La suma PP+Cs en País Vasco acabó en resta y el Partido Popular en Cataluña no quiere reeditar una fórmula fracasada. El presidente del PP catalán, Alejandro Fernández, aprovechó el almuerzo que Pablo Casado tuvo con los líderes regionales tras las elecciones gallegas y vascas para comunicarle que su preferencia es que Partido Popular y Ciudadanos compitan en las urnas, aprovechando la imparable tendencia descendiente del partido que lidera Inés Arrimadas.
El líder conservador catalán expuso ante Casado y el resto de líderes territoriales su propio análisis sobre por qué el Partido Popular obtendría mejores resultados en Cataluña yendo a las elecciones en solitario. Fernández se apoyó en encuestas publicadas que sitúan a los naranjas en trece escaños y a los conservadores en nueve. "Si vamos juntos, nos diluimos como un azucarillo", reflexionó.
La salida de Inés Arrimadas del tablero político catalán da también oxígeno a un Partido Popular en Cataluña que hoy apenas mantiene cuatro sillones en el Parlamento autonómico. "Subir de cuatro a nueve es una gran victoria si lo comparamos con que Ciudadanos bajará de 36 y se puede quedar en 13, solo cuatro por delante de nosotros", subrayó, según relatan a EL ESPAÑOL fuentes presentes en el encuentro.
Casado y el resto de compañeros escucharon la exposición de Fernández, que volvió de Madrid a Barcelona sin una respuesta definitiva por parte de la dirección nacional. El líder del PP aún tiene que valorar con su equipo los pros y contras de cerrar otra alianza electoral con el partido de Arrimadas en una tierra hostil como Cataluña, donde Ciudadanos consiguió ser la fuerza más votada en 2017 y el PP no tuvo ni grupo propio.
Efecto Arrimadas
La decisión de Arrimadas de abandonar Cataluña y hacer carrera política en Madrid provocó un efecto desmotivador entre los militantes constitucionalistas que matemáticamente se ha convertido en la gran oportunidad que tiene el Partido Popular para renacer.
Todas las encuestas vaticinan para Cs un desplome de apoyos en Cataluña de la misma envergadura que el que obtuvo Albert Rivera en las elecciones de noviembre, que bajó de los 57 a los 10 escaños. Génova es consciente de que este es el momento de reconquistar a miles de electores que se sienten huérfanos de un proyecto constitucionalista. Son cada vez más los ciudadanos catalanes que se han unido a ese sentimiento desde que Arrimadas consumó el giro a la izquierda de Cs y pactó prácticamente todas las medidas del Gobierno de Pedro Sánchez.
A pesar de la solicitud expresa del líder conservador territorial, la dirección nacional no tomará una decisión final hasta que el presidente de la Generalitat, Quim Torra, comunique oficialmente un adelanto electoral y anuncie la fecha de las elecciones. Lo más probable es que la cita con las urnas sea en octubre.
Jugar a perder
La experiencia electoral de unir el bloque constitucionalista en el País Vasco ha dejado un sabor muy amargo en el PP. Ahora, con la visión que da hablar con los resultados en la mano, cada vez son más los dirigentes que coinciden con el diagnóstico que hace Fernández: "Ciudadanos está buscando su sitio y alinearte a ellos es jugar a perder", reflexiona un destacado miembro del PP que apenas hace un mes veía en el pacto PP+Cs una fórmula ganadora.