El congreso regional del PP de Madrid no se celebrará hasta 2021, pero el encumbramiento de José Luis Martínez-Almeida como 'número tres' del PP ha disparado todas las alarmas sobre el liderazgo natural de un partido huérfano de jefatura. Pío García-Escudero es, desde que Cristina Cifuentes se vio obligada a dimitir, el presidente del Partido Popular en Madrid, el feudo más importante para los conservadores, "la casa" de Pablo Casado.
En la casa del PP madrileño ya están haciendo las primeras quinielas sobre quién será el futuro presidente del partido a nivel regional. Todas las fuentes consultadas coinciden en que no será un congreso "a cara de perro", que será Casado el que señalará al candidato. De momento, se descarta la candidatura de Almeida y se apuesta porque alguien "de consenso. Nunca el alcalde de Madrid ha sido el presidente del partido", reflexiona un veterano dirigente miembro del partido.
"Casado se tomará su tiempo... aún hay otras renovaciones territoriales que hacer. Esta será la última porque el partido funciona con personas de su máxima confianza. Buscará a alguien sin responsabilidades institucionales", medita alguien del entorno próximo de Casado. "Ayuso es amiga personal y Pablo jamás haría un movimiento que le perjudicara", añaden para rebajar las especulaciones sobre Almeida. "Hay que aprender de los errores del pasado. Aunque el clima entre Cibeles y Sol es muy bueno, reproducir una rivalidad como alguna que hubo en el pasado sería un error", analizan desde el entorno del alcalde para dar por descartada su candidatura.
Ana Camins
La líder de consenso sin responsabilidades ejecutivas que gana más enteros en el PP de Madrid a día de hoy es Ana Camins, actual 'número dos' de García Escudero en el partido. Nacida en Madrid en 1979, esta diputada autonómica y senadora es amiga personal de Pablo Casado. En su juventud, fue secretaria general de Nuevas Generaciones de Madrid con él de presidente. "Camins es la comisaria de Génova en el PP madrileño, la solución intermedia entre Ayuso y Almeida", destacan fuentes internas del partido.
El nombramiento de García Escudero siempre se enmarcó dentro de un período de transición hasta que emergiera el nuevo líder natural en un partido donde Cifuentes tenía un control férreo sobre su estructura. Aquello fue en mayo de 2018, dos meses antes de que Pablo Casado ganara las primarias a Soraya Sáenz de Santamaría y se convirtiera en el nuevo presidente del PP. El primer gran obstáculo que tuvo que superar era elegir a las dos personas a las que encargaría dos importantísimos retos: retener la comunidad y recuperar la alcaldía de Madrid.
Lealtad
Casado premió la lealtad de Isabel Díaz Ayuso, una de las pocas y primeras afiliadas que apostó por su candidatura a liderar el partido. Para la Alcaldía de Madrid buscó perfiles de distinto calado: quería tanto a Sáenz de Santamaría como a María San Gil o Javier Maroto. Tiró por la calle del medio y dejó a José Luis Martínez-Almeida, el eterno hombre en la sombra de Esperanza Aguirre, una persona disciplinada como abogado del Estado que es y fiel al partido.
Almeida consiguió el imposible que le encargó Casado: echar a Manuela Carmena del Palacio de Cibeles y convertirse en el nuevo alcalde de Madrid. Su brillante y ágil gestión en la crisis del covid le ha convertido en uno de los líderes más respetados a nivel nacional. Tanto, que esta semana Casado lo ha elevado hasta el tercer escalafón de la estructura del partido designándole portavoz nacional, por encima de los seis vicesecretarios nacionales.
La tradición marca que el presidente de la Comunidad es el líder del PP en Madrid, pero poca gente en el partido apuesta ahora por esta vía. La idea de volver a una bicefalia, que el partido y la región no estén dirigidos por la misma persona, es una corriente compartida cada vez por más militantes. El ascenso a los cielos de Almeida corrobora que encontrar una vía de consenso es la mejor fórmula para no perjudicar ni a la presidenta de Madrid ni al alcalde de la capital.