El gestor del Rey emérito, Arturo Fasana, guarda unos ahorros de alrededor de 22 millones de francos suizos (más de 20 millones de euros al tipo de cambio actual) en el banco suizo Pictet, según el testimonio que aportó a la Fiscalía suiza. Esta firma de banca privada de custodia está especializada en grandes patrimonios e instituciones y fue la elegida por el copropietario de Rhône Gestion S.A. para atesorar sus activos bancarios.
Fasana explicó al fiscal de Ginebra que suele trabajar con esta entidad, así como con Mirabaud (grupo financiero en la que estaba abierta la cuenta de la Fundación Lucum). Reconoció que tenía acordados con ellos "contratos de agentes comerciales que prevén retrocomisiones" para las operaciones que formaliza con ellas, informando siempre con carácter previo de ese cobro a sus clientes.
En el acta de la declaración de Fasana en Suiza, a la que ha tenido acceso este periódico, el gestor de Juan Carlos I contó que su exclusiva firma de gestión cuenta con unos 10 empleados. En ella trabaja desde 2007 su hijo, Yannick Fasana.
Según la biografía colgada en la web oficial de la firma, Yannick estudió periodismo antes de decantarse por las finanzas y habla con fluidez inglés y español. Siete años más tarde, en 2014, se incorporó a Rhône otro de sus tres hijos, Gregory Fasana, que también habla castellano.
Su padre explicó al fiscal de Ginebra Yves Bertossa que Rhône Gestion cuenta con unos 10 empleados y está especializada en asesorar a fortunas. La firma gestiona bienes de unos 400 patrimonios que son "principalmente clientes suizos y españoles".
Sin embargo, no cuenta con ningún agente comercial en España. "La mayoría de los nuevos clientes entran por el boca a boca", según dijo en la declaración recogida en el citado acta.
Así, nunca ha necesitado abrir una sede en Madrid o Barcelona. Su única oficina está ubicada en el Boulevard Georges-Favon de Ginebra, muy cerca del histórico teatro de conciertos Victoria Hall.
Investigado con Corinna y Canonica
Arturo Fasana está siendo investigado por la Fiscalía suiza junto con el abogado Dante Canonica y la antigua "amiga entrañable" de Don Juan Carlos, Corinna Larsen. Se les atribuye un posible delito de blanqueo agravado de capitales, penado con hasta cinco años de cárcel en el país helvético.
Los tres nombres están relacionados con la Fundación panameña Lucum en la que supuestamente el Rey emérito recibió una donación de Arabia Saudí próxima a los 65 millones de euros. Fasana figuraba como presidente de la Fundación y Canonica como secretario. El dinero de Lucum estaba en una cuenta bancaria de la entidad suiza Mirabaud y habría acabado en manos de Corinna antes de que la Fundación fuera disuelta.
Como avanzó este lunes EL ESPAÑOL, Dante Canónica declaró en Ginebra que Juan Carlos I pidió en una reunión en el Palacio de la Zarzuela que él -propietario de un prestigioso despacho de abogados- y el gestor de patrimonios Arturo Fasana le crearan "una estructura" en el país helvético para guardar lejos del fisco español esa donación.
Precisamente Mirabaud, banca privada que estaba dirigida por Antonio Palma, es una de las dos entidades con las que Fasana solía trabajar de forma habitual.
Según contó el gestor al fiscal en Ginebra, su firma tiene bajo gestión aproximadamente 1.000 millones (se entiende que de francos suizos) de activos. "La mayoría de los fondos se depositan en los bancos Pictet y Mirabaud", dijo, siempre según el acta de su declaración.
De acuerdo con el relato recogido de Fasana, su gestora tiene con esos establecimientos "contratos de agentes comerciales que prevén las retrocomisiones". Una fórmula de retribución de la que "los clientes son informados" cuando contratan sus servicios con la firma suiza.
Fasana explicó que los honorarios de gestión que recibe Rhône son "relativamente bajos, del orden del 0,4%".
El tipo de gestión de patrimonios en el que está especializada esta casa suiza es muy conservador, con un enfoque en "el medio o largo plazo" y buscando oportunidades en activos "de baja volatilidad", explica la firma de Fasana en la versión española de su página web.
Añade que el "enfoque tradicional" de la inversión y la "confianza" y "fidelidad" de su clientela son los elementos diferenciales de su asesoramiento exclusivo.
Hagger, socio de Fasana
Rhône Gestion fue fundada en 1983 (según la declaración; 1984, según la página web) y desde su nacimiento ha estado vinculada a la figura de Fasana, aunque nunca ha sido el único propietario de la boutique financiera.
"Fue creada por el difunto Marcel Hagger con quien yo estaba trabajando en ese momento. Cuando se creó Rhône Gestion, él poseía el 60% de las acciones y yo el 40% restante. Unos 10 años más tarde, compré el 10% de sus acciones, así que éramos accionistas a partes iguales. A la muerte de Marcel Hagger, su hijo Bertrand se convirtió en accionista al 50%", narró Fasana en su declaración que la Justicia española llevaba tiempo deseosa de conocer.
Como socio de la firma, Bertrand Hagger estaría a cargo de la inspección que se está llevando a cabo conforme a la Ley de lucha contra el lavado de dinero (LBA por sus siglas en francés). "Es él quien se encarga de todo lo concerniente a la due diligence", afirmó Fasana.
"Me parece que esto ya era así en 2008. En general, hemos seguido los diversos cambios impuestos por el legislador", añadió.
De hecho explicó que Bertrand Hagger sigue anualmente cursos de formación en esta materia y su hijo Yannick Fasana también ha seguido algunas formaciones sobre prevención de blanqueo. En este punto, Arturo Fasana quiso recalcar que su firma está auditada en este tema por Mazars.
Esta compañía francesa tiene su sede en París, pero opera en varios países del mundo y está especializada en trabajos de auditoría y consultoría.
Rhône Gestion siempre se ha caracterizado por trabajar de una forma absolutamente discreta con sus clientes. Desde la firma de Fasana nunca se preguntaba por la procedencia del dinero que traían las fortunas.
Dado que buena parte del patrimonio que gestionaban era de ricos españoles, una parte de ese dinero afloró en España con la amnistía fiscal de Cristóbal Montoro. Aquella regularización tuvo lugar entre marzo y noviembre de 2012 y sacó a la luz rentas no declaradas de unos 31.500 evasores fiscales.
Fue en esas fechas (abril de 2012) en las que el Rey emérito sufrió una caída durante la cacería de Botsuana, un accidente en plena crisis económica y tras el cuál pidió perdón. Después de aquel episodio, Juan Carlos I decidió transferir sus fondos en la Fundación Lucum a Corinna consciente -como contó Canonica en la declaración adelantada por este periódico este 6 de julio- de que su cuenta en Ginebra "era una bomba de relojería".