuando finalice la guerra de España contra el coronavirus –siempre según expresión de Pedro Sánchez-, nuestro país establecerá, en cualquiera de los dos casos, un registro pavoroso: 486 muertos por millón de habitantes (con los datos del Gobierno) y 744 muertos por millón (con la proyección definitiva del grupo de matemáticos).
Esta es la realidad de la batalla desigual de España contra el Covid-19: desigual, porque la letalidad del virus ha sido inesperada para los epidemiólogos y, también, según expertos que se han pronunciado, más allá de opiniones partidistas, porque este Gobierno reaccionó tarde y mal.
También quedará en cuestión un falso principio establecido como axioma: la sanidad española no es la mejor del mundo, como siempre se ha dicho. ¿Por falta de inversión o por modelo de organización? Este ha de ser un motivo para el análisis y la revisión, además de aclarar las responsabilidades políticas. El único comportamiento incuestionable en esta crisis es la entrega y profesionalidad de los sanitarios españoles, calificada justamente como heroica.