El Partido Popular ha aprovechado la salida de Isabel García Tejerina de la vida política para recortar poder a la portavoz parlamentaria, Cayetana Álvarez de Toledo. El escaño que dejó la exministra de Agricultura lo ocupó Gabriel Elorriaga, uno de los asesores con más influencia en el gabinete del expresidente José María Aznar.
La dirección nacional del partido aprovechó la situación para obligar a Elorriaga a dejar el cargo de la asesoría jurídica del grupo parlamentario, con el argumento de que los dos cargos son incompatibles.
Elorriaga era la mano derecha de la portavoz Cayetana Álvarez de Toledo en el Congreso. La jefatura de la asesoría jurídica en el Congreso de los Diputados no suele ser un puesto que trascienda a los medios de comunicación, pero es una pieza clave para engrasar el trabajo que desarrolla el Grupo Parlamentario y, por lo tanto, de gran peso interno.
En el entorno de Álvarez de Toledo nadie esperaba este cambio "obligado" de Elorriaga, "sobre todo porque no dejan a Cayetana elegir a su sustituto, a su número dos, que siempre debe ser alguien de tu máxima confianza".
La persona que acompañará a partir del nuevo período de sesiones a la portavoz es José Sánchez Arce, un periodista especializado en economía que saltó a la actividad pública como asesor en el gabinete del presidente Mariano Rajoy. En la última etapa del Gobierno del PP estuvo en el ministerio de Defensa con María Dolores de Cospedal. Tras el triunfo de la moción de censura se fue como director adjunto a una consultora de comunicación y, de ahí, a Ferrovial. Cuando Pablo Casado ganó las primarias, volvió a Génova un año y medio después de haberse ido. Hasta ahora, ocupaba el puesto de director adjunto del gabinete del presidente del PP.
¿Incompatibilidad?
Este cambio ha provocado un auténtico terremoto en el seno del partido. La dirección nacional se ampara en el artículo 8 de los estatutos internos para justificar que no se puede compatibilizar ambos cargos y minimiza el impacto del cambio.
Desde el entorno de Cayetana esgrimen que es puesto que "perfectamente se puede compatibilizar con el acta de diputado", y como ejemplo ponen a la diputada Beatriz Rodríguez-Salmones, que ocupó los dos puestos sin necesidad de renunciar a ninguno.
Cayetana y Elorriaga son compañeros y amigos de la época de la Fundación Faes. El relevo del que era el número dos de la portavoz del Grupo Parlamentario ha sido entendido en todos los estamentos del partido como un "golpe de poder" del secretario general del PP, Teodoro García Egea, que ha colocado a uno de sus peones en el grupo para "tenerlo bajo control", a modo de espía.
En Génova avalan el nombramiento con que es una fórmula para engrasar la actividad entre el grupo parlamentario y la dirección nacional del partido, que en alguna ocasión han desarrollado estrategias distintas. Los afines a Álvarez de Toledo insisten en que es "un golpe de autoridad de Teodoro para recortarle poder y enseñarle la puerta de salida", e insisten en que si Elorriaga no podía compatibilizar los dos cargos, "al menos le hubieran dejado nombrar a una persona de su confianza".
La relación entre la portavoz parlamentaria del PP y el secretario general del partido son correctas, pero ninguno disimula la falta de sintonía. Cayetana forma parte del ala considerada dura de un PP que ahora quiere transmitir imagen de moderación, sobre todo empujado por los barones territoriales con más peso. En esta nueva estrategia aceptada por Génova, las voces más contundentes como la de Álvarez de Toledo están cuestionadas.
La corriente interna que pide un cambio en la portavocía a favor de personas con un talante más moderado, como la expresidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, o la exalcaldesa de Logroño, Cuca Gamarra, es cada vez más numerosa. Sin embargo, la salida de Cayetana no está encima de la mesa. "Se mantendrá en la portavocía mientras ella quiera, Pablo no la va a quitar", coinciden fuentes de las dos vertientes. La intención de la portavoz es mantenerse en el cargo... de momento.