Tras suspender sus vacaciones en Asturias y regresar a su casa en Galapagar, Pablo Iglesias e Irene Montero se han topado en la entrada de su vivienda con una nueva protesta en forma de sonora y multitudinaria cacerolada, algo ya habitual en esa explanada en los últimos meses.
Esta vez, sin embargo, contaban con una novedad: un peculiar y nutrido grupo ha acudido hasta allí en su apoyo.
"Irene y Pablo, fuerza, no os dejaremos solos", rezaba uno de los carteles que exhibían los manifestantes que acudieron en rescate de los dirigentes de Unidas Podemos.
De ese modo, en la tarde de este pasado jueves pudo percibirse en las inmediaciones de la urbanización de La Navata, donde se encuentra el chalet, dos grupos confrontados: uno, el habitual, pertrechado con cacerolas, cucharas y banderas de España, y el otro ondeando pancartas y cartulinas con mensajes para solidarizarse con los líderes de la formación morada.
Algunos de estos últimos lucían, incluso, caretas hechas con las caras de Pablo e Irene. Intentando minimizar o eclipsar el sonido de las cacerolas, quienes se acercaron para apoyar al vicepresidente y a la ministra pusieron música a todo volumen.
Una de las integrantes de esa cuadrilla se contoneaba de un lado para otro ante los protagonistas de la cacerolada ocultando su cara con una careta con el rostro de Pablo Iglesias. No tuvieron éxito en su empresa. El bullicio fue todavía mayor.
La decisión de Pablo Iglesias e Irene Montero de regresar de sus vacaciones en Asturias antes de lo previsto debido al acoso que estaban sufriendo sigue dando que hablar.
Iglesias denunció en un hilo de Twitter hace unos días lo que está haciendo con su familia "la extrema derecha", y varios integrantes y ex integrantes de Podemos han salido en su apoyo.