Así cayó Irago, el narco huido de la Justicia que pasó cinco años escondido en Vilanova de Arousa
Agentes del grupo de Fugitivos de la Policía Nacional relatan a EL ESPAÑOL las pesquisas para localizarle tras fugarse para no entrar en prisión.
15 junio, 2020 02:47Noticias relacionadas
A Joaquín Irago Redondo le delató de forma involuntaria su mujer. Era ella la que iba a buscarle las medicinas que necesitaba mientras permanecía refugiado en su casa de Vilanova de Arousa (Pontevedra). El narcotraficante apenas había salido unas cuantas veces en los últimos años para que le atendiera el médico en un centro de salud de la localidad de las Rías Baixas.
Fue en los meses de confinamiento cuando la Policía Nacional localizó al fugitivo, uno de los delincuentes más buscados de España.
Hace más de una década, Irago se sentó en el banquillo de los acusados para responder ante el juez por traficar con cocaína y heroína. Entonces lo negó todo.
Fue condenado a seis años de cárcel por la Audiencia Provincial de Pontevedra, una pena que luego ratificó el Tribunal Supremo. Cuando en 2015 llegó la confirmación de la condena y era el momento de entrar en prisión, Irago se evaporó.
Aquel hombre desapareció sin dejar rastro durante meses que han terminado siendo años. Un lustro después se le ha localizado precisamente cerca de su localidad natal.
Buscando fugitivos
Jorge Garrigos es inspector Jefe del Grupo 2 de Fugitivos de la Unidad central de Droga y Crimen Organizado (UDYCO) de la Policía Nacional. Él y sus siete hombres se dedican a localizar a los hombres más buscados, a los fugitivos más relevantes, los más peligrosos, los que pueden provocar una mayor alarma social. Han sido ellos los encargados de encontrar a Irago.
Cada año llegan unas 15.000 requisitorias a los sistemas de señalamientos judiciales. Son avisos para localizar a personas con responsabilidades penales a las que no se las encuentra. El grupo de Garrigos accede a esa base de datos para realizar una especie de criba, seleccionando a aquellos que urge encontrar. Y uno de ellos era el fugado Irago.
La estrategia para abordar su localización era utilizar la técnica que ya emplearon en otras ocasiones. Es la técnica de los círculos concéntricos. "Primero nos centramos en la mujer, luego en los hijos, y más tarde ampliamos el círculo al resto de su entorno más cercano. Estuvimos viajando a Galicia en bastantes ocasiones para poder dar con él", dice el inspector jefe.
La idea era centrarse en las necesidades vitales del fugado. Si fuma, alguien tiene que ir al estanco; si enferma, alguien tiene que ir por él al médico; si necesita medicinas, han de acudir a la farmacia. Y fue de ese modo como dieron con él.
Desde el año 1992 y hasta su fuga había sido detenido cinco veces. Siempre por delitos relacionados con el narcotráfico en las costas gallegas. Siempre por resistencia y desobediencia a la autoridad.
También había cumplido condena en 2007 por un delito de salud pública por traficar con heroína. En 2010 llegó la acusación. Había sido identificado como uno de los proveedores de esa sustancia al poblado chabolista de O Vao, en la provincia de Pontevedra.
Grupo para fugitivos
Hace tres años que se creó una red nacional de responsables policiales en cada provincia que compaginan sus labores con las de apoyo al grupo de localización de fugitivos.
Si hay un lugar en el que tienen trabajo estos profesionales es en Latinoamérica: "El 70% o 80% se fugan de España y la mayoría se marchan para allá. Nos apoyamos mucho con las Policías latinoamericanas y también europeas". Por eso están constantemente viajando al otro lado del océano. Este grupo fue el que localizó hace ya dos años y medio a Carlos García Juliá, uno de los autores de la matanza de los abogados de Atocha en 1977.